El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, volvió a evitar ayer pronunciarse claramente sobre el posible cierre de la central nuclear de Santa María de Garoña, sobre el que debe tomar una decisión antes del 5 de julio. Pero añadió elementos que abonan la tesis de que se decanta por el cierre de la planta en 2011, cuando cumple los 40 años de vida útil. 'Cuando llegamos a una central nuclear con cuatro décadas de vida, la norma ha sido que deje de funcionar, no digo que tenga que ser automáticamente. La excepción es la prórroga', declaró en una entrevista en la cadena de televisión Cuatro.

Pese a la calculada ambigüedad con la que aborda este asunto, Zapatero no mezcló esta vez los conceptos vida útil y vida de diseño. En su programa electoral de 2008, el PSOE se comprometía a cerrar las centrales nucleares 'de forma ordenada en el tiempo al final de su vida útil'. En este sentido, el presidente recordó que Garoña cumplirá su vida de diseño (40 años) en 2011, pero aseguró que 'la vida útil puede ser más o menos de 40 años'. En su informe sobre el reactor burgalés, el Consejo de Seguridad Nuclear apuntó que la vida útil de Garoña puede llegar, al menos, hasta 2019.

Zapatero, que ya habló de este tema la semana pasada en el Senado y el Congreso, fue más claro ayer contra la energía nuclear. Garoña, dijo, 'produce residuos y, si la prorrogamos, seguirá produciendo residuos y tendremos un problema, nosotros y la humanidad, todo el mundo'. Pero a continuación matizó: 'No se trata de renunciar a la energía nuclear'.

El presidente, además, dibujó un planeta en vías de desnuclearización. Así, aseveró que sólo hay una central en construcción en el mundo, en Finlandia. Sin embargo, empresas españolas participan en casi la mitad de los 50 reactores actualmente en obras.

No antes de 2011

Respecto del apoyo del ex presidente Felipe González a la continuidad de Garoña por otros diez años, Zapatero explicó que 'nunca se ven las cosas igual cuando se está en el Gobierno que fuera' y recordó que González impuso una moratoria nuclear y paró la construcción de varias centrales.

El ministro de Industria, Miguel Sebastián, aseguró también ayer que Garoña no se cerrará 'antes de dos años en ningún caso'. Y añadió que ello permitirá contar con ese espacio de tiempo para 'buscar una buena alternativa' que garantice el suministro energético y un futuro laboral para los afectados de la zona.