Bannaby reaparece. El rey indiscutible del turf español, el mejor caballo de todos los que galopan en nuestras pistas, vuelve a correr mañana en el Hipódromo de la Zarzuela después de seis meses sin competir. Lo hará a las 11,15 de la mañana, en la primera carrera y tras su actuación quizá se despida de España para siempre.

'Si todo va bien, será su última carrera aquí', afirma su preparador, Mauri Delcher. El valor de Bannaby se disparó en octubre cuando ganó en París el Prix Cadran, una de las carreras más prestigiosas para los fondistas. Fueron 4.000 metros que le catapultaron a la élite. Ahora vale un millón de euros.

Bannaby es fondista pero mañana correrá sobre 2.000 metros, una distancia media. Algo así como si un campeón olímpico de maratón se enfrentara a atletas de segunda fila en una carrera de 1.500. Ganará porque su clase es tremenda. La distancia que le va a faltar mañana la suplirá con su enorme calidad.

'Realmente no hemos preparado esta carrera reconoce Délcher. Es un test de puesta a punto para el primer objetivo del año, el Prix Vicomtesse Vigier, el 18 de mayo en París, sobre 3.100 metros. Si gana allí [el premio para el vencedor es de 130.000 euros] correrá en Inglaterra la Copa de Oro de Ascot en junio. Este año sólo hará seis carreras. Si todo va bien, se retirará a final de año. Será un gran semental'.

Bannaby vive entre algodones. 'Estamos trabajando su moral. Le ponemos a entrenar contra rivales muy fáciles. No le exigimos. Como mucho, hace diez minutos al día de entrenamiento de calidad. El resto es una hora de caminar y mucho descanso', afirma su preparador.

¿Cómo es Bannaby? Délcher destaca que es dócil, muy maleable, receptivo. Su único defecto es que no es buen comedor. A pesar de ello, toma dos raciones diarias de forraje (alfalfa por la mañana y heno por la tarde) y pienso. Seis kilos de comida al día. Y muchas horas de sueño. Eso sí, de pie, como todos los caballos.