Este artículo se publicó hace 16 años.
"Éste es el año de Maribel Verdú"
Belén Rueda opta a su segundo Goya esta noche gracias a El orfanato. Es el rostro del cine español de 2007.
Estudió arquitectura, rodó anuncios para atún Calvo y acompañó a Emilio Aragón en Vip Noche. Atrás quedan Periodistas y Los Serrano, por mucho que le enseñaran “tanto”. Pero esas son cosas del pasado, ¿o no? Porque Belén Rueda es la cara del cine español de 2007. Es el rostro de la película que ha logrado levantar la alicaída taquilla de 2007. Rueda ha superado al vendedor Johnny Depp y a sus Piratas del Caribe, y ha hecho posible que el cine español no cayera más allá del 12,72 % de cuota de pantalla si El orfanato no hubiera arrastrado a más de 4 millones de
personas a las salas.
Belén es Laura, por encima de aquella Julia de Mar adentro y por mucho que ella llame a Alejandro Amenábar “el catalizador” de todo lo que le está pasando.
Dos de dos. Por ahora, ésa es la secuencia. Ganó el Goya a la actriz revelación en 2004 por Mar adentro y ahora, en su segundo papel cinematográfico y primero protagónico, podría recibir el primero a Mejor Actriz. Si la dejan Portillo y Maribel Verdú. Para ella, está claro: “Éste es el año de Maribel Verdú”, dice con voz cercana, aunque sea al otro lado del hilo telefónico. Si no le cae el Goya, bien podría al día siguiente tocarle el Max, premio al que está nominada por la obra Closer.
Rueda que rueda
Belén Rueda no para de rodar y a cada nueva cinta es un acierto de crítica y taquilla. Cada proyecto es la confirmación de un olfato y un sosiego que le ha dado eso de que el éxito le llegara a partir de los 40. Por ahora, ha tenido ojo y, desde luego, una cierta debilidad por las óperas primas. Si Bayona la ha llevado hasta a los taxis de Nueva York, en sus próximos proyectos también apuesta por debutantes. “Lo que me ha demostrado el equipo de El orfanato es que no importa que sea debutante si las ideas están claras y su manera de trabajar fue la de profesionales que llevan toda la vida. Bayona te da libertad y, al mismo tiempo, sabe perfectamente lo que quiere”.
Algo que está segura le volverá a pasar con el próximo novato a cuyas órdenes se pondrá en Mal ajeno. Es Óscar Santos, al que conoció cuando éste grababa el making of de Mar adentro. “Le dije que cuando hiciera su primera película, contara conmigo”. Y así ha sido. Ya ha empezado los ensayos para el rodaje, una práctica que reconoce como esencial. “Me gustan los directores con los que ensayas antes de rodar porque llegas a una compenetración que nutre al personaje”.
Entre medias, ha estrenado su primera cinta internacional, Savage Grace, de Tom Kalin, en la que ha compartido tomas con Julianne Moore, “una mujer de la que aprendí mucho; por ejemplo, su capacidad de concentración”. Ésta no será la última vez que la veamos figurando en cintas estadounidenses. “Tengo ofertas debido al éxito de El orfanato, pero todo está un poco paralizado por la huelga de guionistas”, explica. Sea como fuere, no se se ve instalándose en Hollywood.
Después de haberla visto temblar –y habernos hecho temblar con El orfanato–, le toca su primer papel en una comedia, Va de citas, otra ópera prima, esta vez, de Peris Romano. El drama ha sido su registro, por mucho que con El orfanato haya sido bajo los códigos del terror. “Es una película sobre los miedos y sentimientos de una mujer, eso es lo que me importa al hacer cine: las emociones del ser humano”.
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