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30 años sin Jacques Brel
El artista belga, que murió en 1978, marcó un antes y un después en la historia de la canción francesa
El 9 de octubre se cumplen 30 años de la desaparición de Jacques Brel, un hombre que marcó un antes y un después en la historia de la canción francesa y que hoy sigue siendo objeto de devoción en su país natal, donde muchos lo consideran el belga más célebre de todos los tiempos.
La publicación de varias biografías y de un documental, una gran subasta en París de objetos que pertenecieron al artista y la inauguración de un pequeño aeropuerto con su nombre en las islas Marquesas (Polinesia francesa, donde vivió en sus últimos años) figuran entre los actos que marcarán el aniversario de su muerte.
Brel nació en Bruselas, pero con poco más de veinte años dejó el cómodo puesto que tenía en la fábrica de cartones de su padre y se trasladó a París para dedicarse a la música, aunque mantuvo la mayor parte de su vida un pie en la capital belga, donde residían su mujer y sus tres hijas.
El público francés no tardó en caer rendido a su poesía y su interpretación excesiva y a veces desgarrada, y Francia lo adoptó y acogió como si fuera un hijo propio.
Su vida personal estuvo marcada por la contradicción entre su deseo de libertad, su odio a la prudencia y los convencionalismos y una educación católica que cargó sobre sus hombros un terrible sentimiento de culpa por no ser un marido fiel y un padre perfecto.
Calificó su famosa canción 'Ne me quitte pas' como propia de "un cobarde y un imbécil"En París tuvo muchas amantes, a una de ellas, Suzanne Gabriello, le dedicó su famosa Ne me quitte pas ("No me abandones") canción que, años después, calificó como propia de "un cobarde y un imbécil".
Pero nunca se divorció de Michelle, su esposa, a quien designó única heredera de su patrimonio y que junto con sus hijas France e Isabelle (Chantal falleció en 1999) administra hoy todo el legado del artista.
Muchas de las canciones de Brel hablan de Bélgica, supo retratar como nadie la belleza de los paisajes de Flandes, el mar del Norte, el cielo gris y la lluvia infinita y hacer que hasta el más mediterráneo se sienta conmovido y nostálgico al escuchar Le plat pays.
Crítico y socarrónSu lado crítico y socarrón le costó más de un disgusto y varias de sus canciones, en las que se rió del carácter tradicional de los ciudadanos flamencos (Les flamands) e insultó a los de extrema derecha (a quienes llamaba con desprecio "flamingants") fueron censuradas en Flandes.
El documental Amo a los belgas, realizado por su hija France y estrenado esta semana, explora precisamente la compleja relación entre el cantante y su país natal, marcada por el desengaño que le produjo no ser comprendido por una parte de sus compatriotas.
"Creo que Bélgica vale más que una disputa lingüística", decía Brel, que no podía haber imaginado que aquellos primeros enfrentamientos entre comunidades pudieran derivar en la profunda brecha existente hoy, cuando muchos belgas se preguntan si el país seguirá existiendo dentro de unos años.
Entre las biografías que se van a publicar en este aniversario las hay que incluyen supuestas revelaciones, como la escrita por el periodista belga Eddy Przybylski, que asegura que Brel descubrió de pequeño que su madre tenía una relación extramatrimonial con un párroco, algo que según el autor explica la animadversión del cantante hacia todo lo religioso.
En la subasta en la casa Sotheby's, que tendrá lugar el 8 de octubre en París, saldrán a la venta entre otros objetos, un cuaderno manuscrito con la letra de las canciones Amsterdam y Les Timides, que Brel compuso en 1964 y cuyo precio de salida es de 50.000 euros (69.000 dólares).
También habrá guitarras, cartas, fotografías, entrevistas radiofónicas y otros documentos que fueron guardados en su día por una de sus amantes, Sylvie Rivet, y por los que los herederos de ésta esperan recibir entre 340.000 y 470.000 euros (entre 469.200 y 648.600 dólares).
La decisión ha dolido a la familia Brel, que intentó adquirir todo ese material para incluirlo en las ediciones oficiales del cantante y evitar que saliera a subasta, pero su oferta fue rechazada por los dueños del legado.
La vida de Brel terminó el 9 de octubre de 1978 en París, desde donde sus restos fueron trasladados a las islas Marquesas, lugar al que cinco años antes, cuando ya se le había detectado un cáncer de pulmón, se había mudado para dedicarse a navegar en su velero y pilotar un avión bimotor que servía de taxi-aéreo entre Hiva-Oa y Tahití.
Brel está enterrado a pocos metros de la tumba del pintor Paul Gauguin.
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