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Buenas vibraciones

Lelo lanza dos vibradores que aúnan diseño y placer para ambos sexos

ISABEL REPISO

¿Quién dijo que los países escandinavos son fríos? El autor de la frase no conocía la última tecnología en juguetes eróticos made in Suecia.
El abanico de posibilidades de sus últimos modelos no entiende de límites: placer vaginal, anal y clitoriano están al alcance de cualquiera. Con la ventaja de que su diseño los hace dignos de cualquier estantería, Ikea o no. Lejos quedaron los tiempos en que tener y usar un vibrador equivalía a ser una viciosa solitaria y clandestina.
Por el contrario, estos juguetes forman ahora parte de los temas de conversación con las amigas. Y si no, que les pregunten a las protagonistas de Sexo en Nueva York sobre su Rabbit Habbit. E incluso este tipo de consolador doble (estimulación vaginal y clitoriana) queda obsoleto frente a los últimos modelos del fabricante sueco Lelo.
Bajo los alias Liv y Gigi se esconden dos artilugios que están haciendo las delicias de experimentados y nobeles en materia de sex toys. Su poder de atracción consiste en combinar un diseño de líneas depuradas con tecnología de última generación. Sus 92 gramos de peso son uno de los aspectos más novedosos con respecto a sus predecesores, que pesaban dos veces más.
La reducción del peso es una apuesta acertada, ya que los hace muy cómodos de manejar. La simplicidad de su diseño sirve además para desterrar prácticas pasivas y lo convierte en un complemento perfecto para los juegos colectivos.


174 milímetros
Liv está pensado para satisfacer la penetración vaginal y anal de hombres y mujeres mediante una vibración silenciosa y cinco programas. Se recarga en apenas dos horas y tiene una autonomía de noventa minutos.
Sus medidas se ciñen a 174 milímetros de placer y en España se comercializa entre 105 y 110 euros. De menor longitud (165 mm) pero mayor diámetro de cabeza (33 mm) es el modelo Gigi. La marca escandinava
lo ha concebido para estimular el punto G e investigarlo
a fondo. Para que luego digan que los suecos sólo saben hacer estanterías.

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