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Una lección mundial

El Barcelona conquista su segundo Mundial de Clubes ante el Santos con una exhibición futbolística y la mayor goleada del torneo. Neymar y los brasileños se rinden ante Messi, bigoleador en un equipo de medios

NOELIA ROMÁN

 

El Barcelona amanece hoy como campeón del mundo tras exhibir ante el Santos y el orbe entero el sueño futbolístico de Pep Guardiola: un equipo engendrado en la Masia nueve canteranos formaron en el once inicial, más que nunca en la historia de las finales azulgrana, plagado de centrocampistas, capaz de hilvanar un juego sublime y bordarlo con cuatro goles fabulosos, cuatro regalos para Tito Vilanova y los lesionados Villa y Afellay. En Japón, y ante un equipo brasileño, como nunca antes había logrado, el Barça conquistó su segundo Mundialito en tres años, con la mayor goleada en la historia del torneo.

El décimo tercer título de la era Guardiola, el quinto de un 2011 casi perfecto para el vencedor sólo cedió la Copa, fue una oda azulgrana al fútbol, una sublimación del rondo y del estilo que define a un grupo único. Sus primeros 45 minutos ante el campeón de la Libertadores pasarán a los anales de la historia balompédica como una memorable exhibición colectiva, más allá de la particular de Messi, goleador en las seis competiciones de este año como en su día Pedro, inicio y final de la goleada de este domingo.

Guardiola conquista su decimotercer título con nueve

No fue tal el esperado duelo Messi-Neymar, y apenas el del Barça y el Santos. Los de Guardiola fueron tan superiores que la joven estrella brasileña acabó engullida por el toque perpetuo de los azulgrana. 'Aquí, ante el mejor del mundo, aprendimos a jugar al fútbol; el Barça nos enseñó cómo', dijo tras la final Neymar,abatido y con las lágrimas al borde de sus jóvenes ojos. Frente al abanico de quiebros, pases y goles de la Pulga, el protegido de Pelé apenas pudo protagonizar un mano a mano con Valdés, en la segunda parte, resuelto de manera brillante por el meta. Fue una de las dos intervenciones del portero del Barça la otra, anteBorges en todo el partido.

Ni un leve rasguño pudo hacerle el conjunto de Muricy Ramalho a los azulgrana, que apabullaron en la primera parte y se contuvieron en la segunda, un extra casi innecesario. Ningún equipo juega como el Barça, porque nadie mueve tan rápido la bola como los azulgrana ni arriesga tanto como Guardiola. Como en el Bernabéu, inicio de una semana pletórica, el técnico salió con tres defensas, cinco medios, Messi como único delantero puro y Alves reconvertido de nuevo en extremo derecho. El brasileño bordó su función. Como Xavi la de distribuidor del torrente de juego catalizado por Busquets.

El segundo gol del Barça, firmado por el de Terrassa, fue la mejor muestra del rondo azulgrana : un minuto y 28 segundos de posesión, 33 pases, siete de ellos del propio Xavi, que, con un gran control y un medido chut desde el punto de penalti, batió a Rafael. Unos minutos antes, transcurri-do apenas un cuarto de hora de partido, el meta brasileño había asistido con pasmo al primer tanto del Barça, el resultado de otra gran combinación entre Xavi y Messi. Nadie podía esperar el fabuloso control de espaldas que el cerebro azulgrana hizo del pase de Cesc ni la sorprendente cuchara que se inventó para que el balón llegara al desmarque de la Pulga. La culminación del argentino, con un sombrero que desmelenó a Rafael, plasmó el insultante dominio azulgrana e inició la goleada.

Los azulgrana cierran el año con su quinto trofeo de los seis posibles

Ante el impotente Santos, Messi, que ha marcado en nueve de las 11 finales protagonizadas por este equipo legendario, se sintió como pez en el agua. Muy superior a Neymar, que le contempló siempre con una mirada reverencial, casi acomplejado. Rodeado el argentino de peloteros, con Cesc a su lado actuando de delantero mentiroso y Thiago cubriendo el extremo izquierdo tocado Alexis, fue la única diferencia en la alineación respecto al clásico, el de Guardiola fue más que nunca un equipo de centrocampistas. 'Jugaron con un 3-7-0', resumió Ramalho.

Muy bien cubierto atrás por Puyol y Abidal, que estiraron el campo, el Barça cerró su primera parte de videoteca con el gol de Cesc, rematador final de una jugada iniciada por el tacón de Messi. Insaciable, presente siempre cuando es menester, el argentino cerró la lección futbolística al Santos con el último tanto de la noche. Hoy más que nunca, el Barça puede proclamarse el mejor equipo del mundo.

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