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Cronista de un tiempo y de una cultura: vuelve el periodismo olvidado de Montserrat Roig

La biógrafa Betsabé García y la editorial Debate recuperan en 'Algo mejores' una variada selección de textos periodísticos de Montserrat Roig, escritos en castellano entre 1966 y 1983.

La biografía que se le debía a Montserrat Roig
Betsabé García hace un completo retrato de esta escritora, periodista y activista que tanto peleó por los derechos de las mujeres en "Con otros ojos".

La explosión. El asombro. El silencio roto. Dublín, viernes 18 de mayo de 1974, 17h de la tarde. Montserrat Roig acaba de salir del local del Sinn Fein, donde se ha entrevistado con su delegado de prensa. No sabe si tomar Gardiner St., atravesar el Butt Bridge y bordear el Trinity College por Leinster St., o si bajar por la calle principal O'Conell. Se decide por éste. Veinte minutos después, escribe, se encuentra a cuatrocientos metros del cruce de Gardiner con Talbot St. y sólo a unos cien de Leinster St. En los dos puntos estallan las bombas. La primera explosión que escucha en su vida.

Una semana más tarde, los lectores de Tele/eXprés leerán encogidos lo que la joven periodista vio en la capital irlandesa (las llamas, los cuerpos extendidos, el olor de muerte), pero aquella crónica quedará enterrada en las hemerotecas. Hasta hoy. 

En Algo mejores, la biógrafa Betsabé García (autora de Con otros ojos, Roca, 2016) y la editorial Debate recuperan una serie de piezas periodísticas escritas en castellano en publicaciones como Tele/eXprés, Triunfo, El Periódico y El País.

Los artículos, "cargados de información autobiográfica", dice García en el prólogo, y nunca antes recogidos en un libro, "permiten ver la evolución de su trayectoria [...] Feminismo, antifascismo, antiimperialismo articulados por un amor de base, sagrado y de trinchera, vértebra del pensamiento: la literatura".

Una tarea poco agradecida

"Tengo mucha manía a los domingos por la tarde, son horrorosos, aletargados...". A inicios de 1971, con sólo 24 años, ya ha ganado el premio Víctor Català por la recopilación de relatos Molta roba i poc sabó ... i tan neta que la volen, y se esfuerza por dedicarse con plenitud a la escritura, por no ser "un escritor de domingo" como su padre. Necesita tiempo e ingresos. Así se lo explica a Guillem-Jordi Graells y Oriol Pi de Cabanyes en una entrevista que debía ser incluida en un libro sobre la nueva generación literaria catalana.

El premio le había abierto las puertas de algunas publicaciones como Destino y Serra d'Or, pero no será hasta 1972 que Montserrat Roig encontrará regularidad en la sección de crítica literaria del Tele/eXprés, aquel diario carca que de la mano de Manuel Ibáñez Escofet buscaba aires de renovación incorporando a las mejores plumas de aquella generación. Roig afronta el reto. Se sumerge en los libros del momento, entra en diálogo con una tradición que no quiere perder, llena fichas sin parar. Sin concesiones. 

"Tenía ese rigor de filóloga, se documentaba mucho, leía los libros de arriba abajo, pero era un trabajo que no le gustaba. Sabía muy bien lo que costaba escribir y cargarse la obra de alguien le sabía muy mal", dice Betsabé García a Público. Montserrat Roig tratará en la crítica algunas de sus obsesiones: las fútiles disputas generacionales ("No existen jóvenes y viejos. Simplemente: hay gente que escribe bien y gente que escribe mal"), la tradición literaria catalana ("La intransigencia, el dogmatismo, o ciertas tendencias inquisitoriales, no dependen muchas veces de la edad, sino simplemente, de la ignorancia de los que, creyéndose vindicador de una generación absolutamente 'virgen', ignoran todo lo que conforma nuestra tradición literaria"), la necesidad de eslabones. La memoria. Fruto de su trabajo en Tele/eXprés caerán en sus manos las Cartes des dels camps de concentració de Pere Vives, editadas ese año por Edicions 62. Descenso al abismo. 

