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'Empieza el baile', una 'road movie' con mucho cine y mucho tango

La cineasta Marina Seresesky viaja en furgoneta de Buenos Aires al pie de la cordillera de los Andes con emociones y recuerdos de toda una vida, con risas y a ritmo de tango, y con Darío Grandinetti, Mercedes Morán y Jorge Marrale.

Darío Grandinetti, Mercedes Morán y Jorge Marrale son los protagonistas de 'Empieza el baile' de Marina Seresesky.
Darío Grandinetti, Mercedes Morán y Jorge Marrale son los protagonistas de 'Empieza el baile' de Marina Seresesky. Me lo creo

Hubo en Argentina una pareja de bailarines de tango, muy famosos, que estuvieron años bailando pero sin hablarse. Entrelazaban sus piernas, juntaban sus manos, se rozaban, se miraban a los ojos, bailaban la intensidad del tango, pero ¡no se hablaban! Esa historia y el bandoneón de Ástor Piazzolla en Adiós Nonino –"Y ese afán. Ay... Tu afán, por sembrar de esperanza el camino"- inspiraron Empieza el baile, una "comedia ácida" de la cineasta Marina Seresesky que es ternura y risas, memoria, amor y pura vida, y que se alzó con el codiciado Premio del Público en el Festival de Málaga y con el de mejor actor secundario, para un extraordinario Jorge Marrale. 

Con él, Pichuquito en la ficción, con Darío Grandinetti y Mercedes Morán, grandes en sus papeles de Juan Carlos Moreno y Margarita Rey, la cineasta recorre Argentina desde Buenos Aires a Mendoza, al pie de la cordillera de Los Andes, en una furgoneta, un cacharro con más de 30 años, con el que Carlos y Margarita viajaron por todo el país bailando. Una road movie a ritmo de tango, que atrapa los deseos, los recuerdos y los secretos de estos personajes. Un viaje divertido, plagado de humor socarrón, adornado con la proverbial elocuencia argentina y sostenido sobre emociones de toda una vida.

Una película que "habla del amor verdadero. De ese amor profundo que no conoce distancias, fronteras y mucho menos el paso del tiempo. Pero no solo del amor a otra persona, sino de ese amor que se tiene por los lugares y por los momentos en los que fuimos felices. Porque también esta película habla de la memoria compartida", dice la directora y guionista que ha sabido felizmente aprovechar la complicidad real entre los tres intérpretes.

La directora y guionista Marina Seresesky.
La directora y guionista Marina Seresesky. Me lo creo

"El viaje, el rodaje, nos recordaba experiencias personales compartidas -añade Darío Grandinetti-. Jorge (Marrale) y yo, tantas veces de gira… El viernes en el aeropuerto y volviendo el lunes a Buenos Aires. ¡Y nos divertíamos tanto! Teníamos el trabajo hecho".

Ahora el viaje lo hace de nuevo con él y con Mercedes Morán en esta comedia, en la que interpreta a Carlos, antigua pareja de tango de Margarita, la más famosa de su época. Él vive en Madrid y ha tenido éxito, ella y Pichuquito viven olvidados y pobres. Una muerta que en realidad está viva es el anzuelo para que Carlos regrese a Buenos Aires, donde de nuevo se reúnen.

"Me interesan mucho los personajes que fueron y ya no son y esa foto que se te quedó de un sitio que, cuando vuelves, no está ya. Y hay que acomodar la foto que tenías a la nueva. Es lo que al volver a veces duele", dice Seresesky, que retrata Argentina desde la monumental Buenos Aires hasta las impresionantes montañas de la cordillera, pasando por gasolineras aisladas en medio de la nada y hoteles y lugares detenidos en el tiempo.

Los personajes viajan de Buenos Aires a la cordillera de Los Andes en furgoneta.
Los personajes viajan de Buenos Aires a la cordillera de Los Andes en furgoneta. Me lo creo

Y en esos pocos días se concentra toda una vida, cuando se amaron y se traicionaron, lo que disfrutaron, lo que terminó separándoles, los secretos que no se contaron. "A lo mejor hoy es el día de decir verdades", suelta Pichuquito en uno de esos hoteles con paredes de gotelé y antes de lanzar una bomba emocional. Pero la bomba no estalla en tragedia, todo en Empieza el baile es mucho más como la vida misma, con el drama cosido a la comedia. Y con muertas que no están muertas, con muertos de verdad en la furgoneta, con persecuciones y policías, y hasta con fiestas con la policía.

Regreso emocionante

"Quería quitar hierro al drama, pero tampoco quería convertirlo en un chiste. Los grandes secretos, las cosas guardadas que se cuentan se pueden contar... Son tres personajes muy vitales que tienen deseos, que miran hacia delante, y dejan la nostalgia atrás. El humor es la mejor forma de contar el drama", explica Marina Seresesky, que con esta película ha regresado, como Grandinetti, a Argentina.

"Ha sido una vuelta emocionante para mí –dice-. Es la primera vez que ruedo en Argentina. Y siempre hay temas pendientes, pero el rodaje me ayudó mucho a la reconciliación. Además, no conocía Mendoza y la cordillera y eso me sacudió. Ha sido un descubrimiento sensorial".

Menos reveladora para Darío Grandinetti que viaja entre Argentina y España con frecuencia, aunque en esta vuelta ficticia y real ha encontrado la felicidad del trabajo compartido. "Esta es una de esas películas que me da igual cómo vaya, yo volvería a hacerla. Lo que más me gusta de este oficio es disfrutar, trabajar con alegría, como ha pasado en Empieza el baile. La mayoría de las películas que uno hace, la gente no las ha visto o no han funcionado bien. Yo llevo 40 años currando y muchas de las películas que no funcionaron volvería a hacerlas". Entregado, pues, al disfrute de este rodaje, como Carlos a los brazos de Margarita. "Yo con vos bailo hasta el himno nacional".

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