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Laura Dodsworth 100 mujeres y sus vulvas

La artista Laura Dodsworth reúne en ‘Womanhood: La Realidad Desnuda’ las fotografías de cien vulvas y la historia de las mujeres que han posado para ella. Su objetivo, reivindicar una zona tan desconocida del cuerpo femenino -incluso para nosotras mismas- y “ayudar a las mujeres a sentirse más seguras y poderosas”.

Fotografía de la artista Laura Dodsworth trabajando.

Hace unos días, un ejemplar de ‘Womahood’ encima de una mesa alrededor de la que había un decena de personas sentadas generó un intenso debate. Había hombres y mujeres de distintas edades, condición y nacionalidad. Este experimento sirvió para comprobar su reacción al ver fotografías de vulvas en primerísimo plano. Hubo quien al hojear el libro reaccionó con sana curiosidad pero también hubo caras de asombro y disgusto, pronunciándose cosas como “¡qué desagradable!” o “¿qué sentido tiene esto?”. 

Como la propia Laura Dodsworth cuenta, “ninguna parte del cuerpo inspira amor y odio, y miedo y lujuria de la misma manera que la vulva”. Ese mundo de contrastes en torno a ella -entre lo que se ve y lo que es en realidad; entre lo que se piensa y lo que se dice de ella-, fue una de sus motivaciones para poner en marcha este proyecto de fotografiar y entrevistar a cien mujeres sobre sus vulvas, vaginas y su experiencia de ser mujer: “Nuestro principal punto de referencia es el porno en internet. Por eso las mujeres, especialmente las jóvenes, se comparan con una vulva pulcra, suave, rosada y ‘perfecta'. Pero las tenemos de todas las formas, tamaños y colores; ninguna es igual a otra”.

Ese es uno de los primeros tabúes con los que rompe este libro: mostrar a mujeres reales. De hecho, para muchas de ellas ésta ha sido su primera vez: “Como las vulvas están escondidas y son tan misteriosas nos cuesta vérnoslas a nosotras mismas”, cuenta Laura. “Hay mujeres que han visto la suya por primera vez en el visor de mi cámara. Para algunas no fue gran cosa, las hay que comentaron lo bonita que era y otras me preguntaron si eran normales. Aunque se hubieran visto antes en un espejo, mirar una fotografía es mucho más claro. Lo sé ¡por mi propia foto!”. Porque para vivir de verdad la experiencia, Laura se ha convertido en una de esas 100 mujeres de entre 17 y 99 años que formaron el casting: “Busqué mujeres de todas las edades, tipos de cuerpo, etnias, sexualidades, experiencias de vida, géneros”.

El segundo tabú sobre las vulvas que Laura rompe es hablar abiertamente de ellas, algo que no sólo se comprueba leyendo el libro, también viendo ‘100 Vaginas’, el programa de Channel 4 en el que se muestran la elaboración de las fotos y los testimonios a cámara de algunas protagonistas: “Las entrevistas son el corazón del proyecto”, confiesa. “Tuve acceso a los ‘grandes temas’: placer, dolor, vida, muerte… “.

"Con 16 años no pensaba en mi placer sexual, sólo en satisfacer a mi novio"

Estas cien mujeres hablan abiertamente, por ejemplo, de cómo es el sexo para ellas. Está la que cuenta que “nunca tuve un orgasmo hasta que conocí a mi marido; creo que porque con él estaba enamorada”. Y la que confiesa: “con 16 años no pensaba en mi placer sexual, sólo en satisfacer a mi novio; hoy me gusta explorar distintas maneras de practicar el sexo”. Otra se ríe de los tabúes: “Como mujer gorda sólo me está permitido ser divertida, madre o fetiche sexual, pero mi gordura también me da libertad porque la gente no me mira por la calle como algo sexual”. Y también está la que se define como heterosexual pero sin mucha convicción porque a los 47 años sigue siendo virgen: “Hay un estigma en torno a ser virgen, como un albatros sobrevolando tu cabeza; pero tener sexo y que alguien se burle de mí es mi peor temor”.

Algunas hablan de la masturbación -“Hay mucha vergüenza en torno a ella pero si no sabes identificar lo que te gusta, ¿cómo vas a comunicarte con tú pareja?”- y de cómo y cuando les gusta masturbarse: “en la bañera”, “por la mañana”, “al final del día”, “a veces dos veces al día”. “Amo a la mujer de 77 años que dice que le encanta masturbarse ¡Quiero una menopausia como esa, por favor!”, confiesa Laura. Una de ellas reconoce su miedo a perder el periodo “porque temo perder mi atractivo sexual. Sé que no suena muy feminista pero es la verdad”.

Las que son madres también hablan de ello: “Mi vagina es algo increíble que me proporciona cosas increíbles como poder dar a luz” y está la que desvela que “tuve un orgasmo mientras daba a luz”.

"Temo perder mi atractivo sexual. Sé que no suena muy feminista pero es la verdad"

También hay historias terribles: “Tenía 7 años cuando vino una mujer a casa y me quitaron el clítorix y los labios. Literalmente sólo me dejaron un agujero para que pudiera orinar y tener el período. Aquello me arrancó la infancia”. Otra cuenta que tuvieron que extirparle la vagina debido a un cáncer: “siento mi vulva mutilada pero ambas estamos dispuestas para un nuevo comienzo” y una tercera a la que su propio marido le practicó un aborto sin estar ella de acuerdo.

Para Laura, ’Womanhood’ supone la ultima parte de un tríptico porque hace años hizo lo mismo con otros tantos pechos en Realidad Desnuda  y tras ello con un centenar de penes en Manhood. “Después de aquello me describieron como una ‘campeona’ para los hombres y sus penes y me pregunté cómo no había hecho lo mismo por las mujeres todavía”. Sobre las diferencias con estos dos proyectos, Laura comenta: “Las fotografías de las mujeres tienen un sentimiento más íntimo. Los penes son claramente visibles pero solo los amantes y el personal médico tienden a ver vulvas, por eso son más vulnerables e íntimas”.

Sobre el debate que genera su libro, por su enfoque y su personalidad, declara: “Es interesante que haya polémica. Millones de personas ven porno por internet todos los días pero las fotografías no sexuales de mujeres, tomadas por una mujer, para mujeres (y hombres) resultan impactantes. Debemos preguntarnos por qué los cuerpos de las mujeres están mucho más vigilados y cuestionados que los de los hombres. Las vulvas sólo se entienden en un contexto sexual pero son algo más que eso y son nuestras. ¿Es eso polémico?”.

La conclusión la da ella misma: “Es hora de reclamar nuestra condición de mujer, en nuestros términos y en nuestras palabras”.

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