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Rusia regresa a su peor pesadilla

El país intenta superar su docena de fracasos pasados en Marte con la misión 'Fobos-Grunt'. Será la primera nave humana que traiga fragmentos de una luna marciana

NUÑO DOMÍNGUEZ

Rusia va a intentar cumplir un sueño nacido en la Unión Soviética: viajar con éxito a Fobos, la luna de Marte. La nave destinada a cumplirlo, Fobos-Grunt, que se lanza hoy, hará en realidad el más difícil todavía: posarse sobre Fobos, a más de 200 millones de kilómetros, y regresar a la Tierra con un puñado de tierra del satélite. Es una misión que ningún otro país ha logrado nunca y que muchos expertos miran con escepticismo.

El cohete Zenit en el que viaja la sonda tiene previsto su despegue desde el cosmódromo de Baikonur (Kazajistán) a las 9.16 de la noche, hora peninsular española. Si hay algún problema, los rusos podrán lanzar la misión hasta el próximo 25 de noviembre. A bordo del cohete también viaja el Yinghuo 1, que será la primera nave china que orbite Marte y tome mediciones sobre su atmósfera.

Fobos-Grunt ilustra la tormentosa relación que Rusia ha tenido con Marte. En la década de 1960, cuando la URSS lideraba la carrera espacial, aquel país fue el primero en lanzar sondas a Marte. Su primera nave, la Mars 1 M, inauguró una larga lista de una docena de artefactos fallidos que reventaban en el aire o perdían comunicación con la Tierra antes de haber llegado a las inmediaciones de Marte y Fobos, una roca gris unas 150 veces más pequeña que la Luna.

'Marte siempre ha sido un planeta hostil para Rusia', reconocía ayer Maxim Martinov, el diseñador jefe de Fobos-Grunt en declaraciones a Reuters.

La misión comenzó a pergeñarse en 1990, pero el derrumbe de la URSS y la crisis económica la dejaron en suspenso hasta 2005. Desde entonces ha sufrido dos retrasos, el más sonado en 2009, cuando el lanzamiento fue cancelado a última hora. Si la nave no ha salido el 25 de noviembre, habrá que esperar a 2013 hasta que la Tierra y Marte vuelvan a estar en la posición correcta.

Si tiene éxito, Rusia volvería a hacer historia en el espacio como antaño. Por el momento nadie ha sido capaz de viajar a Marte o sus alrededores y traer de vuelta un souvenir. El brazo robótico de la Fobos-Grunt está diseñado para recoger 200 gramos de tierra. Su análisis será clave para entender la formación de Marte y del Sistema Solar cuando este apenas era un bebé.

Hasta el momento, el único país que ha sido capaz de traer una muestra de tan lejos ha sido Japón. Su sonda Hayabusa trajo el año pasado una muestra del asteroide Itokawa, a 300 millones de kilómetros. El puñado de tierra no llegaba al medio miligramo y, lo que es peor, aún no está claro si las muestras son realmente del asteroide o se mezclaron con material terrestre.

La misión rusa tendrá que esquivar un escollo tras otro. El plan es llegar a Marte en septiembre de 2012. Allí dejará salir a la nave china, que se quedará orbitando el planeta rojo, mientras Fobos-Grunt parte hacia la luna marciana. El alunizaje, previsto para marzo de 2013, será el mayor reto. La nave debe pegar un gran frenazo con sus cohetes para acoplarse a una órbita en torno a Fobos, que no tiene una atmósfera que usar como freno de emergencia ni apenas gravedad. A esto se le suma el retardo de las comunicaciones con Marte e incluso la pérdida de contacto debido a que, en ocasiones, el planeta se interpondrá entre la Tierra y Fobos. Si todo sale bien, después de pasar dos meses estudiando la luna marciana, la última fase de Fobos-Grunt, de unos 200 kilos, emprenderá el regreso para llegar a la Tierra a mediados de 2014.

La tierra robada a Fobos llegará protegida dentro de una cápsula cónica con paracaídas cuya entrada en la atmósfera será seguida por radar y observaciones directas para intentar localizarla lo antes posible en las estepas de Kazajistán, donde está prevista su llegada.

'Hay mucha gente que piensa que no es posible una misión así, supone un reto tecnológico enorme', explica Felipe Gómez, investigador del Centro de Astrobiología. Pero este experto en habitabilidad de otros planetas concede que es posible lograrlo. 'Los rusos son muy buenos ingenieros y cuando se proponen hacer algo, lo hacen', señala.

Al igual que otras potencias como EEUU, Rusia nunca aporta detalles técnicos precisos sobre el diseño de sus sistemas de aterrizaje o propulsión, lo que dificulta hacer juicios. Esta vez el problema podría estar en los programas informáticos de la nave. 'Lo último que sabemos es que hay un problema con el software, que podría tener un índice de fiabilidad de sólo el 10%', señalan fuentes del sector espacial español que mantiene relaciones con Rusia.

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