Este artículo se publicó hace 3 años.
Robert Langdon rejuvenece y se pasa a las series en el thriller 'Dan Brown: El símbolo perdido'
Movistar+ estrena esta serie sobre los primeros casos y misiones a los que se enfrentó el personaje explorado por el cine en 'El Código Da Vinci' y 'Ángeles y Demonios'.
María José Arias
Actualizado a
Dan Brown: el símbolo perdido es una de esas series en clave de thriller que sabe desde el primer momento cuál es su juego, la fórmula que debe poner en práctica y que plantea su misterio de manera resolutiva y atractiva. Los dos primeros episodios sirven de puerta de entrada al mundo de un personaje conocido en el cine en su edad madura de la mano de Tom Hanks. En esta ocasión está interpretado por Ashley Zukerman y se trata, como puede deducirse por la mención a Brown y el título de la serie que hoy estrena Movistar+, del profesor Robert Langdon. Aunque basada en la novela homónima del escritor estadounidense, se introducen variaciones en la historia más allá de la edad de su personaje principal.
El misterio a resolver por esta versión joven del protagonista de los libros de Dan Brown es la desaparición, secuestro mediante, del que fuera su profesor y mentor Peter Solomon (Eddie Izzard), director del Instituto Smithsonian. Una llamada insta a Langdon a desplazarse desde Harvard a Washington para dar una conferencia, invitado por Solomon. Una vez allí, descubrirá que en realidad el objetivo de la convocatoria es otro. A esas alturas del capítulo, él ya está dentro del caso que tendrá que resolver y el espectador, de la serie. Porque si algo hace de manera eficaz Dan Brown: El símbolo perdido desde el inicio, es mover bien sus hilos e ir sembrando de anzuelos la historia para que quien llegue a ella, vaya picando de uno a otro y, casi sin darse cuenta, acabar enganchado.
No se trata de un thriller revolucionario, sorprendente o que reinvente nada. Tampoco lo necesita, ni le hace falta. Lo que hace funcionar a un thriller son un buen misterio, buenos personajes, un desarrollo eficaz y una resolución satisfactoria que no tiene por qué ser siempre feliz para sus protagonistas. Con solo dos episodios vistos de los diez que componen la temporada, se puede apreciar que cuenta con los dos primeros ingredientes y todo apunta a que va por el buen camino en cuanto al tercero.
Ayuda a conseguirlo esa carrera contra el tiempo en la que se convierte el guion: deben encontrar lo que la otra voz al teléfono les exige si quieren recuperar a Solomon con vida. Eso, por un lado. Por otro, y como ocurre en las novelas y en las adaptaciones cinematográficas, se trata de una gymkana de pistas a unir hasta llegar a completar el puzzle que, bien manejada y planteada, le da ese ritmo ágil que necesita la serie y que la hace tan entretenida. Por último, los personajes deben sostener la historia que Dan Dworkin y Jay Beattie, guionistas y productores, se traen entre manos. Este joven Langdon es un profesor conocedor de su talento, con cierto carisma, no demasiado resabido (lo justo para que se le coja aprecio y no tirria) y alguna que otra fobia. No es Indiana Jones. Es Robert Langdon y sus aventuras son diferentes en tono y fin.
No está solo. Tiene como mano derecha a Katherine (Valorie Curry), hija de su mentor secuestrado. Ella es tan buena en lo suyo e inteligente como el protegido de su padre y tiene los arrestos que en algunas situaciones le faltan a él. Además, como se intuye desde su primer cruce en pantalla, hay algo entre ellos. Un pasado que la serie promete desvelar con cuenta gotas para alimentar ese otro misterio (el personal) que rodea a su pareja protagonista. El tercero en concordia es un agente de seguridad llamado Nuñez (Rick González) que se ve envuelto en todo este embrollo que, de alguna manera, está relacionado con la estancia en prisión del hijo de Peter tres años atrás en Turquía y un antiguo portal.
Al otro lado de la línea, donde se ubican los villanos, un misterioso camaleón (Beau Knapp) capaz de hacerse pasar por quien quiera, con mucha sangre fría y tremendamente hábil en el cuerpo a cuerpo, relacionado con los masones de alguna manera aún por descubrir. Y entre unos y otros, intentando resolver el caso mientras Langdon y Katherine van por libre, una directora de Seguridad de la CIA llamada Inoue Sato (Sumalee Montano) que sabe mucho más de lo que cuenta.
La impresión que da Dan Brown: El símbolo perdido es que, más allá del thriller y del puzzle a resolver, se trata de una historia que gira en torno a la familia, a las conexiones humanas, al pasado y al hecho de tener que afrontar que quizá no se conoce tan bien a quien se creía conocer como a uno mismo. También sobrevuelan ciertas ideas y discursos como ciencia versus superstición/creencia y el peligro de los símbolos mal usados. De eso, de símbolos, sabe mucho su protagonista. El escritor Dan Brown figura en los títulos de crédito como productor ejecutivo.
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