Público
Público

Atrapar canciones en el aire

 

 

JESÚS MIGUEL MARCOS

Bob Dylan decía que cuando escribía canciones tenía la sensación de que no era él quién las componía, sino que las propias canciones estaban ahí, esperando, y que él sencillamente las escuchaba y las transmitía. Con las canciones de Manel el fenómeno es parecido, pero en este caso es el oyente el que lo experimenta: parece que siempre estuvieron ahí, que tan sólo tenía que llegar alguien que te las cantara, que las estabas esperando.

Es una especie de milagro del siglo XXI que un grupo de un sello independiente que canta en catalán haya vendido más de 35.000 copias de su disco de debut, Els millors professors europeus (2008), que sea un fenómeno en Catalunya pero que también haya dejado huella en el resto de España y que seduzca por igual a crítica y grandes públicos.

Los milagros son inexplicables, pero si aplicamos la razón al acontecimiento encontramos varias pistas: la banda Manel conjuga con frescura y desparpajo influencias que van de la canción catalana (Llach, Serrat...) al pop de baja fidelidad americano (Magnetic Fields), pasando por el antifolk de Herman Dune y el calypso de Harry Belafonte. ¿El resultado? Canciones de campamento que cualquiera, de niños a abuelos, cantaría alrededor de una fogata.

Su nuevo disco, 10 milles per veure una bona armadura, suena más sofisticado, algo más eléctrico y soporta el peso de su sobresaliente debut, pero al final encuentras varias canciones de esas que siempre estuvieron ahí, las que estabas esperando.

¿Te ha resultado interesante esta noticia?