Este artículo se publicó hace 15 años.
"Las propuestas de EEUU son poco ambiciosas"
Teresa Ribera, Secretaria de Estado de Cambio Climático
Aunque muchos de sus colegas creen que las negociaciones sobre el clima están en punto muerto, la principal negociadora del Gobierno español, en conversación telefónica desde Nueva York es optimista y espera una cascada de anuncios hasta Copenhague.
¿Están las negociaciones en un callejón sin salida?
En las últimas semanas hemos visto a Japón y Australia incrementar su compromiso de reducción de emisiones y, tanto China como India, parece que harán declaraciones públicas más significativas. Nos hemos movido en la buena dirección y en unas cuantas semanas se manejará un escenario diferente, aunque todavía seguimos en una situación de espera con respecto a EEUU.
No parece probable que Obama obtenga un consenso interno antes de diciembre. Su propuesta de emisiones se encuentra atascada en el Senado.
Probablemente la Administración Obama tenga fresco el recuerdo de lo que le pasó a [Bill] Clinton y a [Al] Gore cuando fueron a Kioto sin un respaldo de legislación doméstica y luego el Parlamento se negó a ratificar el tratado. Es paradójico pensar que 20 senadores tengan en sus manos cómo pueda ir el acuerdo de Copenhague. Con todo, que no tenga el aval del Senado no debería ser un impedimento. El texto ya pasó por la Cámara de Representantes y era parte del programa de Obama.
Es decir, que EEUU debería ser bastante más ambicioso.
De momento se debate que EEUU esté en condiciones de negociar un acuerdo global en Copenhague, lo que es bastante duro porque nos lo prometimos hace dos años. La cifra que ha propuesto Obama [una reducción del 17% de las emisiones en 2020] es más baja que la europea [del 20% o del 30% si hay un acuerdo internacional] y claramente menos ambiciosa de lo que le correspondería por capacidad tecnológica y financiera.
¿Decepciona que una potencia con tanta capacidad no se atreva a llegar más lejos?
Efectivamente. Es cierto que ellos tienen que romper la inercia y revertirla. Un país con una infraestructura eléctrica ineficiente, de los años 50 y 60, o donde llenar el depósito cuesta 25 dólares, es un país que tiene mucho recorrido. Las medidas anunciadas son poco ambiciosas y es una preocupación que compartimos los Gobiernos europeos, pero la ley de reducción de emisiones se puede complementar con una cooperación intensa en términos tecnológicos, financieros o contra la deforestación.
¿Podría retrasarse el acuerdo global hasta 2010?
No es realista. En Copenhague tiene que quedar el marco político muy bien definido y, a partir de ahí, producirse su desarrollo. Si no, podríamos desperdiciar un momento político muy significativo.
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