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La cuna del cómic mundial se rinde al noveno arte español

El Salón de Barcelona anunciará en su inauguración que España protagonizará la próxima edición del Festival Angouleme

 

PEIO H. RIAÑO

El dibujante Max aterrizó en el Festival de Angouleme los primeros años de la década de los ochenta y desde entonces no ha dejado de acudir a la cita más importante del mundo del cómic de todo el mundo. En este tiempo ha participado en los dos homenajes que el festival ha dedicado a los dibujantes españoles. 'El primero fue muy cutre, no cuenta. El segundo, en 1989, se tituló La nueva historieta española y estuvo mejor. Recuerdo que montaron una exposición muy grande. Ese año en Angouleme se hablaba del cómic español y de ahí salieron oportunidades', recuerda el Premio Nacional de Cómic de su participación entonces.

Como dice Carles Santamaría, director del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, que hoy inaugura su edición número XXIX: 'Francia siempre ha sido lugar de acogida de autores españoles, pero ahora su mercado es mucho más receptivo a los trabajos de autores de aquí porque buscan talento y calidad'. Con la noticia que hoy anunciará el Ministerio de Cultura durante la apertura de puertas de la feria más importante del Estado español dedicada al noveno arte, se confirma el interés de la mayor industria del cómic del mundo en el producto nacional: España será el protagonista de la próxima edición del Festival de Angouleme, el próximo enero, tal y como ha podido saber este periódico.

Carlos Santamaría: 'Aquí hay una tradición centenaria que ha dejado poso'

Habrá una gran exposición dedicada a una veintena de autores españoles, en un salón de 400 metros cuadrados, y un catálogo que reunirá a los máximos exponentes de la disciplina en estos momentos. 'Si los americanos buscan un artista para sus comics, los franceses buscan alguien que sepa contar historias y de eso estamos sobrados. Nuestros autores son muy buenos, porque aquí hay una tradición centenaria y eso ha dejado un poso importante', explica eufórico Santamaría ultimando los detalles del Salón, en el que la noticia llega con sabor francés.

Se apunta al gestor cultural y comisario Paco Cerrejón para coordinar la actividad. Este sevillano de 35 años destaca que la calidad de los autores españoles es reconocida internacionalmente. 'A pesar de tener una industria débil, no tenemos nada que envidiar a los autores franceses. Es un momento de madurez, porque se ha ganado mucha confianza', aclara. El Premio Nacional de Cómic 2010 Antonio Altarriba, por El arte de volar (junto con Kim), asegura que hay bastante expectativa en el mercado francófono con lo que ocurre en España. Su libro acaba de salir en Francia hace apenas diez días: 'La diferencia con el pasado es que ahora somos muy sólidos en guiones. Es un momento muy dulce'.

El centro de la viñeta

Paco Roca dice que el mercado francés es el paraíso, pero muy conservador

La feria francesa es el epicentro del género. Allí se cierran todos los acuerdos del mercado mundial que no tengan que ver con los superhéroes (ese papel se lo lleva la feria de San Diego Comic Com). Para entendernos, es la Meca de todo autor porque puede enseñar sus trabajos a editores extranjeros en busca de una edición, y porque los editores conocen por dónde van los tiros en el resto de países. Max dice que es su 'observatorio', y que en función de lo que ve sabe hacia dónde dirigir su trabajo.

La experiencia del autor Paco Roca en Angouleme también ha sido decisiva para su trayectoria. Allí vendió Arrugas, en el año 2007, a Delcourt, un gigante editorial que buscaba autores para iniciar la línea de novela gráfica. Recuerda que llegó allí sin conocer a nadie, con su carpeta bajo el brazo. Las colas de dibujantes que querían mostrar sus trabajos eran infinitas. En la fila de Delcourt consiguió saltarse al gorila que controlaba los turnos, tras el cordón de seguridad, y llegó al editor: 'Le apreté la mano para saludarle y no le dejé escapar. Le hablé de un libro de aventuras. Pero no le interesó. Le enseñé Arrugas y se lo quedó. Me dijo que ya me llamarían y al día siguiente me hizo regresar a la Feria para presentarme a todos los autores. Estaba dentro. Fue un sueño que se cumplía'. La novela gráfica llegó luego a España y fue premiada con el Premio Nacional de Cómic en 2008.

'Ahora mi caso ha cambiado. Quiero trabajar para editoriales españolas porque me he dado cuenta de que tengo un mercado grande y mi editor consigue vender derechos de mis libros en Francia. Necesito saber si puedo vivir de mis trabajos con las editoriales de aquí', explica Paco Roca. El autor señala el principal motivo de atracción del mercado francés, los anticipos notables de tiradas importantes. Eso significa recursos con los que seguir trabajando.

Max: 'Hace diez años Francia no era sensible a los libros importantes'

Roca reconoce que 'Francia es el paraíso' para vivir de este arte. El mejor ejemplo de ello es el fenómeno Blacksad, del dibujante Juanjo Guarnido y el guionista Juan Díaz Canales, una serie que vende más de 200.000 ejemplares en el país vecino. Un caso extraordinario. Los autores Raule y Roger también pasan por el éxito galo con otra serie: Jazz Maynard.

Sin embargo, la idealización de Francia se acaba revisando las novedades: 'Es un mercado muy conservador. Los libros interesantes son minoría, pero es la industria más importante de todas. En España estamos creando un tipo de público nuevo, al que le interesan las historias, no sólo el dibujo', apunta Paco Roca. El editor de Sins Entido, Jesús Moreno, destaca el aumento de la calidad. 'No hay tanta gente potente en Francia. Hay mucha copia entre autores. Pero también buscan la diferencia, el estilo personal', cuenta para subrayar que hay más interés que antes por el autor español.

Precisamente, Sonia Pulido, una de las autoras que publica con esta editorial, acaba de vender allí los derechos de Duelo de caracoles. 'No sé si tiene que ver con lo exótico, el caso es que les interesamos. Lo que se publica aquí es diferente, hay más títulos interesantes que hace unos años', cuenta. 'Lo que no tiene sentido es tratar de competir en Francia haciendo lo que hacen los franceses. Parece que son más sensibles a los libros importantes. Hace diez años no habría sido posible que María y yo triunfase allí', indica Max. 'Ellos esperan algo realmente distinto que no existe en Francia. No creo que haya características comunes en el cómic español. Bueno, quizá una: la alta calidad delos dibujantes'.

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