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"Tosar es casi un problema en la película"

Francisco Pérez Gandul. Escritor de la novela 'Celda 211'

S.B

La noche en que Daniel Monzón abrió la novela Celda 211 de Francisco Pérez Gandul no durmió. Las secuencias se le iban apareciendo página a página y desde el momento que la cerró supo que quería hacer una película. Así que rascando en el origen, el culpable de que Celda 211 sea la película sorpresa del año es Francisco Pérez Gandul, el escritor que imaginó a un personaje legendario: Malamadre.

¿Quién es Malamadre? ¿Por qué empatizamos con él?

Malamadre es un cabronazo, una escoria de la sociedad, pero es también un ser humano, con la ternura prisionera de un cuerpo forjado para sobrevivir en la selva de la cárcel. Empatizamos con él porque en su mundo es un tipo legal, leal con los suyos, cosa que no es común en el nuestro pese a hacerlo en libertad.

¿Qué hace Luis Tosar con el personaje?

Tosar es casi un problema en la película, su actuación es tan memorable, hace un Malamadre tan creíble que lo fagocita todo a su alrededor. Sólo los muy grandes se atreverían con un papel como este. Él dice que es un bombón, pero para algunos estaría relleno de cianuro.

El personaje de Malamadre y el final son más duros en el papel. ¿Era necesario suavizarlo para el cine?

Las adaptaciones suponen una mirada nueva a los textos. En la novela es cierto que hay un Malamadre más duro, pero también más adornado de faroles, de bravuconerías. Al desprenderlo de eso en la película, lo han hecho más vulnerable y por extensión más cercano al público. Ahora bien, el final de la novela creo que es más justo con los personajes, en especial con Malamadre.

¿Por qué cree que la película ha calado en el público y la crítica?

Por la historia. No abundan las buenas historias que conecten con el público en el cine es-pañol. La gente hace suyo el problema de los protagonistas, se solidariza con Calzones (todos somos Calzones en potencia, sólo falta que nos pongan en una situación límite) y termina congeniando con Malamadre. Los giros argumentales no te permiten estar seguro de nada y te mantienen en continua tensión, se hacen preguntas pero no se dan respuestas, con lo que los mensajes no solapan la historia, hay dureza, pero también humor que suaviza las situaciones más tensas; un cóctel que sabe bien, en copa de letras o de imágenes.

¿Cómo surgió la adaptación al cine de su novela?

Fue pelín azarosa porque antes de firmarse el contrato con Vaca Films llegó a estar comprometida con otras productoras. Al final, los gallegos dieron el paso adelante.

¿Es una tragedia?

Griega, clásica, total.

¿Estamos ante un relato anticarcelario?

No, es una historia carcelaria y, sobre todo, no es anti nada. Hui de los mensajes en la novela y Daniel ha hecho lo mismo en la película. Lector y espectador se merecen un respeto, no son tontos.

¿Habrá remake en EEUU?

Dos importantes y oscarizados productores están fascinados con la historia y, aunque no hay nada concreto, es razonable pensar que habrá versión americana.

Una apuesta, ¿hará pleno Celda?

No me gusta apostar y menos con unos académicos tan poco fiables como los nuestros, capaces de dejar fuera de la terna para los Oscar a Celda 211 y después honrarla con 16 nominaciones para los Goya. Pero más importante, Celda ya ha hecho pleno en el corazón del público y de la crítica.

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