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Texas debate enseñar el creacionismo en la escuela

Los anti-evolucionistas quieren que sus teorías se incluyan en las clases de ciencia

ÓSCAR SANTAMARÍA

Los defensores del creacionismo en Estados Unidos aguardan impacientes el resultado de su último asalto al sistema educativo en uno de sus bastiones, Texas, cuya Junta de Educación tiene previsto votar este viernes diversas enmiendas que, de salir adelante, permitirían colar sus teorías en las escuelas. Pero la importancia del voto que tendrá vigencia por 10 años trasciende sus fronteras, ya que su decisión podría extenderse por todo el sur de Estados Unidos.

La Junta de Educación de Texas es la encargada de fijar los estándares de lo que se enseña en las escuelas públicas. Los creacionistas quieren que se incluyan en los libros de texto usados en las clases de ciencia referencias a algunos de sus postulados que, básicamente, reafirman la idea de que todo lo que hay sobre la faz de la Tierra lo ha creado Dios.

A pesar de que la enseñanza del creacionismo en los colegios es ilegal en EEUU, sus defensores esquivan la prohibición al no mencionar esta palabra ni, por ejemplo, referirse a temas conflictivos como la antigüedad del planeta que, según ellos, es de unos 10.000 años.

'Alternativas'

Para justificar sus pretensiones, afirman que los estudiantes tienen el derecho a conocer 'los puntos débiles' de la teoría de la evolución y saber que existen otras 'alternativas'. Es decir, su estrategia no es defender sus tesis de forma explícita sino, más bien, sembrar dudas sobre el evolucionismo subrayando que los científicos no son capaces de demostrar empíricamente todos sus postulados, en concreto los que tienen que ver con los fósiles. De esta manera, aunque de forma indirecta, abren la puerta a otras interpretaciones.

'No hablan de creacionismo de forma abierta pero es anti-ciencia. Le quita significado y devalúa la verdadera biología', señala Steve Schafersman, presidente de la asociación Texas Citizens for Science.

Después de dos días en los que se han escuchado testimonios de uno y otro lado, se prevé que la votación estará ajustada. De los 15 miembros de la Junta, ocho apoyan la teoría de la evolución y siete simpatizan con el creacionismo.

Las principales asociaciones científicas y de profesores de esta materia del país han escrito cartas y manifiestos para que la Junta rechace las intenciones de los creacionistas. 'Este es el asalto más claro que he visto en contra de la evolución y la ciencia moderna', ha señalado Steven Newton, responsable del National Center for Science Education.

El pulso que sostienen evolucionistas y creacionistas en Estados Unidos tiene varias décadas de historia, y es cada vez más tenso.

La más reciente batalla por imponer sus posturas en los colegios se dio el año pasado en Florida.

En aquel caso, fueron defensores de la teoría del diseño inteligente, que no llegan tan lejos como los creacionistas al afirmar que el creador es Dios si no que se limitan a decir que, ante la complejidad del universo, debe existir un ser supremo que lo haya diseñado todo. Sus defensores quisieron que sus teorías se incluyeran en los libros de texto, pero entonces no se salieron con la suya.

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