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Messi de sobremesa

Álex de la Iglesia dirige, con guión de Jorge Valdano, este plácido documental sobre la vida del astro argentino. Las conversaciones de unos comensales muy especiales van dando forma a la personalidad y los logros del futbolista. El biopic reúne imágenes inéditas y emotivas pero carece de la presencia del propio Messi. 

Imagen de 'Messi', la película.

JORGE YUSTA

MADRID.- “Oíme bien. Vos, vas a llegar a ser el futbolista más grande del mundo”. Esas palabras salieron de boca de Celia Cuccitini dirigidas a su nieto, por entonces un niño llamado Lionel Messi en una calle de Rosario (Argentina). Y como si fueran una profecía, esas palabras se cumplieron. El proceso humano y futbolístico que va desde esa conversación hasta convertirse en el único futbolista que atesora cuatro Balones de Oro es lo que narra Messi, el documental que dirige Álex de la Iglesias, con guion de Jorge Valdano y producido por Jaume Roures.

Este atípico biopic inmortaliza en la gran pantalla la vida y milagros del que para muchos es el mejor futbolista de todos los tiempos. Un film que entremezcla escenas ficticias con imágenes reales de partidos de Messi, aunque estas últimas se suministran en contadas píldoras. Pero además aporta vídeos inéditos, fotografías de la infancia de Messi que ven la luz por primera vez y entrevistas al astro que se guardaban hasta hoy en un cajón. Y todo ello siguiendo el hilo argumental que ofrece una cena en un lujoso restaurante en el que De la Iglesia reúne, agrupados en mesas temáticas, a diferentes personas que han sido claves en la trayectoria tanto vital como futbolística de Messi. Amigos de su infancia, profesoras de colegio, antiguos compañeros en el Newell’s Old Boys, actuales en el Barcelona, exentrenadores, periodistas y figuras de renombre en el mundo del fútbol.

La película se centra principalmente en la infancia y adolescencia de Messi

A través de sus conversaciones la película va avanzando para proyectar desde diferentes puntos de vista la evolución de un jugador profundamente marcado por su infancia en un barrio humilde de Rosario. La película, precisamente, se centra mucho más en los inicios de Messi en el fútbol, en su adolescencia y en sus primeros momentos en el Barcelona que en sus años más gloriosos con el conjunto azulgrana. La pena es no poder conocer cómo hubiera afrontado el film el primer tramo de 2014, que se podría considerar como el que más críticas suscitó en torno al juego de Messi y que desembocó en la final perdida en el Mundial de Brasil contra Alemania. Y tampoco se hace mención al asunto espinoso del fraude a Hacienda.

De la Iglesia: "Lo interesante es que el documental no está hecho por un fanático del fútbol"

Para dirigir la película, Álex de la Iglesia se ha tenido que alejar del ritmo frenético y alocado que imprime a sus películas y adentrarse en un mundo desconocido para él, el del fútbol. Eso hace que la película a veces caiga en una cierta lentitud, ayudada por el inconfundible prisma filosofal de Jorge Valdano, que firma el guion a medias con su hijo. De la Iglesia, sin embargo, considera que el documental no cae en el forofismo: “Una de las cosas interesantes del documental es que no está hecho por un fanático del fútbol. El documental ve este deporte desde fuera y cuenta esa pasión desde un punto de vista exterior”.

Uno de los niños que hacen de Messi.

Índices al cielo

Ocho actores han sido necesarios para encarnar a Messi en sus diferentes edades y para rodar distintas escenas futbolísticas. Uno de ellos, Valentín Rodríguez, es el entrañable niño que da vida al Messi que con seis años deja a todos maravillados en un partido entre el Grandoli y el Fonavi. Él y su abuela iban a ver el encuentro en el que debía jugar su hermano Matías. Pero al no aparecer, doña Celia reclamó al entrenador de Grandoli –Salvador Aparicio- que le diera la oportunidad al pequeño Leo. Sin más remedio que aceptar, pese a ser más pequeño que los niños que jugaban, le lanzó una camiseta naranja y Leo saltó al campo. Ahí empezó el mito. La tenacidad de doña Celia, unida al talento de Messi fue lo que le llevó a situarse en la senda del fútbol. Por eso, cada vez que el ‘10’ marca levanta sus índices al cielo, recordando lo que le debe a su querida abuela.

Cada vez que el ‘10’ marca levanta sus índices al cielo, recordando lo que le debe a su querida abuela

De Grandoli saltó a Newell’s Old Boys, uno de los clubes más representativos de Rosario. Allí se juntó a una generación extraordinaria de chicos nacidos en 1987 que lo ganaron todo en las categorías inferiores del fútbol argentino. Fueron años en los que Messi tuvo que compaginar las mieles de sus primeros éxitos en el fútbol con los sinsabores de una vida rodeada de humildad y pobreza y con los problemas de crecimiento, que le llevaron a tener que seguir un duro tratamiento.

Ahí se fraguó la recia personalidad de un niño que, pese a ser parco en palabras, tenía su sueño claro. Y ese sueño le llevó a hacer las maletas rumbo a Barcelona y dejar atrás toda su vida en Argentina. El momento de la separación de su familia Messi lo sigue recordando como el peor de los tragos. Tan solo su padre Jorge fue el que pudo quedarse con él en los largos meses de espera en un hotel hasta que un buen día Carles Rexach se fijó en él y todo cambió. Messi por fin estaba donde siempre había ansiado. Y el caldo de cultivo de La Masía terminó por hacer brotar al futbolista que hoy conocemos. César Luis Menotti lo tiene claro: “Messi encontró en el Barça las condiciones que no hubiera encontrado en la mayoría de clubes del mundo, siendo el mejor jugador sin discusión”.

A partir de ahí, la película analiza los matices del juego de Messi. Su carrera fulgurante con la pelota cosida a la bota. La gran fortaleza para impedir que le derribe el rival. Su tremendo olfato goleador. Todo se mezcla en el futbolista perfecto. En un futbolista que es el digno heredero de Maradona. Ante ese debate, Cruyff zanja que “Gracias a Dios que Messi existe. Fíjate si no estuviera, aún tendríamos que hablar de Maradona, que es absurdo. Por lo tanto, no hay que comparar, hay que disfrutar”. El Pelusa es uno de los ilustres ausentes en tan distinguida cena. De la Iglesia resuelve el plantón desde una pantalla. Tampoco se hallan entre los comensales ni Rijkaard, el que le dio la alternativa en el primer equipo, ni Guardiola, que le encumbró a lo más alto. Ni, por supuesto, el propio Messi. Fiel a su irritación a las cámaras, Leo no hace ni una sola aparición dando algún testimonio ni De la Iglesia ha sido capaz de rodarle expresamente para la película. Como diría aquel, todo para Messi pero sin Messi.

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