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La cirugía es decisiva

IGNACIO ROMO

Como en cualquier otro órgano, los tumores de hígado (hepáticos) se dividen en dos grupos en función de su agresividad y capacidad de invasión: benignos y malignos. Dentro de los benignos, los más frecuentes son los llamados hemangiomas, tumores que afectan a los vasos sanguíneos del hígado. Le siguen los adenomas, que suelen aparecer en mujeres de edades cercanas a los 30 años. En general, los tumores benignos de hígado suelen darse con más frecuencia en mujeres y se corrigen con cirugía.

Entre los malignos destaca el carcinoma, que es cuatro veces más frecuente en hombres que en mujeres. Es de elevada incidencia en Asia y África, al parecer por mutaciones genéticas, y está relacionado con infecciones crónicas causadas por los virus de la hepatitis B y C. Este tumor se diagnostica con una punción a través de la piel con una aguja fina que aspira un pequeño cilindro de tejido hepático para ser analizado. Una vez diagnosticado, debe ser extirpado. En ocasiones se recurre al trasplante de hígado.

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