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La resurrección y el lavado de cara de Víctor Ros

Dos años después de su final ya nadie esperaba que TVE encargase una segunda temporada de ‘Víctor Ros’. Lo hizo y ahora la serie se rueda con nuevas caras, un equipo renovado y apostando por los exteriores en detrimento del croma del que tanto abusó en su primera entrega.

'Víctor Ros' vuelve a TVE con nuevas caras y un equipo renovado en su segunda temporada.

MARÍA JOSÉ ARIAS

MADRID.- En medio de la tormenta seriéfila en la que vive inmersa actualmente la televisión pública, con El caso cancelada y El ministerio del tiempo y Cuéntame llamando a otras puertas mientras esperan la respuesta de TVE, Víctor Ros vive un momento muy dulce con el comienzo, hace solo unas semanas, del rodaje de su segunda temporada. Algo que no se esperaban ni equipo ni seguidores tras dos años en el limbo.

“Hacía mucho tiempo, uno ya pensaba que no. Estoy contento de que apareciera otra vez. Señal de que no lo hicimos tan mal”, asegura Carles Francino. Contento, pero con cierto temor a que la gente se haya olvidado. “A mí lo que me da miedo es que con este paso de tiempo tan largo haya gente que haya desconectado un poco”, reconoce el actor que da vida al personaje de las novelas de Jerónimo Tristante tras atender a los medios después de una mañana maratoniana de rodaje en el Fuerte de San Francisco, en Guadalajara.

Un escenario con mucha historia y muy televisivo. Allí, entre sus centenarios muros RTVE y Secuoya han recreado la Linares del siglo XIX, esa a la que viajarán Víctor Ros y su inseparable Blázquez (Tomás del Estal) para resolver un atraco que les trae de cabeza y que ha vaciado las reservas de oro del Banco de España. Esta segunda e inesperada temporada –a todo el mundo le pilló por sorpresa la renovación–, arranca tres años después de lo sucedido en la primera tanda de episodios y lo hace cargada de novedades y caras nuevas.

La ausencia de Javier Olivares es una de las novedades más notables, como la de prescindir de esos cromas de los que tanto se habló en la primera temporada y que dotaban a Víctor Ros de un tono teatral que no gustó a todos. Ese fondo verde que su actor principal reconoce que “no lo voy a echar mucho de menos” aunque “el tema de ir a rodar en escenarios naturales complica un poco más las jornadas de trabajo, está siendo más duro que la primera temporada”. Habrá croma, algo, pero esta vez han apostado por rodar en exteriores. Lo explica Emilio A. Pina, productor de la serie, quien en la visita a esos nuevos escenarios recreados en Guadalajara anuncia que esta segunda temporada constará de ocho capítulos, que el personaje principal sufrirá un fuerte golpe en el primer episodio y que el rodaje se extenderá hasta, más o menos, el primer tercio del mes de septiembre con vistas a estrenar en octubre, a principios o mediados.

Víctor Ros

Víctor Ros ha echado a andar de nuevo, con muchas ganas y más maduro. Convertido en marido y padre de familia, Francino promete que el espectador verá a un Ros más parecido a ese chirlero impulsivo que se perfiló de niño que al policía taimado de la primera temporada. “Hay un paso de cuatro años de una temporada a otra, hay un Víctor más maduro, más que nada porque la situación familiar es la que es. Le sucede algo muy bestia en el primer episodio y eso le marca durante toda la temporada y durante toda la vida. Veremos a un Víctor que recupera cosas de cuando era pequeño, cuando era chirlero, cuando era un niño que tiraba más de instinto”, relata el actor catalán en medio de un corrillo de periodistas.

