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Violencia, sexo, alcohol y mucha acción para los piratas de 'Black Sails'

MARÍA JOSÉ ARIAS

 

Violentos, malhablados y traicioneros. Así son los piratas de Black Sails, serie producida por Michael Bay (Pearl Harbor) para la cadena estadounidense Starz que este lunes (a partir de las 22.30 horas) desembarcará en España de la mano de TNT. Black Sails se remonta dos décadas atrás en el tiempo con respecto a lo narrado por Robert Louis Stevenson en La isla del tesoro para contar la historia del Capitán Flint (Toby Stephens), de cómo John Silver el Largo se cruzó en su camino y de su obsesión por dar con el paradero de un barco español con un valioso cargamento que haría que él y toda su tripulación pasasen de piratas a 'respetables' acomodados en tierra firme.

Compuesta en su primera temporada por sólo ocho episodios, esta nueva ficción de factura estadounidense descubre sus cartas desde el piloto. El resultado es un primer episodio prometedor cargado de aventuras, acción, violencia, lenguaje malsonante y sexo, mucho sexo, de todas las tendencias. Una promesa la del piloto que se confirma en el segundo a tenor por lo mostrado a los medios por TNT en España. Los protagonistas de Black Sails son piratas y se comportan como lo que son. Nada que ver con la imagen algo edulcorada del Capitán Garfio o el más reciente Jack Sparrow. Un abordaje de los personajes, el realizado por Robert Levine y Jonathan E. Steinberg (creadores de la serie), que se aleja del idealismo y el heroísmo sin que por eso deje de haber algunos que resulten más simpáticos o atrayentes que otros.

Los protagonistas de la serie producida por Michael Bay -cuya mano y su afición por las grandes producciones se deja notar en todo momento- son corsarios como los que describen las páginas de las novelas del género. Sucios, obsesionados con el oro, sin honor (la mayoría de ellos), aficionados al alcohol y a las mujeres en cantidades ingentes y poco de fiar. Los peores compañeros de viaje, pero personajes muy ricos para trabajar con ellos en una ficción televisiva. De ahí que la serie haya cuajado al otro lado del charco hasta el punto de que Starz la ha renovado por una segunda temporada.

Black Sails está ambientada en el año 1715, una buena época para los piratas del Caribe. El problema es que la armada británica se ha cansado de los ataques y empieza a surcar los mares para poner fin a un tiempo de caos, pillaje y violencia en aguas caribeñas. En medio de este fin de una época se encuentran el Capitán Flint y su tripulación, además de los habitantes de la isla de Nueva Providencia, un puerto en el que la familia Guthrie se ha hecho fuerte convirtiéndose en el intermediario perfecto para dar salida a la mercancía pirata. Ellos, con la hija del jefe, Eleanor (Hannah New, El tiempo entre costuras), a la cabeza se encargarán de vender esos productos obtenidos de manera ilegal haciéndolos pasar por legales.

Flint y Eleonor tienen algo en común: quieren que sus vidas no vayan a peor. Él sueña con ese tesoro que le haga abandonar la vida pirata y asentarse en tierra firme. Ella, con no perder el status quo de su familia y seguir abriéndose hueco en un mundo de hombres. Un tesoro, el que supuestamente navegaba en las bodegas del galeón español Urca de Lima, es la respuesta a sus deseos. Los acontecimientos de los dos primeros episodios harán que surja entre ellos una necesaria unión para conseguir sus objetivos. Otro de los personajes más interesantes de Black Sails es el de John Silver (Luke Arnold), quien aparece en La isla del tesoro y que convertirá en una fuente de problemas para Flint. Para empezar, ha sido él quien, mediante una sucia artimaña y un asesinato, se ha convertido en la mejor y única baza del capitán para dar con el Urca de Lima. El mapa del tesoro está es su poder.

Black Sails tiene mucho de personajes trabajados y cuidados en busca del atractivo de una profesión, la de pirata, que siempre ha tenido su encanto para el público. Pero no es sólo eso. Otro de sus puntos de interés es la trama de esa búsqueda del tesoro y el todo vale para conseguirlo y las extrañas alianzas que eso provoca. Todo, unido a una acción trepidante en base a una temática propicia para ello.

El abordaje con el que arranca la serie que este lunes estrena TNT poco o nada tiene que envidiar a los vistos en el cine. Es sabido la violencia con la que actuaban los piratas, su afición a los cañones y espadas y su tendencia a buscar problemas en tierra firme entre jarras de alcohol y prostitutas. De ahí que a la serie producida por Michael Bay no le falten alicientes para alimentar un ritmo trepidante sin que por ello se olvide de las intrigas políticas, comerciales, pero también amorosas. Que de eso también hay.

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