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Zapatero descarta de plano una recesión

El presidente no ofrece recetas nuevas contra la crisis, pero promete en el Congreso 'proteger' a los más débiles de una 'coyuntura claramente adversa'

B. CARREÑO

Penitencia sin contricción. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, asumió ayer en el Congreso la responsabilidad del Gobierno en paliar las consecuencias de la “adversa” situación económica, aunque apuntó a “causas externas” como las principales culpables de la actual “coyuntura”.

Zapatero intentó formular un discurso de aparente equilibrio en el que alternó la comprensión por los “difíciles momentos que viven las familias” con una llamada a la calma ante la marcha de la economía en los próximos meses.

Así, el presidente dijo que espera una “mayor debilidad” económica en los próximos meses, pero descartó tajantemente cualquier posibilidad de recesión (es decir, tasas de crecimiento negativas durante dos o más trimestres consecutivos).

A su juicio, la economía creció alrededor del 2% en el segundo trimestre, frente al crecimiento del 2,7% de los tres primeros meses del año. Así, el PIB prácticamente se habría estancado de un trimestre a otro ya que su evolución estaría por debajo del 0,3%.

La comparecencia del presidente, que estuvo forzada por todos los grupos de la oposición aunque se formuló oficialmente como “a petición propia”, estuvo cargada de un rosario penitente de malas cifras y datos económicos sin aportar medidas diferentes a las ya anunciadas para hacer frente a la crisis.

El presidente recordó que el Gobierno ha aprobado desde el inicio de la legislatura hasta 47 medidas para hacer frente a “las dificultades”, que dijo han movilizado 65.000 millones de euros. De hecho, según el PSOE, las medidas adoptadas por el Gobierno español son las de mayor “calado” de toda la UE, aunque los partidos de la oposición creen que son insuficientes.
Durante sus intervenciones, Zapatero se escudó en que la subida de los precios del crudo y de las materias primas, que ha generado elevadas altas tasas de inflación, no depende del Gobierno y afecta a todos los países por igual.

También recordó que España tiene las manos atadas en materia de política monetaria aunque el Gobierno va a ayudar a las familias a hacer frente a su pérdida de renta disponible gracias a la medida de los 400 euros.

Gestión socialdemócrata

Buena parte de la intervención del presidente se centró en garantizar el cumplimiento de sus compromisos en material social. Zapatero se comprometió a gestionar la crisis con principios socialdemocrátas, es decir, utilizando el margen del superávit “para proteger a los que se encuentren en una peor situación”.

En este sentido, Zapatero insistió en que se reforzará la política de prestaciones sociales, mediante la elevación de las pensiones mínimas y del Salario Mínimo Interprofesional, el mantenimiento de la protección por desempleo y el incremento de las becas.

Además, insistió en que no se tomará ninguna decisión en esta legislatura sin lograr el consenso con patronal y sindicatos y recordó que el diálogo social será uno de los principales instrumentos para cambiar el patrón de crecimiento. También aseguró que tomará en consideración e incorporará aquellas propuestas económicas de los partidos de la oposición que puedan ser útiles.

Las muchas maneras de no decir crisis

El presidente evitó en todo momento usar la palabra crisis para referirse a la actual situación económica. Para ello, exhibió un arsenal de eufemismos. He aquí algunos de ellos: “Situación ciertamente difícil y complicada”; “condiciones adversas”; “una coyuntura económica claramente adversa”; “brusca desaceleración”; “deterioro del contexto económico”; “ajuste”; “empeoramiento”; “escenario de crecimiento debilitado”; “periodo de serias dificultades”; “debilidad del crecimiento económico”; “difícil momento coyuntural”; “empobrecimiento del conjunto de la sociedad”; “gravedad de la situación”; o “las cosas van claramente menos bien”. 

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