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Benzema golea sin vanidad

El delantero francés castiga de una sola vez a un Athletic demasiado pesimista. También marcaron Ramos, Özil y Khedira. Ibai hizo el tanto de los bilbaínos

ALFREDO VARONA

Benzema le puso las reglas a un partido con riesgo cero. Jugó como un Premio Nobel ante un Athletic al que no le acompañó la fuerza. Ante esa gente, el delantero francés se sintió en la ópera. Sobre todo, en el área, dondefue más rápido que la pelota. Son las cosas de un futbolista extraordinario, alérgico a la vanidad, capaz de castigarte de una sola vez. Quizá por eso pertenezca a ese tipo de personajes extraños como el doctor House. Gente capaz de vivir a solas y que no necesita la pareja perfecta.

Siendo así, Benzema se ha hecho de respetar en un Madrid en el que un día Mourinho fichó a Adebayor para sustituirle. Quizá por eso el delantero ha aprendido a esperar cuando la vida le va mal. Al final, siempre le salen partidos como el de anoche, en el que fue un futbolista único.

Benzema ya dice lo que siente. Y, es más, lo hace, porque, en general, las botas de los futbolistas deben obedecer al cerebro. Y eso disculpa a defensas como los del Athletic a los que sólo les faltó el ataúd. En realidad, fue tan apreciable lo que hizo Benzema como despreciable la defensa del Athletic. Antes, en los tiempos de Goikoetxea o Guisasola, esa gente eran como los Piratas del Caribe. Pero ahora, sus sucesores son tipos honestos y de ciudad que, a diferencia de lo que pasa en las películas sicilianas, no tienen ninguna maldad.

A su lado, Benzema encontró barra libre parea tirar y para pasar. Una noche sin amenazas es un tesoro en estos tiempos. Así que el delantero, sin vanidad, le dejó el cuarto gol a Özil, que no tuvo uno de sus partidos más felices. Pero anoche fue un dato absolutamente menor.

El partido fue frágil, sin atascos en ninguna parte. La noche otoñal, con carácter norteño, acompañaba el ánimo del Athletic. Pero el pesimismo de esos futbolistas, entre los que Muniain parece una rémora, fue sobresaliente. Da la sensación de que no hay nada que reivindicar y que el discurso de Bielsa está muerto. El gol de Ibai Gómez, al filo del descanso, ni siquiera fue una esperanza. La entrada de Llorente tampoco alimentó a los rebeldes. La noche, en realidad, nunca se prestó al diálogo. Viajó siempre en una sola dirección y las ocasiones del Madrid llegaron en canal.

A la media hora, ya sumó tres goles con detalles fabulosos de Modric. Sus ocurrencias fueron como las de Gardel. Aun así no hay que confundirse con este hombre, que aún no ha vencido al desafío. Ha demostrado su valor en este tipo de partidos fáciles. Ahora, hace falta que Modric lo haga en los difíciles, en los que casi siempre es sustituido antes de tiempo. Hasta entonces no se podrá decidir su valor ni si es el futbolista que enamoró en Londres.

Sin mal humor, el Madrid tan solo echó en falta el gol de Cristiano. Lo buscó con la insistencia de siempre. Sus estadísticas son sagradas. Su estado de ánimo (no olviden la tristeza) parece frágil. Pero el fútbol también se presta al azar. De lo contrario, sería un taladro. La paradoja es que Khedira, a los diez minutos de entrar al césped, encontró ese gol. También es verdad que el error de Gorka, tras una noche meritoria, fue importante. Pero el partido para entonces ya estaba entregado a los minutos de la basura, a esos minutos que sólo son capaces de excitar el ego de los futbolistas. Y si son jóvenes de la cantera, mejor. Así que el estadio se abrazó a Morata. Salió en vez de Benzema y apreció la noche como si fuese una final de la Copa de Europa. Todo eso está bien para recordarlo si el día de mañana Morata se convierte en un clásico en el Bernabéu.

Los cementerios están llenos de derrotados como el Athletic. Un equipo sin derechos de autor, al que anoche tampoco se le pueden atribuir buenos futbolistas. Se puede perder, aún más en el Bernabéu, pero se puede hacer con más reputación. Nunca con esa atmósfera resignada del Athletic, que utilizó la posesión de balón sin peligro, sin rapidez, sin fuerza ni habilidad. Un complejo tan extraordinario crea una deuda emocional con un escudo que, en otra época, se jugaba la Liga en el Bernabéu. Pero, claro, eso perteneció a otro siglo, a otra época en la que Clemente era el entrenador del futuro. Quien lo iba a decir casi treinta años después....

5 - Real Madrid: Casillas; Arbeloa, Pepe, Sergio Ramos, Coentrao; Xabi Alonso, Modric; Callejón (Di María m. 69), Özil (Khedira m. 62), Cristiano; Benzema (Morata m. 70).

1 - Athletic: Gorka; Iraola, Ekiza, Sanjosé, Aurtenetxe; Iturraspe, Gurpegui (Castillo m. 79); Susaeta, Muniain (Llorente m. 46), Ibai Gómez; Aduriz (Toquero m. 66).

Goles: 1-0 M. 12. Aurtenetxe en propia puerta. 2-0 M. 30. Sergio Ramos, de cabeza, a raíz de una falta botada por Özil. 3-0 M. 32. Benzema, antológico, tras darse la media vuelta en el área. 3-1 M. 42. Ibai, en el segundo palo, libre de marca. 4-1 M. 56. Benzema le sirve en bandeja el gol a Özil. 5-1 M. 72. Khedira, con fallo incluido de Gorka.

Árbitro: Texeira Vitienes. Amonestó a Aduriz, Gurpegui y Sergio Ramos.

Estadio: Santiago Bernabéu.

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