Este artículo se publicó hace 2 años.
'Esto te va a doler' o por qué no invertir en sanidad pública acarrea consecuencias para todos
Ben Whishaw da vida a Adam Kay, quien se basa en sus propias experiencias como médico para dar forma a este drama que, además, resulta divertido.
María José Arias
Madrid-
El título de la serie que este lunes estrena Movistar Plus+ bajo el sello de la BBC, Esto te va a doler, es más que un título, es toda una declaración de intenciones. La ficción protagonizada por Ben Whishaw gira en torno al dolor. El que provoca el parto –interpreta a un obstetra– y el que genera trabajar en un sistema público de salud falto de recursos y de inversión que se aprovecha de la vocación de quienes lo forman para salir adelante. Narrada en primera persona, la historia se desarrolla dentro del Servicio Nacional de Salud británico (NHS) que, como tantos otros, ya estaba mal antes de la pandemia.
En el libro This Is Going To Hurt: secret diaries of a junior doctor (2018), Adam Kay contaba sus años como médico dentro del National Health Service. Vistos los dos primeros episodios de la serie firmada por él mismo como creador, no fue una experiencia ni fácil ni agradable en muchos sentidos. Ambientada en 2006, la realidad que se plasma en la pantalla es la de una planta de ginecología y obstetricia desbordada. Falta personal, así que los sanitarios que hay deben hacer turnos maratonianos que les provocan ojeras pronunciadas y, en ocasiones, falta de juicio profesional debido más al cansancio que a sus aptitudes profesionales.
La escena de Adam despertándose en su coche y dándose cuenta de que estaba tan cansado al acabar su turno que se quedó dormido en el aparcamiento del hospital es tan gráfica como reveladora. En un contexto así, ¿cómo no van a producirse errores? Los médicos son seres humanos, sometidos a una presión extraordinaria y cuyas decisiones, muchas veces, son a vida o muerte. Un fallo puede ser fatal. Y un error, fruto del cansancio y de la sobrecarga de trabajo, es lo que comete el protagonista de esta historia. Un incidente que le obliga a darse de bruces con su falibilidad, pero también a conectar con una versión de sí mismo algo más ‘humana’ y cercana. Aunque en ocasiones le haga parecer forzado ante pacientes y compañeros poco acostumbrados a que aparque su cinismo para ser amable.
Si bien la mayor parte de las cosas malas que suceden en ese hospital británico bajo mínimos derivan de la sobrecarga, no se puede obviar la particular personalidad de Kay. Basta un primer episodio trepidante y sorprendentemente divertido para darse cuenta de cuáles son sus puntos débiles. Sí, es un buen médico. Nadie puede dudar de ello. Vive por y para su profesión, no le falta ambición y antepone su carrera a todo lo demás. Sin embargo, su talento va a la par que su ego y su arrogancia. Odia que quienes están un peldaño más arriba le miren por encima del hombro. Sin embargo, él replica ese mismo comportamiento que tanto le hace enfurecer con la única persona que tiene a su cargo: una estudiante de medicina que lo sufre con estoicidad y malas caras, Shruti (Ambika Mod).
Whishaw construye un personaje complejo con el que consigue, por momentos, captar la empatía del espectador. En especial cuando una vez cometido el error se obsesiona con él y este le persigue. Eso ocurre al final de primer episodio. Para el segundo, el personaje que se dibuja da otra cara, la de la inseguridad y cierta humanidad. Algo que supone mucho para alguien que lleva la cuenta de partos como un preso tacha los días que ha cumplido de condena. De no ser por la habilidad del protagonista de la primera entrega de A Very English Scandal y su sensibilidad, su personaje podría haber pasado por un cretino sin más merced al sarcasmo que desprende continuamente y al desprecio al prójimo del que hace gala en según qué situaciones.
Whishaw consigue darle una vuelta más y captar sus contradicciones. En realidad, él lo es todo en una serie que va directa a lo que quiere contar y sabe cómo hacerlo para generar un mayor impacto. El qué es interesante y muy actual. El cómo puede suponer algún que otro problema para los espectadores que no toleren bien la sangre en pantalla y las escenas de quirófano muy gráficas. De ambas hay a raudales en Esto te va a doler. La cámara, dirigida por Lucy Forbes en sus primeros episodios, no se gira y es capaz de mostrar al público los entresijos de una exploración ginecológica, una cesárea o un parto. Esto te va a doler no se anda con remilgos, se deja llevar al naturalismo (o gore, según se quiera ver) y se entrega a él alejándose de cualquier visión edulcorada de lo que es dar a luz.
Ni idealismo ni romanticismo
La serie se aleja del idealismo y del romanticismo de la profesión. La sensación que transmite es la alguien que está siempre al límite, continuamente, sin descanso. Y la decisión de romper la cuarta pared para que Whishaw se dirija a quien está al otro lado, aunque en un principio pueda descolocar, funciona como una forma de adentrarse en su loco día a día y ser partícipe del mismo funcionando como ese ‘amigo’ con el que desahogarse que en realidad no tiene en el guion.
Una visión basada en experiencias vividas en primera persona por quien las cuenta que generó cierto revuelo durante su emisión en Reino Unido. Hubo quien criticó el papel de la mujer parturienta en la trama, sin voz ni voto en su parto. Pero también hubo quien se congratuló del realismo de Esto te va a doler. Después de todo, el foco se pone en su protagonista, en la presión a la que se ve sometido y en cómo eso le afecta en su relación con los demás fuera y dentro del centro hospitalario. Eso es lo que quiere contar Esto te va a doler. No otra cosa.
A la polémica que suscitó la serie en Reino Unido, donde también cosechó buenas críticas, Ambika Mod respondió, como recogió The Guardian), que también hubo quien agradeció que se "mostrara el parto como realmente es, porque es brutal, desordenado y sangriento. Y eso no es algo que hayamos visto antes en televisión". Añadió en su defensa de una serie que atrapa desde el primer momento que "es importante que nos comprometamos con la realidad. El NHS es una de las mejores cosas de este país y debemos protegerlo".
Más allá de la defensa que pueda hacer cualquiera de los implicados en la serie sobre su realismo o el papel de las parturientas en la misma, Edward Morris, presidente del Royal College of Obstetricians and Gynaecologists, llegó a emitir un comunicado recogido por The Guardian para decir que desde su punto de vista profesional Esto te va a doler "expone las duras realidades que los profesionales de la salud pueden enfrentar cuando trabajan en el campo de la obstetricia y la ginecología en el NHS".
A veces puede ser incómodo ver lo que hay en pantalla, pero al mismo tiempo capta la atención y muestra de una manera eficaz el daño que la acumulación de horas de trabajo puede provocar a quienes usan bata y estetoscopio y a los propios pacientes. Debería ser, como ocurría con la francesa Hipócrates (Filmin), un llamado de atención para quienes deciden no invertir más en una sanidad dejada de lado desde hace años cuya herida se ha visto agravada después de dos años de pandemia.
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