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Internet contamina más que la industria de aviación global

Para 2025 se prevé que las emisiones de carbono derivadas del uso de Internet sean el equivalente al cuarto país con mayor impacto medioambiental, solo por detrás de Estados Unidos, China e India.

Una persona con el móvil y el ordenador encendidos, en Madrid, en una imagen de archivo
Una persona con el móvil y el ordenador encendidos, en Madrid, en una imagen de archivo.- Jesús Hellín / EUROPA PRESS

"No pensamos en ello porque no vemos salir humo de los ordenadores, pero la huella de carbono de las tecnologías de la información es enorme y no deja de crecer", asegura el físico experto en sostenibilidad Mike Berners-Lee –hermano de Tim, uno de los creadores de Internet–, que investiga el impacto de Internet en el medioambiente en la Universidad de Lancaster (Reino Unido).

Su equipo publicó un informe el año pasado donde asegura que la Red es responsable de hasta el 20% de la emisión de gases de efecto invernadero: "Aunque estudios recientes sitúan ese porcentaje en entre un 1,8% y un 2,8%, subestiman la huella real de carbono al no tener en cuenta toda la industria detrás de la Red, desde fábricas a cadenas de suministro, extracción y transporte de piezas y dispositivos terminados", escriben los autores.

Es complicado tener datos exactos porque la infraestructura que hace posible Internet (centros de datos, cables, antenas y satélites) es gigantesca y con muchas ramificaciones. Son muchos desgloses que contribuyen al consumo energético... y a su impacto medioambiental. Según las estimaciones más conservadoras, estamos hablando de entre 25.000 y 35.000 toneladas de CO2 por día. Una cifra que, según Gartner, ha superado con creces a las emisiones de la industria de la aviación mundial. De acuerdo con el informe Internet Health Report de Mozilla, para 2025 Internet ensuciará la atmósfera tanto como el equivalente al cuarto país más contaminante del planeta (por detrás de Estados Unidos, China e India).

Nube de alto consumo

"Nos imaginamos que nuestros documentos, fotos y cuentas de usuario están en la nubes, en un lugar enorme y etéreo, blanco y esponjoso, allá en los cielos", nos dice Inés Bebea, ingeniera de telecomunicaciones y directora del proyecto educativo Ondula, especializado en alfabetización digital crítica. Pero nada más lejos de la realidad. "Internet es algo muy físico, integrado por miles de kilómetros de cables de cobre y fibra óptica que llevan la información de un lugar a otro, bajo el asfalto en las ciudades y bajo el océano cruzando de un continente a otro. Y todo lo que envías no se queda flotando en el aire: se guarda en enormes centros de datos en cuyo interior se encuentran pasillos y pasillos de armarios con ordenadores de gran capacidad", explica.

Así, para que tú y los otros 4.950 millones de internautas que hay en el mundo podamos mandar ese inocente email, descargar una foto o bucear en el buscador, existen gigantescos centros de datos –el más grande del mundo, perteneciente a China Mobile International, está en Hong Kong y mide 700.000 metros cuadrados– trabajando a pleno rendimiento las 24 horas del día, los siete días de la semana. Los servidores, en sí, ya consumen grandes cantidades de energía eléctrica. Por si fuera poco, precisan de potentes sistemas de refrigeración –responsables del consumo de más de un tercio de la electricidad de los centros de datos – y son productores de CO2 a gran escala.

Cuánto contaminas mientras navegas

Sabemos que, en media hora viendo un vídeo en Internet, dejas una huella de 1,6 kilos de carbono, según el último informe de The Shift Project. Eso significa que, si sumamos el total, el streaming audiovisual genera 300 millones de toneladas de CO2 al año en el mundo, de acuerdo con un estudio de Cisco. Por no hablar de los videojuegos, que dejaron 24 megatoneladas (millones de toneladas métricas) de dióxido de carbono en 2021, solo en Estados Unidos. O de la música que disfrutas en streaming: para hacerte una idea, el hit Despacito es culpable de una huella de carbono equivalente a la de Chad, Guinea-Bissau, Somalia, Sierra Leona y la República de África Central juntas en un año (250.000 toneladas de CO2), según un estudio reciente de la Universidad de East London y el proyecto Eureka de la Comisión Europea.

Como denuncia Kelly Widdicks, informática y miembro de PARIS-DE, un proyecto de investigación de la Universidad de Oxford y el Kings College de Londres sobre cómo construir un Internet más sostenible, "el impacto medioambiental de la grandes compañías tecnológicas ha aumentado con el tiempo. Podemos decir que a medida que crecen los beneficios económicos de una empresa digital, crecen sus emisiones. Y las previsiones son que la huella de carbono de Internet siga aumentando en los próximos años", nos dice.

Qué puedes hacer tú

La buena noticia es que, mientras los gigantes tecnológicos se mueven a remolque hacia fuentes de energía limpias para sus centros de datos, el usuario individual también puede actuar. En su libro How Bad Are Bananas: The Carbon Footprint of Everything, Mike Berners-Lee aconseja, por ejemplo, descargar tus canciones favoritas en vez de escucharlas online cada vez que te apetece. O limpiar el buzón de correo y eliminar el spam con frecuencia. "Sin los 62 billones de mensajes spam que se envían en todo el mundo al año, ahorraríamos 20 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera", asegura.

Si vas a enviar un archivo adjunto, mejor cuanto menos pese. También puedes desactivar la actualización automática de aplicaciones y los backups en la nube –que son responsables del 10% del consumo de datos de los smartphones–. Y alargar la vida de tus dispositivos electrónicos todo lo posible: si se te rompe el móvil, es mejor repararlo que comprarte otro. Según un estudio de la Universidad de Edimburgo, usar tu ordenador de sobremesa seis años en vez de cuatro puede ahorrar al medioambiente 190 kg de carbono.

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