Este artículo se publicó hace 2 años.
Yolanda Andrade, la fotógrafa que retrató la movida mexicana y al colectivo LGTBIQ+
La mexicana que captura la diversidad, retrató los años de estallido de los movimientos feminista y LGTBIQ+ en su país y, actualmente, presenta su primera muestra fotográfica individual en Madrid.
Madrid-Actualizado a
Yolanda Andrade (Villahermosa, México, 1950) es un ícono de la fotografía mexicana. Su trabajo ha sido expuesto en diversas galerías a nivel nacional e internacional. Estudió fotografía en Rochester en Nueva York entre 1977 y 1979. Y aunque ha obtenido numerosas becas y premios internacionales con las que pudo capturar múltiples lugares del mundo, su trabajo más conocido se centra en la cultura popular mexicana, a través del retrato de los estallidos feminista y LGTBIQ+ en Ciudad de México, pero también del simbolismo de la muerte.
Nace una fotógrafa
La fotografía le llegó "de manera natural, intuitiva" y también la temática, la cultura popular. De niña leía "muchas historietas" y de ahí surge el germen de un retrato de lo cotidiano, todo alrededor de la gente. Se considera a sí misma una "fotógrafa de la calle" en el sentido del género norteamericano street photography . Al final es en la calle donde "suceden las expresiones de la gente, sobre todo, de las personas que viven mucho en el ambiente callejero".
Todo lo aprendió de forma autodidacta "leyendo el instructivo que traía la cámara"
Empezó a trabajar con 15 años y con su primer sueldo se compró una cámara, retrataba en analógico y en blanco y negro, todo lo aprendió de forma autodidacta "leyendo el instructivo que traía la cámara". Al principio tenía predilección por el teatro y el cine, de hecho, empezó a estudiar teatro, sin embargo, ella defiende que "hay mucha conexión" entre estas dos disciplinas y la fotografía. En conversación para este medio, Andrade menciona como referentes a Garry Winogrand, William Klein o Hellen Levitt, entre otros, todos fotógrafos estadounidenses, "mis referencias eran los fotógrafos norteamericanos que el maestro de historia de las fotografía nos presentaba". También reconoce la influencia de los cuadros de Edward Hopper, al elegir el encuadre y la disposición, "alguna de mis tomas tienen una estructura visual basada en sus cuadros".
El club de los fotógrafos mexicanos
Al volver de estudiar en Rochester y con la influencia de la fotografía de calle, Yolanda Andrade se metió de lleno en el movimiento fotográfico del 1977 que dio lugar al Primer Coloquio Latinoamericano de Fotografía. "Expuse por primera vez de manera colectiva con grandes fotógrafos, no solo latinoamericanos, de todo el mundo".
Aquello aún era un mundo de hombres, las mujeres fotógrafas mexicanas empezaron a conocerse a posteriori. "El más conocido era Manuel Álvarez Bravo, mucho menos conocida era su mujer, una fotógrafa extraordinaria, Lola Álvarez Bravo. Empezaba a despuntar en aquel momento, por ejemplo, Graciela Iturbide. Era un movimiento revolucionario en ese sentido".
"No fue hasta hace poco tiempo que se ha empezado a revelar la gran cantidad de fotógrafas de la calle que ha habido. Han aparecido, de repente, en los últimos años. La obra de grandes fotógrafas de la calle, por mencionar una, Vivian Maier, cuya obra es extraordinaria y me fascina. Me identifico con ella, con esa visión como un poco marginal, fuera de la norma", concluye en su ejercicio de revisión al pasado, Andrade.
El retrato a una explosión
Su vínculo con la cultura popular iba mucho más allá con temas como el feminismo y la lucha LGTBIQ+. Andrade se había inmerso en los movimientos, le atraía el despiece del status quo, las cuestiones de género, la reivindicación de la mujer. "Conocía a mujeres que integraban el movimiento feminista en ese momento (1978), y aunque no hice muchas tomas, sí participaba en los coloquios por los derechos de las mujeres y acudía a las marchas".
"La androginia ha sido importante para mí, la capacidad de ver el mundo desde la perspectiva masculina y femenina"
Esto influyó de lleno en la manera de acercarse y de que las personas que participaban de esos movimientos aceptasen su cámara. Consiguió captar algunas de las fotografías más icónicas del movimiento LGTBIQ+ como, por ejemplo, las obras El beso, Las protestantes o Las alas del deseo. Se aproximaba con sana curiosidad, movida por la atracción hacia cuestionamientos del género como lo es la androginia. "Siempre ha sido muy importante para mí, la capacidad de ver y abordar el mundo desde la perspectiva femenina y masculina, de que seamos personas con una visión más amplia del mundo" como lo fue Virginia Woolf con su Orlando, uno de los libros que acerco a la artista a la cuestión transgénero y a la androginia.
Terry Holiday y lo trans
Ahora mismo la artista expone en nuestro país en la Galería Memoria (hasta el 25 de julio) dentro del festival OFF de fotografía internacional PHotoESPAÑA. La exposición, Yolanda Andrade: Terry Holiday y el México De-Generado, es su primera muestra individual en la capital española. En ella, la figura de Terry Holiday, actriz, vedette y activista queer de Ciudad de México funciona como el hilo conductor para acercarnos a la cuestión del género y la diversidad durante los inicios del movimiento LGTBIQ+ entre los años 70 y 80, Holiday como hito de la vida nocturna mexicana. Una retrospectiva que nos conecta directamente a movimientos coetáneos como la Movida madrileña.
En ella, cada imagen funciona como un doble aprendizaje, por un lado, nos revela al personaje, una Holiday volcada en la cámara, dispuesta al presente pero anunciando el futuro, y por otro, nos enseña el contexto a través de ella, donde se cuelan la ilusión rupturista y su acompañante fiel, ese ligero recelo, casi íntimo, que la artista rompe con la única herramienta posible, la confianza de verse involucrada. "Estudiaba inglés en Luisiana y unos estudiantes fuimos durante el carnaval a ver lo que se llamaba entonces un show de travestismo. Allí fue donde vi por primera vez un show y una orquesta de jazz, desde ese momento el jazz y el travestismo, el cross-dessing, fueron apasionantes para mí".
Andrade conoció a Terry Holiday a partir del artista Adolfo Patiño, ambas estaban conectadas por la efervescencia del arte y de la noche mexicana, "me la presentó porque sabía que me atraía ese mundo". Le apasionaba el espectáculo, la música, la performance. "Adoptaban una vestimenta parecida a la de las estrellas de la canción, como Rocío Jurado en España, digamos, o cualquier otra cantante famosa de México o de Estados Unidos".
El interés por el cross-dessing (término desposeído de connotación negativa) tenía un principio en las bases de teatro de Andrade. Igual que en su fotografía es importante la idea de la máscara, el cambiar de identidad de género a través de la performatividad, era el mismo paradigma, "una persona adopta otra personalidad, se transforma de manera voluntaria en alguien, en un otro, en ese otro yo que desea ser".
Andrade quiere ahora adentrarse en la intimidad más plena y continuar con los proyectos que ya tenía sobre la mesa. "Con la pandemia no he podido salir a grandes manifestaciones pero tengo mucho interés en continuar trabajando con Holiday y otras mujeres trans que estén a su alrededor pero desde sus espacios personales"
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