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El Getafe deja respirar al Apoel

El club azulón, muy superior, no remata a los chipriotas. El Villarreal golea y encarrila la eliminatoria

CARLOS F. BLANCO / AGENCIAS

El Getafe volvió a Europa, tres años después, con un campo poco poblado y un juego lento al principio y perdonavidas al final. Sólo Parejo estuvo a la altura. Marcó un gol y dio un curso de juego, pero no fue suficiente para sentenciar la eliminatoria.

Nada que reprochar al Apoel, equipo inferior técnicamente, que consiguió neutralizar el juego azulón durante gran parte del primer tiempo e incluso atacó con peligro. En las postrimerías de la primera parte, el club azulón fue encontrándose a sí mismo. Los dos jugadores más talentosos, Colunga y Parejo, se compenetraron e hilaron jugadas con sentido. La superioridad getafense en esos minutos se materializó con el gol del propio Parejo. La sensación en el intermedio era que el Getafe debía poner aún más tierra de por medio. Míchel dio entrada a Albín, en sustitución del desaparecido Borja.

El partido fue transformándose poco a poco en un monólogo para los del sur de Madrid. Parejo dirigía las acciones ofensivas getafenses, mientras Boateng, el pulmón que da aire al centro del campo, actuaba como su guardaespaldas, rebañando todos los balones.

El asedio continuó. Se vieron retazos de buen fútbol. Todo parecía indicar que el segundo gol llegaría. Sin embargo, no lo hizo. La energía local se fue desvaneciendo, y con ella, el buen juego. Las piernas flojeaban ya y la claridad mental parecía patrimonio de un solo jugador, Parejo, sin duda el más entonado de los locales. No bastó.

El Villarreal demostró ser mucho más equipo que el Dnepr bielorruso y selló su pase a la Liga Europa de esta temporada.

El conjunto amarillo, que ha entrado en la competición por los problemas económicos del Mallorca, no sufrió ni un sólo segundo en un partido en el que parecían jugar a dos deportes diferentes ambos equipos.

El gol inicial fue obra de un recién llegado con estrellas en la pechera: Marchena. Después, los goles llegaron en cascada. El Villarreal hacía lo que quería con un rival que sólo podía intentar contener el terremoto, con bastante poco éxito.

Los amarillos hicieron lo que quisieron, hasta el punto de llegar al descanso con un rotundo 4-0. En la segunda mitad, se apagó el brillo castellonense, más por el interés de sus jugadores en hacer acciones personales que porque sus rivales subieran el nivel. La vuelta, la semana que viene, parece un mero trámite.

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