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Un genio llamado Lorenzo

El mallorquín se sitúa líder del Mundial. Dani, primero durante toda la carrera, y Rossi completan el podio

MIGUEL ALBA

Apareció de ningún sitio para soñar. Un arrebato íntimo que Jorge Lorenzo sintió fuera de lugar. Por detrás de motos, pilotos, colores, marcas y pegatinas que le habían fagocitado tras su mala salida. Descolocado en la quinta posición, el mallorquín no fue esquivo con sus sueños. Apenas le quedan un par encima de una moto. El supremo, ganar el título mundial en MotoGP. Lo que más se le parece, triunfar en Jerez.

Ayer descontó esta penúltima muesca, dejándose llevar por su instinto. Siempre rebelde, pero, cada día, más maduro. Siempre visceral, pero, cada vez, con menos riesgos innecesarios. Siempre exigente y, cada vez, con más sentido común en busca del éxito. Tras el rebufo de Stoner, la suma de decisiones ordenó su cadencia. Primero las dos Ducati; más tarde Rossi; por último, Pedrosa.

'Tenía un poco de miedo de llegar demasiado tarde hasta Pedrosa, pues la verdad es que hasta la mitad de la carrera me costó bastante ir hacia adelante', explicaba Lorenzo. Lejos de los buenos cronos de Pedrosa, esa sucesión de 1:39 por vuelta que le separó de Rossi, el mallorquín fue metódico en su cuenta atrás. Eligió siempre el mismo escenario para ir cobrando presas: la curva dry sack. La mejor oportunidad para sumar un interior, tras una recta en sexta velocidad, que ofrece todo el dibujo de Jerez. Allí se deshizo de Stoner y de Hayden, que por segunda carrera consecutiva situó su Ducati por delante de la del australiano.

El muro le siguió marcando plazos: 17 vueltas y 2.7 segundos con Rossi. El penúltimo escollo, pero, sin embargo, el gran examen para Jorge, que necesita reivindicarse ante Il Dottore en el cuerpo a cuerpo. La secuencia de vueltas estrechó márgenes. En 12 giros, el déjà vu se dejó sentir de nuevo en la dry sack. Lorenzo iniciaba segundo la desaceleración pero finalizaba el dibujo en cabeza.

Rossi buscó el imposible. Pegarse a la aspiración del mallorquín en busca de Pedrosa. Pero Lorenzo, desbocado, no estaba para repartir solidaridad. En el horizonte le esperaba Pedrosa. Su rival de siempre. El enemigo que sólo evoca cuentas pendientes en el pasado. El piloto que llegó antes que Jorge a MotoGP, pero que ha perdido galones frente al mallorquín. El duelo que arrastró hasta Jerez a 130.000 personas.

Pedrosa se preparó para el asalto final entre los traqueteos de su Honda. La escena incitaba a la sangre. El pilotaje de Dani enviaba un único mensaje: no pasarás. Lo consiguió en dos ocasiones a falta de dos vueltas.

Primero, llevando al piano a Lorenzo en la dry sack; después, aguantando el choque con la Yamaha del mallorquín en la curva antes de meta. La hazaña empezó a convivir entonces con el accidente, la tragedia para el mundo dividido que gritaba en Jerez. El último giro fue a cuchillo. Quizás menos espectacular, por el número de interiores, que la última vuelta en Montmeló, del pasado año, entre Rossi y Lorenzo, pero igual de excitante.

La emboscada sucedió en dry sack. Lorenzo retorció el puño de gas hasta donde Pedrosa no pudo. El sueño apareció entonces de par en par para sumar su sexto triunfo en MotoGP. 'Estoy flotando en una nube', se felicitaba Jorge, nuevo líder del Mundial. La otra prima del éxtasis.

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