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La segunda vida del viejo rockero

Música. Grupos como Obús o Barón Rojo, que vivieron su época dorada en la década de los ochenta, regresan ahora a los escenarios para revivir sus días de gloria

JESÚS MIGUEL MARCOS

Aquel estribillo se escuchaba sin descanso en cualquier pandilla de chavales a principios de los años ochenta: 'Vamos muy bien / Borrachos como cubas. / ¿Y qué? / Aún nos mantenemos en pie. / Y ya no pararemos / Hasta no poder ver'. La canción de Obús se convirtió en un eslogan para jóvenes de barrio, algunos de los cuales, los más díscolos, no dudaban en llevarla a la práctica con cierta frecuencia. Obús fue uno de los cabecillas del heavy metal español de los ochenta, aunque escuchados sus discos hoy en día uno se percata que tenían mucho más de hard rock que de heavy.

No había iPods ni Internet, los discos eran muy caros, la mayoría escuchaba música en la radio o en cintas de cromo garabateadas con un bolígrafo Bic y, aunque a día de hoy parezca impensable, bandas como Obús y Barón Rojo fueron número uno en Los 40 Principales. A medida que avanzaba la década, la hegemonía del heavy se fue apagando hasta convertirse en humo. En los noventa parecía que aquellos grupos nunca habían existido. ¿Qué ocurrió para que de la noche a la mañana aquella escena se transformara en un espejismo del pasado?

Obús: 'El declive empezó en 1988. Lo pienso y no loentiendo'

'El declive empezó en 1988. Lo pienso y no llego a entenderlo. Me pregunto qué hemos hecho mal para que esto no siguiera adelante y estar al nivel de las bandas americanas e inglesas. Sobre todo porque yo me siento superprofesional y superpreparado. Llevo 36 años en esto', confiesa Fortu, cantante de Obús. El grupo resucita en este 2010 con el disco Cállate!, casi tres décadas después de triunfar con sus primeros éxitos.

'Los medios comerciales nos dieron la espalda a finales de los ochenta y empezaron a potenciar otra historia, principalmente a los grupos de la Movida. Éramos políticamente incorrectos, unos bichos raros que se les podían escapar de las manos. Parte de culpa la tuvieron los políticos. No les interesaba que triunfara este tipo de cultura. Prefirieron algo más pijo, más clásico, más conservador. Se asustaron y empezaron a cerrar puertas', recuerda Fortu.

Barón Rojo: 'No hay otra realidad, el rock es nuestra vida'

Barón Rojo, el otro grupo de referencia del rock duro español de aquella época, regresa también este año para realizar una gira con su formación original. Los cuatro miembros superan los 50 años y llevan 20 sin tocar juntos, precisamente desde que el género entrara en barrena. Carlos de Castro, cantante y guitarrista del grupo, reconoce los altibajos de su trayectoria (durante una época tuvo que recurrir a otros trabajos para mantenerse), pero deja claro que Barón Rojo nunca se han separado: 'Para nosotros no hay otra realidad, es nuestra vida. No nos podemos imaginar otra manera de vivir, porque durante años y años Barón Rojo ha sido todo'.

Todos ellos encarnan el lema de Viejo rockero nunca muere. Existe una leyenda que dice que las estrellas del rock sufren una especie de adicción a los escenarios que no les permite retirarse. Eso explicaría giras mastodónticas como las de los Rolling Stones o el tour interminable de Bob Dylan. En España, como atestigua Johnny Cifuentes, de Burning, también encontramos rockeros viejos e inmortales: 'No se puede dejar de ser rockero, por mucho que cumplas 50 o 60 años. El caso es que me gusta el rock and roll, la cerveza fría, las tías bonitas, las buenas canciones Y no sé si eso puede dejar de ser así. No entro en el dilema de que me duela un poco más la espalda o que las resacas sean peores. Sencillamente sigo haciendo las mismas cosas que hace un montón de años'.

Johnny Cifuentes es el único miembro original que queda en Burning y no publica un disco desde 2002, pero la semana pasada llenaba la sala Heineken de incondicionales. 'No nos planteamos conseguir nuevos seguidores, aunque llegan. Tenemos esa minoría selectísima de fans, grande y hermosa, con la que estamos muy contentos. Pero sí es verdad que gracias a gente como Quique González o Pereza, que nos reivindican como influencia, mucha gente se acerca a nuestra música', comenta Cifuentes.

Burning: 'Ahora a los que habría que vigilar es a los policías'

No son los únicos que enarbolan arrugas y guitarras con orgullo. Los Suaves, tras un parón de cinco años, volvieron hace unas semanas con Adiós, adiós, que no es precisamente una despedida. Los navarros Barricada también viven un momento dulce: publicaron en 2009 un disco sobre la Guerra Civil y en la gira posterior han llenado salas con gran facilidad. Otros que siguen vivos son Los Ilegales de Jorge Martínez, que tras reeditar toda su discografía en una caja se han llevado la sorpresa de ser programados en la próxima edición del Festival de Benicàssim.

Todos ellos vivieron una época en la que el rock retaba al orden establecido con sonidos agresivos y letras provocadoras en las que el sexo, el alcohol y las drogas eran condimento necesario. ¿Ha perdido el rock esa capacidad de escandalizar hoy en día? 'Antes, la policía nos veía como una amenaza, mientras que ahora está mucho más desenchufada. De hecho, a los que habría que vigilar es a ellos', subraya Johnny Cifuentes.

Hace unos años circuló un rumor que decía que Barón Rojo había recibido una oferta de un millón de euros por una gira de reunión con los miembros originales del grupo. Nadie lo confirmó, pero Carlos de Castro deja claro que el dinero no es el objetivo primordial de seguir tocando: 'No se toca por el dinero, pero sin el dinero no se podría tocar. Esa nuestra frase de guerra. No nos importa si hay mucho dinero o poco, sólo vivir de esto'.

También resulta curioso que grupos como Barón Rojo y Obús disfrutaran de sus mayores éxitos en la época de la Movida. 'Nos resultó un poco amargo. De alguna manera, el pequeño protagonismo del rock durante un corto espacio de tiempo, entre 1981 y 1986, nos lo quitó la Movida. A partir de esa fecha los grupos que habían salido en la Movida empezaron a acaparar todos los medios de comunicación, las listas de éxitos, todo. El poco apoyo que tuvimos se perdió', explica Carlos de Castro.

Los noventa asestaron un golpe casi mortal a la mayoría de estos grupos. Unos se separaron y otros sobrevivieron reencarnándose con nuevos miembros. 'Nos hemos sentido marginados por el mundo de la música. Por ejemplo, nunca nos han dado un Premio de la Música. Supongo que están esperando a darnos un premio honorífico. No lo aceptaremos', remata el líder de Barón Rojo.

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