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Un logopeda en el móvil

Científicos de EEUU crean Baldi para ayudar a pacientes con parálisis cerebral en el Tercer Mundo

MARÍA JOSÉ VIÑAS

Baldi es una cabeza parlante, un monigote virtual calvo y de rasgos simples que reproduce fielmente las expresiones faciales de la gente al hablar. Su creador, el psicólogo Dominic Massaro de la Universidad de California en Santa Cruz (Estados Unidos), le ha programado para sincronizar perfectamente el movimiento de su boca a las palabras que pronuncia, en varios idiomas. Massaro lleva más de una década utilizando a Baldi para enseñar a hablar a niños sordomudos y autistas. Y dentro de un año, espera poder usarlo para ayudar a supervivientes de ataque cerebral en Malasia a recuperar el habla. 

Massaro y la ingeniera informática Sri Kurniawan han recibido 100.000 dólares de Microsoft para enseñar a Baldi a hablar malayo y adaptarlo para que pueda ser utilizado desde la pantalla de un teléfono móvil. Y es que unas 40.000 personas sufren infartos o hemorragias cerebrales cada año en Malasia. Muchos de los supervivientes quedan con secuelas y tienen que volver a aprender a hablar. Pero el país asiático no dispone de suficientes logopedas para ayudar a estos pacientes, en especial aquellos que viven en áreas rurales mal comunicadas. Es por eso que Kurniawan, que ha trabajado en otros proyectos en Malasia, decidió el año pasado intentar desarrollar un logopeda virtual, accesible las 24 horas del día desde cualquier parte del mundo mediante el teléfono móvil.  

Kurniawan explica que la razón de utilizar el móvil en vez del ordenador como plataforma para el logopeda virtual es que en Malasia, como en la mayoría de países en desarrollo, la cobertura de la telefonía móvil es mucho mayor que el acceso a Internet.

'Los pacientes se reunirán primero con un logopeda de carne y hueso, que establecerá un protocolo de terapia personalizado, ya que no hay dos supervivientes de derrame cerebral que sufran las mismas secuelas', explica la ingeniera informática.

Terapia compleja
Kurniawan cree que el principal reto será enseñar a los pacientes, en su mayoría de edad avanzada y residentes en áreas rurales, a utilizar los teléfonos móviles para la terapia. 'La gente de países desarrollados está más o menos acostumbrada a utilizar tecnología punta. Pero en los hogares malayos, muchas veces el aparato más moderno del que disponen es una televisión, o incluso una radio', compara Kurniawan.

Massaro y Kurniawan están trabajando en la primera fase del proyecto: desarrollar el sintetizador de voz que hará hablar a Baldi en malayo. La segunda etapa será sincronizar el movimiento de la boca, mandíbulas y lengua del logopeda virtual a las palabras pronuncie. Para ello, Massaro observará a hablantes nativos de este idioma y programará a Baldi para que les imite a la perfección.

'Para aprender a hablar bien, no basta con oír los sonidos aislados. También necesitamos observar a alguien pronunciando las palabras', explica Massaro.

Los investigadores confían en que tendrán desarrollado el software para su uso en teléfonos móviles a principios del año que viene. Entonces llevarán a cabo un estudio sobre la eficacia del uso de Baldi como logopeda.

Para ello, observarán la evolución de un grupo de diez pacientes malayos que utilizarán al logopeda virtual para intentar recuperar el habla. Aunque Massaro nunca ha utilizado a Baldi para ayudar a supervivientes de infarto cerebral, sí que ha podido observar su eficacia en enseñar a niños sordos o autistas a aprender a hablar y confía que obtendrá resultados similares con este nuevo tipo de pacientes.

El logopeda virtual de Sri Kurniawan y Dominic Massaro es uno de los 14 proyectos financiados por la iniciativa de la compañía Microsoft ‘El teléfono móvil como plataforma de salud’.
El gigante informático ha dedicado un millón de dólares a este programa, que pretende buscar maneras novedosas de usar las tecnologías móviles para intentar solucionar el cada vez peor acceso a servicios sanitarios que se da en el tercer mundo, en especial en las comunidades rurales.
Aunque la mayoría de las 14 propuestas se llevarán a cabo en universidades estadounidenses, dos grupos de investigadores de Australia, uno de Tailandia, uno de Grecia y otro de Trinidad y Tobago también han recibido fondos para desarrollar nuevas aplicaciones de las tecnologías móviles en el área de sanidad.
Entre los proyectos premiados en esta iniciativa, destacan una propuesta para optimizar la distribución de fármacos contra el sida mediante móviles en África, una campaña que usará mensajes SMS para recordar a campesinos chinos diabéticos cuando les toca inyectarse insulina y otra iniciativa que quiere utilizar ‘teléfonos inteligentes’ para detectar alteraciones en la actividad cardiaca fetal y así prevenir partos prematuros en comunidades aborígenes australianas.

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