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Otro estudio confirma los daños genéticos en los trabajadores

Los resultados definitivos estarán listos a finales de 2011

MANUEL ANSEDE

El equipo de Gema Rodríguez-Trigo no es el único que está sacando a la luz los efectos sobre la salud humana de la catástrofe del Prestige. Otro grupo dirigido por la bióloga Blanca Laffon, de la Universidad de A Coruña, tomó durante el último invierno muestras de sangre de 80 pescadores y mariscadores que estuvieron implicados durante meses en las labores de limpieza del vertido. Los resultados de los análisis estarán listos a finales de 2011.

El objetivo de Laffon que ha sido llamada ahora por el Gobierno de Barack Obama como asesora en el desastre del Golfo de México y sus colegas es desvelar cómo ha evolucionado la salud de estos trabajadores en los últimos siete años. El equipo de la bióloga ya analizó en 2003, apenas cinco meses después del hundimiento del petrolero, la sangre de 180 personas implicadas en la retirada del chapapote. Todos, incluso los voluntarios que sólo participaron durante una semana, presentaban alteraciones leves en su ADN, que desaparecieron con el tiempo.

Las mariscadoras denuncian todavía eccemas en su piel por el chapapote

Sin embargo, un grupo de 60 pescadores y mariscadores, sin trabajo por la marea negra y contratados por la empresa pública Tragsa para limpiar durante meses el vertido, mostraban daños irreparables en sus genes. 'Estas alteraciones citogenéticas implican un mayor riesgo de desarrollar un cáncer, similar al que presentan los fumadores frente a los no fumadores, o al de la gente que come muchos alimentos ahumados o vive en ciudades muy contaminadas', explicaba ayer Laffon a Público.

Este invierno, su equipo ha recorrido la zona más afectada por el vertido para repetir los análisis de 2003, en un proyecto financiado por la Xunta de Galicia. Durante la recogida de muestras, los investigadores se encontraron a los pescadores 'más o menos tranquilos', aunque algunas mujeres notificaron una alteración de sus ciclos menstruales, achacable a los metales pesados y otros ingredientes del chapapote, que funcionan como disruptores endocrinos. En las cofradías de pescadores de Fisterra, Muxía y otros concellos de la región, los científicos también encontraron hombres con graves alteraciones respiratorias, imposibles de relacionar con el vertido al tratarse de grandes fumadores. Y algunas mariscadoras, expuestas durante meses al crudo, lamentaron que, desde la catástrofe, 'presentaban eccemas en la piel habitualmente'. Laffon es 'escéptica' a la hora de vincular estas dolencias con las 63.000 toneladas de fuel que mancharon la costa gallega.

'Hablamos de mayor riesgo de cáncer, no de que lo desarrollen'

El efecto más preocupante de su estudio es el mayor riesgo de padecer un tumor, pero Laffon lanza un mensaje tranquilizador: 'Hablamos de un mayor riesgo, no de que los pescadores vayan a desarrollarlo con seguridad'. La preocupación podría traducirse en más investigaciones. 'Las células que hemos analizado proceden de la sangre, es imposible saber si los daños en el ADN también estarán presentes en el riñón, en el pulmón o en otro órgano', explica.

Pese a que la catástrofe del Prestige se convirtió en munición política contra el Gobierno de José María Aznar y los partidos están esperando los resultados de los estudios de Rodríguez-Trigo y de Laffon, esta última niega presiones. 'Yo no he recibido la llamada de ningún político. Podemos pedir financiación a la Xunta o a un ministerio, pero no dependemos de sus decisiones', asegura la bióloga.

En la actualidad, Laffon trabaja junto a otros expertos internacionales bajo la coordinación del Instituto de Medicina de la Academia Nacional de Ciencias de EEUU para orientar la investigación de los efectos del vertido del Golfo de México en la salud de la población.

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