Más acción y caras nuevas

¿Y la acción? ¿Habrá más o menos? Esa escena de la primera temporada en el bar en la que Ros entraba como si fuese el mismísimo Jason Bourne fue una declaración de intenciones. Francino promete que habrá y mucha: “Hay más porque en la primera se pedía más acción. Yo quisiera algunas más porque creo que a la acción en la ficción española hay que meterle un puntillo, nos cuesta”. Eso sí, reconoce que no sabe qué le depara el futuro a su personaje ya que de momento solo ha podido leer hasta el quinto episodio. Sobre la acción habla también Paco Tous, una de las incorporaciones al reparto: “El personaje juega a que es un experto tirador. Utilizará el arma y monta a caballo. Alguna que otra paliza da también, que eso siempre desfoga”, relata mientras entra en escena Edu Soto con ganas de chanza.

Víctor Ros

Él es otro de los nuevos fichajes de Víctor Ros. Tous es el sargento Giralda, un hombre tradicional al que no le gustan “un pelo” las formas de trabajar de Ros. “Además, qué hace aquí un castellano dándoselas”, bromea el veterano actor, quien reconoce que ambos personajes tendrán “un pulso tirante” en el arranque de temporada. Soto, por su parte, es “León Cavestany, un personaje un poco extremo en el sentido de que es un buhonero, un vendemotos. En este caso vende productos crece pelo con la marca Víctor Ros. Es un tipo cuyo único interés es el dinero, que admira a Víctor Ros y que gracias a eso Ros consigue sacarle un poco de su línea editorial, que es todo por la pasta. Eso le hace ser una persona cobarde, un poco ruin”.

Otra de las caras nuevas de la ficción de RTVE será la de Carolina Bang, una mujer de alta cuna francesa, “un personaje muy adelantado a su tiempo, que un día se cansa de las cenas de alta sociedad y decide irse a España a dibujar, a escribir y a dedicarse a su arte. Es una tía muy cañera. Una mujer que ya lleva tiempo viajando por España y sabe idiomas, pero tiene un poco de acento”, resume Bang. También estará Paula Prendes, que interpretará a un antiguo amor de infancia de Ros.

Muchos cambios, misma esencia

Más episodios. Más acción. Cambio de equipo. Más exteriores. Muchas caras nuevas. Pero todos coinciden en señalar que la esencia de la serie, lo que funcionó en la primera sigue estando. “Hay cosas de la primera que funcionaron muy bien. Esta época funciona muy bien, los libros de Jerónimo con la combinación de la serie es aventura, una especie de superhéroe que funciona muy bien a nivel visual, la entrada de muchos personajes nuevos, llevar a Víctor y a Blázquez a Linares, a un pueblo, gente rara, eso va a ser superatractivo. Este año no tenemos a Olivares y a mí me da mucha pena, pero cuando empecé a leer los guiones me gustó mucho lo que le está pasando a Víctor y por donde van las cosas”, resume Francino.

“La primera temporada tenía su punto de magia, casi teatral. Se han hecho cambios en ese sentido, con rodaje en espacios naturales”, asegura Paco Tous, quien reconoce que no pudo ver la primera temporada en su momento y se ha hecho un maratón después para ponerse al día. Y es ese rodar en espacios naturales lo que está convirtiendo el rodaje de la segunda temporada de Víctor Ros en toda una aventura. Porque las altas temperaturas no son las más recomendables para llevar un uniforme de la guardia civil de finales del siglo XIX. Aún así, el reparto se lo toma con filosofía y profesionalidad. “Lo de los uniformes tiene la comodidad de que no tienes muchos cambios de vestuario. De todas formas, a mí los uniformes me parece que ayudan a dibujar el exterior del personaje”, defiende Tous.

Y así, en Guadalajara, en pleno verano y abrigados como si fuese enero, Víctor Ros y los suyos se enfrentan a un nuevo y misterioso caso que resolver: el robo del oro del Banco de España. La serie ha resucitado, ha lavado su cara y vuelve con ganas de una tercera temporada. La audiencia tendrá la última palabra. Esa cuyo cambio en la forma de medición (incluir otro tipo de visionados y no solo los del día de emisión) es tema recurrente en entrevistas y coloquios y que Francino cree que “en el caso de Víctor lo han teniendo en cuenta, porque si no, no estaríamos aquí. La audiencia fue correcta, no fue la hostia”, sentencia.

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