Cronista accidental y reportera

En octubre de 1973, Montserrat Roig haría las maletas con un destino (la Universidad de Bristol, para hacer un lectorado) y un encargo de Josep Benet: Los catalanes en los campos nazis. En Inglaterra, no se convertirá en una corresponsal al uso, pero tampoco desaprovechará la oportunidad de narrar desde su punto de vista crítico todo lo que sacuda el Reino Unido.

Y lo que sacude el Reino Unido es la pólvora del conflicto irlandés. Algo mejores recoge tres crónicas vivenciales publicadas en Tele/eXprés raíz del atentado de Dublín y de una visita al Belfast dividido; y un reportaje a fondo sobre las derivadas del conflicto. Este último lo publicará en Triunfo, aquella revista "moderna, de reportajes amplios de actualidad", dice García, "donde Roig podía desplegar un análisis más profundo, con más espacio, de realidades que aquí se desconocían casi por completo".

Meses antes, Manuel Vázquez Montalbán le había abierto las puertas de la publicación, haciéndole espacio en Españoles en los campos nazis, la continuación de aquella historia provisional que había iniciado en Tele/eXprés con las cartas de Pere Vives. "Este reportaje es un homenaje a todos los Pere Vives que han muerto y a los que aún vivos no han visto realizadas sobre ilusiones y sus esperanzas", escribe Montserrat Roig al final de la pieza: "Y també a los Pere Vives de otros continentes cuyos sufrimientos no nos son tan cercanos, pero que están siendo víctimas de nuevas formas de la misma vorágine exterminadora".

Afilando la daga del columnismo

Retornada de Bristol, Rojo buscará en Tele/eXprés un mejor encaje para sus intereses. Lo encontrará en la sección de opinión Mirador. Según Betsabé García, "las columnas le permitirán exponer y desarrollar, con su estilo, una mirada crítica hacia lo que está pasando en ese momento. Es una observadora de la modernidad".

Desde aquel mirador, con más libertad, hablará de la hora de los poetas y Vicent Andrés Estellés, de la vejez, de la muerte de Pasolini, de Fraga, y, mucho, de feminismo. Aquel 1975 supone un punto de inflexión en su carrera como periodista. Las condiciones mejoran, recibe más ofertas, no se debe pelear para publicar. "Muerto Franco, el largo camino de la democracia permite reconocer aquellos autores que han estado en primera línea prácticamente jugándose la vida. Ahora, hace falta una guardia de izquierdas que se mantenga alerta ante los cambios que se están produciendo y la figura de Montserrat Roig se va consolidando, también en el resto de España".

Un año después, su trabajo es aún más frenético. Aparte de seguir escribiendo en Tele/eXprés, Triunfo, Mundo Diario y otras publicaciones, y de encarar la recta final de Los catalanes en los campos nazis, publica El temps de les cireres (Premi Sant Jordi), reedita la biografía del histórico fundador del PSUC, Rafael Vidiella: l'aventura de la revolució y se hace un lugar en la Junta del Ateneu Barcelonès.

También es el año de las I Jornadas Catalanas de la Mujer. Roig se prodigará en columnas y reportajes que apuntan al centro del patriarcado, hablando de maternidad y de aborto, hablando de cuidados y de la discriminación de las mujeres en los partidos de izquierdas. Algo mejores recoge un buen puñado de ellos. Directa, incisiva, valiente, es la Montserrat Roig comprometida que se convertirá en una figura clave, según Betsabé García, para comprender toda una época. "Si no te interesa, no estás obligada a leerla", remacha la biógrafa, "pero si tienes un mínimo de interés por la literatura y la cultura catalanas, es necesario leerla para ver que estas no murieron en 1939 y renacieron en 1975, sino que hubo una continuidad".

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