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La misión imposible

El sucesor de Steve Jobs, Tim Cook,  está especializado en logística. La duda es si tendrá visión creativa

M. Á. C.

Ingeniero Industrial de 50 años, Tim Cook (Robertsdale, Alabama, 1960) llega a lo más alto de su carrera: ser presidente de Apple. Aunque no es un desconocido en el sector, es uno de esos hombres de trabajo gris pero esenciales para balancear las cuentas de la empresa. Nadie sabe, quizá sólo Steve Jobs, si tiene escondida una vena creativa que alimente de nuevas ideas a Apple.

Cook ha pasado por tres de las principales empresa tecnológicas. Primero trabajó en IBM durante 12 años. Después lo hizo en Compaq, cuando la compañía aún no pertenecía a HP. En ambos casos, Cook llegó alto en el escalafón. Su espe-cialización en la gestión del proceso de fabricación y los stocks debió ser lo que convenció a Steve Jobs para contratarle en 1998 como director de operaciones de Apple.

En la biografía oficial de la compañía, explican que la misión de Cook era la de 'responsable de todas las ventas y operaciones mundiales de la compañía, incluida la gestión extremo a extremo de la cadena de suministro de Apple, las actividades de ventas y servicio y soporte en todos los mercados y países'. Los expertos aseguran que, desde ese puesto, tenía una visión inmejorable de la compañía.

Pero sus virtudes son también sus defectos. Un hombre de la logística puede congeniar muy bien con una mente creativa como la de Jobs. Uno sueña y el otro ajusta la altura del sueño. Aunque se asegura que el plan estratégico de la compañía para los próximos años ya estaba diseñado antes de la marcha de Jobs, es probable que, a medio plazo, la mente racional de Cook no baste para suplir el genio de Jobs.

Cook envió hoy un correo a los empleados de Apple destacando que la compañía 'no va a cambiar' y añadió: 'Steve construyó una empre-sa diferente a cualquier otra que exista en el mundo y vamos a permanecer fieles a eso. Está en nuestro ADN'.

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