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El Museo de Carmen Thyssen pierde su credibilidad

Dimiten la directora y un miembro del patronato de la sede inaugurada en Málaga con la pintura andaluza del siglo XIX

PEIO H. RIAÑO

Tomás Llorens cerraba ayer su colaboración con el Museo Carmen Thyssen de Málaga por carta: 'El Museo CarmenThyssen-Bornemisza de Málaga, gestionado por la Fundación Palacio de Villalón a cuyo Patronato, como ustedes, pertenezco, ha dejado de tener, en mi opinión, el grado de credibilidad histórico artística que debería esperarse de un museo de su naturaleza', escribió en su dimisión a la que ha podido tener acceso este periódico. Era tajante y claro. La renuncia de una de las personalidades claves en la historia de la museografía española iba acompañada con la de la directora del centro, María López, a las tres semanas de su inauguración.

La decisión es la consecuencia del cambio de estatutos y organigrama en la sesión del patronato el pasado día 23 de marzo. El propio Llorens había preparado para su puesta en marcha una organización, en la que se priorizaba el valor artístico del director a la labor político-económica del gerente, como ocurre en los grandes museos del país. Sin embargo, el mismo día de la presentación a la prensa, la sesión del patronato aprobó el cambio drástico de modelo de gestión: la directora pasaba a ser una 'directora artística', y se creaba una figura nueva, la del gerente, que lo ocupa Javier Ferrer, mano derecha y jefe de gabinete del alcalde de Málaga, Francisco de la Torre Prados.

Llorens: 'Ha dejado de tener el grado de credibilidad histórico artística'

La carta de dimisión puntualiza este hecho: 'Se designó de modo discrecional, y sin proceso de selección alguno, a una persona que carece de experiencia en la gestión de museos o instituciones artísticas y cuya ocupación profesional exclusiva a lo largo de los últimos años ha sido de naturaleza política. Estos acuerdos, que han abierto en el museo un grave conflicto interno, son un síntoma claro de la voluntad del Patronato de relegar en su gestión las cuestiones histórico artísticas a un nivel secundario'.

Según fuentes del patronato, Llorens había ideado un organigrama para evitar los errores que se han cometido en las instituciones en las que se han duplicado las competencias y responsabilidades y agravado los conflictos de intereses. De hecho, en la carta de dimisión él alude a que se le atribuye al gerente todas las responsabilidades frente al patronato, incluso las correspondientes a la programación artística. 'La práctica es la siguiente: se coloca a un gerente de perfil político por arriba hasta que estrangula al director artístico', explica una directora de museos.

La directora, que llegó al cargo por concurso, tenía en sus manos todas las estrategias y decisiones ejecutivas, desde la gestión del museo al proyecto artístico. Y un jefe de área económica le asesoraba, pero en ningún caso contaba con las atribuciones que finalmente han recaído sobre la figura del gerente.

En el comunicado remitido ayer por el Museo Carmen Thyssen de Málaga se señala que el cambio de estructura directiva es 'en pro de la mejora y optimización en la gestión del Museo. El objetivo de este cambio ha sido siempre agilizar la gestión interna de la pinacoteca', y señala que la estructura bicéfala está implantada en el Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, de donde se ha seguido el ejemplo. Las fuentes del patronato consultadas por este periódico, que han preferido no ser citadas, aclaran que esa medida aprobada era justo lo que Llorens quería evitar: 'En el Museo Thyssen-Bornemisza, el director artístico toma las grandes decisiones por prestigio'.

Pero el aspecto más preocupante para el primer director del IVAM, exdirector del Museo Reina Sofía y también del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid, es la manera en la que se nombra al responsable de la gerencia del Museo de Málaga, sin previo concurso y saltándose el Documento de Buenas Prácticas: 'En todo caso, me parecen radicalmente incompatibles con la letra y, sobre todo, con el espíritu, del Documento de Buenas Prácticas, que, adoptado en enero de 2007 por el Ministerio de Cultura con el acuerdo de las principales asociaciones profesionales del mundo del arte, se considera hoy de aplicación prácticamente obligatoria para la designación del personal directivo de Museos y Centros de Arte'.

A ese aspecto no se refiere en ningún caso el comunicado y las fuentes del Museo de Málaga, que alegan que es como se suelen nombrar esos cargos. 'Esta decisión perjudica al museo y beneficia al alcalde y a su equipo, porque han colocado al aparato político dentro de la institución', aclararon las fuentes del patronato a Público. 'Este museo tenía encomendada una visión histórica artística complicada, porque debía reivindicar la pintura costumbrista del siglo XIX. Para eso hay que hilar muy fino en la Historia del Arte, si no hay esa intención histórica aquello se va a convertir en la casa de las folclóricas', sentencian las mismas fuentes. De hecho, Llorens, que no participó en la ordenación de la colección permanente, tampoco acudió a la presentación del museo, quería conseguirlo con las muestras temporales. Por ahora, las funciones de dirección recaen sobre Verónica Castillo, directora de registro.

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