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El cara a cara de Alberto García-Alix

El fotógrafo confronta palabra e imagen en El paraíso de los creyentes', una obra que combina el formato libro y el DVD

SARA BRITO

'En la palabra se refugia nuestra fe, con palabras todo es visible. Sólo ellas acercan nuestros ojos al infinito'. Lo dice Alberto García-Alix (León, 1956), el fotógrafo que ha depositado su fe en la imagen por más de tres décadas y que desde hace años trabaja con el poema visual y el diálogo de sus imágenes con la palabra. 'Mis influencias son más literarias que fotográficas', reconoce a Público.

En El paraíso de los creyentes, el libro/DVD que ahora publica la editorial La Oficina y que parte de una conferencia visual que realizó en la Fundación Mapfre, García-Alix entabla un juego consigo mismo en el que trata de ver qué pasa cuando 'imagen y palabra se ponen a dialogar, qué ocurre cuando se concatenan la fotografía y la palabra'.

'Cuando leemos, lo que hacemos es llenar de imágenes la cabeza'

'Cuando leemos, lo que hacemos es llenar la cabeza de imágenes. La palabra tiene un poder enorme sobre la fabricación de la imagen en nuestro cerebro y la imagen nos llena de resonancias, que se pueden verbalizar. Eso es lo que intento con este trabajo', confiesa el fotógrafo. Todo un reto, pero también un juego, que no pretende llegar a ninguna verdad pero que en el camino dice unas cuantas.

No es la primera vez, ni será la última. Desde su estancia en París en 2003, el retratista de los que viven intensamente, de los habitantes de la noche, de los que buscan más, comenzó a experimentar con el vídeo y con la superposición de la palabra y la imagen. De donde no se vuelve, aquel emocionante vídeo que cerraba el periplo por la retrospectiva que le dedicó el Museo Reina Sofía en 2008, fue un ejemplo vibrante, con la voz ronca del artista hablando al espectador sobre las trampas del tiempo. La Fábrica editorial publicó luego el catálogo de la exposición, con el mismo título, y en el que recogía el texto de ese vídeo.

'Lo más simétrico a lo que vemos es la palabra', señala el artista

'El asunto es encontrar siempre un ritmo que nos hable, dar con un lugar para los momentos de silencio, y con la yuxtaposición de la palabra y la imagen construir una historia', explica. En efecto, del juego de García-Alix en El paraíso de los creyentes surge un cuento. 'Elegí una imagen como premisa, como punto de partida. Y es un autorretrato, la imagen de un payaso, él nos cuenta de su vida y sus impresiones', precisa. Por eso, el libro está recorrido por funambulistas, pecadores, payasos La vida es un circo y una representación.

García-Alix dice, frente a una foto robada de un muro de Buenos Aires: 'Lo más simétrico a lo que vemos es la palabra. Su aliento es la metafísica de mis ojos'. Hay aliento. Metafórico y real, porque la palabra que busca Alberto García-Alix es escrita, pero es ante todo oral. Su timbre ronco está en el centro de la propuesta. El paraíso de los creyentes es antes un DVD ('un diaporama', como dice el autor) que un libro, un espacio creativo donde prima la palabra dicha. 'Esa es la razón por la que el DVD es el soporte central. La palabra hablada es más vibrante', asegura el ganador del Premio Nacional de Fotografía de 1999. El paraíso de los creyentes puede verse también como exposición, actualmente en Alicante y hasta el próximo 31 de julio.

Y como toda creación artística, El paraíso de los creyentes es también una cuestión de fe. 'Nuestra fe se refugia a través de lo que vemos y lo que oímos o leemos', apunta. Ese es el juego.

 

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