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Tiendas guerrilla

Los diseñadores a pequeña escala luchan contra lo convencional canalizando sus creaciones en circuitos alternativos

ALEX CARRASCO

Si la gente no va a la moda, la moda va a la gente. No se trata de ningún mandamiento, sino del más revolucionario concepto comercial del
fashion business. Surgidas en el convulso Londres de los años sesenta, popularizadas en el muy canalla Nueva York de los setenta, las tiendas guerrilla se han convertido en el mejor punto de unión entre la calle y las tendencias más rupturistas e innovadoras.

Se trata de locales que aparecen y desaparecen, donde la moda se conjuga con todas las ramas de la vanguardia: “Son espacios cambiantes y temporales, con acciones muy intensas y juntas en el tiempo”, comenta Sofía Clarí, promotora de Lady Cara, uno de los espacios más emblemáticos de la calle Ballesta, en Madrid.

Allí se pueden encontrar a muy buen precio stocks de colecciones de Gori de Palma, Momic, El Delgado Buil, Me&Co… A lo que se suman áreas tan dispares como “la gastronomía y la ecología, junto a prendas que no existen en Madrid por la diferente procedencia de los diseñadores”. Si las acciones que se han llevado a cabo en los puticlubs de Ballesta se han recibido como agua de mayo, en Barcelona –con más tradición a la hora de lanzar la moda a la calle–, este tipo de espacios ya son parte de su cultura urbana.

“El Fashion Pop Up es único porque es la primera tienda guerrilla (esta será la 2ª edición) multimarca 100% de diseñadores españoles”, explica Paula Feferbaum, líder de la modernidad barcelonesa y actual coordinadora de Fashion Pop Up, la tienda guerrilla más cool del panorama nacional. “FPU tiene la necesidad de acercar al público masivo los diseñadores de moda, crear un espacio muy de tendencia en contraste con las tiendas comerciales”.

De norte a sur, la guerrilla se extiende como la pólvora. En Bilbao, dentro del certamen de moda Modorrra, se desarrolla Ephemere Store, “un evento en el que los diseñadores pueden entran en contacto directamente con su público y enel que al no existir intermediarios, el precio final se reduce considerablemente, por lo que puedes encontrar joyitasque has estado viendo en revistas a precios muy golosos”, explica Leticia Orúe, directora del certamen.

Y por el sur, Cádiz se lleva la palma: desde hace un par de años se celebra Mi Vestido Azul, un mega showroom con más de 30 jóvenes diseñadores, donde la iniciativa privada por fin ha tenido su respuesta en los organismos públicos, como comentan Ana Sánchez y Susana Galindo, promotoras de esta aventura. “El Ayuntamiento apoya en este tipo de iniciativas, creciendo así a nivel cultural y apostando por una visión de futuro en la moda, el arte y la cultura en general. En una ciudad como Cádiz, relativamente pequeña, este tipo de eventos aporta algo novedoso: la posibilidad de disfrutar de creativos de toda España, que una vez al año nos visitan”.

Ya no tienes excusa. Ahora, los diseñadores más exclusivos están cerca de ti y a buen precio, aunque por un corto espacio de tiempo.

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