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La fibra urgente de la Croissette

Este año al lado de las tradicionales bestias sagradas la ciudad de la Costa Azul acoge filmes surgidos de la revolución Internet y 'la urgencia' 

ANDRÉS PÉREZ

Una mascarilla de oxígeno, de ésas que se descuelgan en las cabinas de los aviones justo antes de estrellarse uno. Pero no estamos en un vuelo comercial: son las butacas de una sala de cine vacía, las amenazadas por ese símbolo del último e ilusorio recurso antes del crash.

La metáfora de la mascarilla ha sido la escogida por la Semana de la Crítica de Cannes como su logotipo de su selección paralela del primer certamen de cine del mundo, que arranca hoy. No podían haber escogido mejor emblema, generalizable a la 61 edición del Festival.

Este año, al lado de las tradicionales bestias sagradas y de sus realizadores célebres siempre fieles, -'porque el festival tiene que saber ser fiel a sus citas', decía ayer a Público, el delegado general de Cannes Thierry Fremeaux-, la ciudad de la Costa Azul acoge un número creciente de filmes surgidos de la revolución Internet y de lo que algunos de los programadores han llamado 'la urgencia'. Urgencia política, social o simplemente urgencia de quemar etapas y contar peligrosamente.

Amenazada por una inundación de filmes y vapuleada por Internet, como dijo el presidente del festival, Gilles Jacob, estamos en la era en que 'falta poco para que baste apretar un botón y se disparen cientos de proyecciones'.

La selección de este año ha resultado particularmente difícil, como lo reconocieron tanto los jefes del Festival oficial como los programadores de las paralelas Quincena de Realizadores y de la Semana de la Crítica.

La primera dificultad fue el aluvión de filmes recibidos (un 23% más que hace dos años), en muchos casos sin pasar por los canales tradicionales de presentación. La segunda fue la necesidad de encontrar espacio para lo que Jean Christophe Bergeon y Olivier Père, de la Semana de la Crítica, definieron como filmes que 'circulan entre la política, la urgencia y la poética'.

Fremeaux sostiene: 'No es casual que presida el jurado Sean Penn y que presente fuera de concurso The Third Wave'. Como tampoco, que la vuelta de Walter Salles a la competición, con Linha de Passe, sea una
mirada a las favelas.

'Es apasionante ver cómo cineastas venidos de países, de culturas y generaciones diferentes, cuentan juntos una visión del mundo que es una visión de combate. El festival, 40 años después de 1968, sigue teniendo la fibra revolucionaria', asegura Fremeaux.

El ejemplo más palpable de esa urgencia es Les Enfants de Don Quichotte Acte 1, pero dentro de esa misma lógica los programadores inscribieron cintas tan diferentes como The End of Poverty, de Philippe Diaz, Les Paradis Perdus, de Hélier Cisterne, o Waltz with Bashir, del israelí Ari Folman.

Ésta última en competición y contada en clave documental de animación, prueba, según Fremeaux, que Cannes 'es el reflejo de la evolución artística del cine'.


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