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Bruno Hortelano: "Quiero averiguar dónde están mis límites"

La otra cara del hombre que en dos meses, corriendo tan rápido, ha revolucionado el atletismo español. “Soy humano y no puedo lograr todo lo que me proponga”, explica con sensatez el campeón de Europa de 200 metros a días de competir en Río de Janeiro.

Bruno Hortelano celebrando su victoria en la final de los 200 metros del Europeo de atletismo. /AFP

MADRID.- “Yo nunca viví nada igual”, explica Alberto Armas, el representante de Bruno Hortelano, que también lleva a un campeón del mundo de 20 kilómetros marcha como Miguel Ángel López; a un espléndido récord de España de triple salto como Pablo Torrijos o a toda una medallista mundial de 800 metros como Mayte Martínez.

“Pero no hay comparación con la expectación que despierta Bruno Hortelano. No he podido ni descansar la semana que me tomé vacaciones. El teléfono no dejaba de sonar continuamente y todos pedían lo mismo, una cita con Bruno”, añade Alberto Armas, ex atleta de 3.000 obstáculos y mánager de atletas desde 2005 cuando montó su actual empresa que “a los cuatro meses ya era rentable”, capaz de representar en los Juegos de Pekín 2008 hasta 200 atletas de 33 países diferentes.

Sin embargo, su verdadero cenit está ahora con la figura de Bruno Hortelano, un joven que habla en español mientras puede pensar en inglés. Un ciudadano del mundo que tuvo que retrasar un día la cita que había fijado con PÚBLICO, porque ya no le quedaba tiempo material, y lo primero que preguntó a su representante fue: “¿No se habrán enfadado?” Al día siguiente, fue puntual como un reloj suizo en la residencia Blume, enorgullecida de tener un personaje como Bruno Hortelano estos meses.

Hasta a los vigilantes de seguridad les preguntan por él y, sin embargo, él es uno más, con una habitación como la de los demás, donde, eso sí, unas espléndidas vistas de la Casa de Campo desde la ventana alimentan la capacidad para soñar de cualquiera que esté vivo. “Los sueños son la base de mis objetivos”, admite él desde lo más natural. “Quiero averiguar donde están mis límites pero a la vez recordar que soy humano y no puedo conseguir todo lo que me proponga”.

Siendo así, Bruno es un tipo para escuchar, capaz de dejarlo todo en Estados Unidos para instalarse en Madrid, donde ha preparado los Juegos Olímpicos en unas instalaciones magnificas como las del INEF. La otra realidad es que vino como un atleta más y, sin embargo, hoy, antes de competir en Río de Janeiro, se ha convertido en un personaje para nuestra sociedad. Ha acudido a todas las radios, a los principales programas nocturnos de televisión y hasta los jubilados ponen cara a este muchacho.

"Nunca pensé en ser un líder ni lo voy a pensar ahora a los 24 años. No me obsesiona la repercusión mediática que pueda tener"

Un joven que habla excesivamente bien, que presenta un sentido del humor responsable y una ambición acorde a lo que un día le enseñó su padre, “o ganas o aprendes”, lo que no significa que él quiera ejercer como líder. “No nací para eso”, explica. “Nunca pensé en ser un líder ni lo voy a pensar ahora a los 24 años. No me obsesiona la repercusión mediática que pueda tener. No es algo que forme parte de mi estilo de valores. Trabajo para descubrir donde están mis límites y para aprender a no lesionarme”.

"Dolor, sacrificio y fracaso"

Su discurso, en realidad, es afin a él, a un joven que en Madrid no tiene casa ni coche. Acostumbra a desplazarse “en Metro”, donde “sí es verdad que a veces me reconocen” y se enorgullecen de saludar a un atleta capaz de gobernar las portadas de los diarios deportivos españoles o de mirar de frente a Usain Bolt en la Diamond League de Londres. Bruno Hortelano le quita hierro a eso, “porque todo lo que sucedió ya pertenece al pasado”, pero Alberto Armas, su representante, hace otra lectura en un país como España que después de ver ganar un Mundial a la selección española de fútbol en Sudafrica 2010, ya siente que lo único que le falta es ver a un velocista nuestro en una final olímpica de 100 metros.

"He tenido muchos obstáculos y hasta llegué a hacerme una rotura casi completa del abductor en el Europeo de Zurich"

Y a los 24 años Hortelano encarna ese retrato o esas posibilidades que sólo él soñaba cuando vio ganar el oro a Maurice Greene en los Juegos de Sidney 2000. “Entonces lo vi por televisión. Tenía 9 años y recuerdo que me dije: ‘yo quiero estar ahí’. Y ahora, que estoy intentándolo, no quiero apartarme de este viaje que empecé hace tantos años, porque no ha sido fácil. He tenido muchos obstáculos y hasta llegué a hacerme una rotura casi completa del abductor en el Europeo de Zurich”.

Entre sus virtudes figura la autocrítica y la memoria. “He tenido muchas lesiones estos años, y eso no se olvida nunca, porque yo dependo de mi cuerpo”. De ahí la importancia de escucharle recordar lo que ha sido su vida, “mucho dolor, mucho sudor, mucho sacrificio y mucho fracaso”. Incluso, sorprende que un joven de 24 años, con la carrera universitaria cumplida y en la puerta de embarque de unos JJOO hable así, pero entonces no queda otra que admitir que Bruno Hortelano es así.

Hay que prepararse para una conversación académica con él, capaz de analizar cualquier detalle o de comparar la razón de ser de los libros de Biología con la pista de atletismo. Una conversación que no le pertenece a él, sino que está heredada de sus padres, “y de toda la ambición que enseñaron, entre otras cosas me dejaron claro desde niño que ‘si quieres algo en la vida debes planificarlo bien’”.

Hoy, Bruno es inseparable de esa idea en la pista o en la universidad donde se declara “estudiante para toda la vida”. Volverá a las aulas a estudiar Medicina, pero eso será cuando pasen los JJOO, después de buscar en el estadio Joao Havelange la final olímpica que nunca encontró un velocista español. Ni siquiera en un caso así, al imaginar ese momento, le tiembla el pulso a Bruno Hortelano, porque sabe que ahí está la diferencia.

Su representante: "El atletismo español ha encontrado en Bruno el delantero centro que necesitaba, el hombre que mete los goles"

“Siempre hay un cierto nivel de nervios. Hasta yo mismo acepto que la adrenalina me viene bien. Pero otra cosa es que haya gente a la que le afecte de tal manera que no compite como debe. Yo trabajo para evitar eso”, insiste él, cuidadoso hasta la médula, máxime en estos días, capaz hasta de evitar el azúcar en su dieta. Quizás porque el secreto es que todos los detalles permanezcan en su sitio de cara a estos JJOO donde, pase lo que pase, él ya lo ha cambiado todo para el atletismo español.

Una expectación que, antes de su doble récord de España en la romántica pista de Moratalaz, parecía inconcebible. Luego, el Europeo de Amsterdam le dio la razón y ahora cualquiera desconfía de él. “El atletismo español ha encontrado en Bruno el delantero centro que necesitaba, el hombre que mete los goles”, resume Alberto Armas, su representante, feliz, como todos los que hablan de Bruno Hortelano y de su sangre cien por cien española. Quizá porque ya no imaginábamos a alguien así.

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