Este artículo se publicó hace 13 años.
Futbolistas en bicicleta
Luque y Urzaiz recuerdan la academia 'ajacied' por el año que jugaron en el Ajax
El primer día que Luque llegó al Ajax se sorprendió al acabar el entrenamiento. Era un reputado futbolista que, nada más llegar al vestuario, tuvo que "limpiarse las botas y preparar la cesta con la ropa sucia para llevarla al servicio de lavandería", donde trabajó la madre de Johan Cruyff. Al lado de Luque, leyendas como Stam o Davids y jóvenes que pisaban tan duro como Luis Suárez o Hunteleaar, desarrollaban ese proceso con naturalidad. Era la cultura ajacied, la que promete que el Ajax es Holanda y Holanda es el Ajax y que Urzaiz también vivió en aquella temporada 2007-08.
El navarro era un viejo delantero que había hecho patria en el Athletic. En Ámsterdam descubrió lo que le quedaba por aprender. "En las paredes de las oficinas, en el bar, en las salas de juegos, en los pasillos, había fotos que recordaban épocas gloriosas de generaciones pasadas". Majestades como Cruyff, Neeskens, Rep o Koeman identificaban a esas imágenes. "Era como una manera de lanzar el mensaje para no olvidarte de donde estabas". La realidad es que era imposible. Cada día en el Ajax se diferenciaba del pasado. "Su idea es que los futbolistas no sólo sean futbolistas", recuerda Luque, "sino también embajadores del club". Cada mañana era como una jornada laboral. "A las nueve, ya estabas citado para entrenarte y no te ibas hasta las dos, después de comer". Algo que Urzaiz había realizado "alguna vez en el Athletic" y no le parecía mal. Aún menos ahora, que acaba de iniciarse como entrenador en el Getxo, porque así "te aseguras de que el futbolista come lo que debe".
"En el Ajax, los jugadores son embajadores del club", cuenta Luque
Luque jugó 24 partidos y marcó cuatro goles en un Ajax, donde Huntelaar cerró a Urzaiz. "El 7 de octubre, que era mi cumpleaños, jugué y después ya no lo hice más hasta el último partido de Liga: Huntelaar no se lesionaba nunca y jamás estaba sancionado Y, sin embargo, a pesar de que la gente apenas me había visto, ese último día me despidió calurosamente. Luego, me explicaron que era su manera de agradecerme que hubiese intentado ayudar al club".
A Urzaiz le marcó esa sociedad. "Son tan educados que su primera premisa es la de no molestar. Incluso, entre amigos, se piden permiso para saludarse". Existe tanta distancia que no compara el Ajax con el Athletic. "Es otra cultura de cantera. Allí veías a chavales suecos, daneses que el club había ido a buscar al extranjero". Chavales que, a los 8 o 10 años, ya entrenaban con la ideología de los mayores. "En el Ajax todo giraba alrededor del balón. Te convencían de que debías ser un caballero dentro y fuera de la cancha". Luque había jugado en el Mallorca, Depor o Newcastle, donde se entrenaba más duro. "Sobre todo, cuando jugabas partidos europeos, notabas que te faltaba algo físico, pero en la Eredivisie, en general, no pasaba. Excepto dos o tres partidos, el resto eran inferiores".
Urzaiz venía de 11 años en el Athletic. Fue una petición para el Ajax de Ten Cate, que había sido segundo de Rijkaard en el Barcelona y no se arrepiente. "Era otra vida más tranquila, otros horarios. Allí, por ejemplo, el futbolista come a las doce y media", insiste Luque, que llevaba diez años en la élite. Jugó, incluso, el Mundial de Corea 2002 y arrastraba muchas horas de concentración que en el Ajax no fueron necesarias. "Las distancias entre las ciudades son muy pequeñas y cogíamos el autobús el domingo por la mañana para jugar por la tarde". Algo que Urzaiz, liberado de las noches de hotel, también apreció. "Veías que daban responsabilidad al futbolista".
"Los holandeses son tan educados que piden permiso para saludar", dice Urzaiz
Y hubo otros aspectos que en España resultan inconcebibles. ¿Acaso alguien se imagina a Cristiano en bicicleta por las calles de Madrid? Luque sí iba por las de Ámsterdam. "A los entrenamientos no, porque el estadio quedaba muy lejos, a las afueras de la ciudad. Pero para ir al supermercado sí cogía la bici". Urzaiz entonces ya tenía una niña y su única pena de Ámsterdam es que sólo conoció a Van Basten, su ídolo, en conversaciones. "Vino él a buscarme, quería conocerme". Y no como entrenador. "Fichó por el Ajax al año de que yo me fuese". Luque también se marchó ese año. Jugó dos en el Málaga. Hoy, a los 33, está retirado.
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