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Alejandro Palomas: "Mi abusador, tras su muerte, pasa a formar parte de quien soy como un recuerdo"
La publicación de 'Esto no se dice' ha coincidido con la muerte de Jesús Linares, el religioso que le agredió sexualmente de niño. Con él, hace un gráfico relato de los abusos que conforma un mapa sobre estas violaciones y sus consecuencias.
Cristina del Gallego Baraibar
Madrid-Actualizado a
"Muere el profesor y religioso Jesús Linares, acusado de abusar sexualmente de varios alumnos". La noticia irrumpió como un tornado en la promoción de Esto no se dice (Destino), el último libro de Alejandro Palomas (Barcelona, 1967). Su violador había fallecido.
"Es una pérdida, en negativo, pero supone la pérdida de un elemento en mi biografía. No siento pena, por supuesto, pero sí que noto la pérdida, porque ha formado parte durante 50 años de quien soy como persona. Ahora pasa a formar parte de quién soy como un recuerdo, como fantasma... Aún no sé ubicarlo bien", reflexiona dubitativo en conversación con Público.
En los 70, el horror se cernió sobre él. Entonces, tan solo era un niño de ocho años al que un religioso del colegio La Salle de Premià de Mar decidió violar repetidamente durante un año entero.
En 2019, consiguió perder el miedo al hermano lasaliano y narrar por primera vez su historia en una charla TEDx, pero fue en enero de 2022 cuando dio un golpe en la mesa y alzó la voz en los medios de comunicación para, a través de su caso, evidenciar cómo las agresiones sexuales a menores en la institución religiosa han supuesto un goteo que parece no tener fin.
Prendió la mecha entonces y su historia le llevó a reunirse con Pedro Sánchez y, tras una petición al Gobierno, logró que se creara una comisión de investigación que fue aprobada por el Congreso de los Diputados y encabezada por el Defensor del Pueblo.
Ahora, si bien el caso que nos atañe ha prescrito a nivel judicial, con el fallecimiento de Jesús Linares se agota la vía penal en las investigaciones que aún seguían en curso. "No se hace justicia con las víctimas. Hombres como él quedan impunes", apunta. "Pero lo más duro es que esto siga ocurriendo. Hay que tener la mirada puesta en los casos del pasado, pero también en la actualidad", añade.
Esto no se dice es un viaje desde las violaciones repetidas de Linares a Palomas, que el escritor describe de manera muy gráfica, a las consecuencias que deja un hecho como este en un niño tan pequeño y, por supuesto, en el adulto que será.
Uno de los pilares fundamentales para poder sobreponerse a una situación así es contar con el apoyo de tu familia. "Es vital. Yo tuve la suerte de tener a la madre que tuve y la no suerte de tener al padre que tuve, pero al menos un miembro de la familia que sí estuvo junto a mí", explica, haciendo referencia a su progenitor, que el verano posterior a los abusos sufridos se masturbó delante del pequeño Alejandro en repetidas ocasiones.
No obstante, como expone en el libro, la mujer guardó silencio después de los abusos del religioso para proteger a su hijo de esos recuerdos. "A lo largo de mi vida, no se volvió a hablar de esto", remarca.
Fue tras la muerte de su madre cuando, para evitar que ella reviviera la culpa y la pena que sintieron, Alejandro Palomas visibilizó las barbaridades cometidas por Linares y silenciadas por el colegio y la Iglesia: desde el ostracismo al que el profesor le sometió una vez su familia fue a hablar con el centro de lo sucedido hasta las numerosas consecuencias que las violaciones tuvieron sobre su persona.
Un hecho que dinamitó la vida de este niño que cada noche rezaba para que Dios no lo mantuviera con vida ni un día más, así como el futuro de un adulto que llegó a pensar en el suicidio para evitar seguir sufriendo. Y que, como es habitual en las víctimas, creó en él un "terror casi fóbico" a desnudarse delante de otra persona, condenando a sus relaciones sentimentales a que el sexo fuera "un medio para que la pareja funcione, no un fin".
Tras el boom que supuso su periplo por la prensa del país, descubrió que el asunto de los abusos a menores en la Iglesia se desinflaría como una pompa de jabón. Y así fue. "Quería que hubiera un traspaso de actualidad a realidad, no a olvido y, para ello, tenía que encontrar mi método, que fue la escritura", explica Alejandro Palomas.
Por este motivo, se lanzó a redactar Esto no se dice, un libro que es mucho más que el relato desgarrador de una violación infantil. "Parto de mi caso, de lo más personal e íntimo para construir un mapa, una guía para padres, madres, víctimas, exvíctimas, orientadores... Para que nadie pueda decir que no sabe cómo se desarrollan los hechos, cuáles son sus consecuencias. Y he encontrado así una nueva manera de luchar contra ello", zanja el escritor.
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