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El gran duelo, a punto

Hamilton, ganador en Canadá, y Alonso, tercero, se confirman como favoritos al título. McLaren hace el segundo doblete seguido

ÁNGEL LUIS MENÉNDEZ

Tras dos años oscuros y depresivos, Valencia recibirá el próximo día 27 a la F1 con la mejor perspectiva posible. O casi. El circo regresa a España con Hamilton, ganador en Canadá, como líder y con Alonso, tercero en Montreal, recuperado y al quite. El duelo más esperado, pleno de morbo, se atisba en el horizonte. El inglés y el español, con permiso de Button y los Red Bull, están condenados a luchar por el título hasta la última curva.

Los jefes de McLaren y Ferrari no son amigos, pero tampoco se odian tanto como parece. No hay nada que una tanto como jugarse el pellejo a 300 por hora, así que, cada uno a lo suyo, se respetan. Han protagonizado ya varias escaramuzas, pero las grandes trifulcas están por llegar.

Hubo dos batallitas sabrosas. La primera, a la salida de boxes. Alonso y Hamilton entraron a la vez, pero los mecánicos de Ferarri estuvieron más avispados y el asturiano cogió el carril bueno antes que el británico. Circularon en paralelo un puñado de metros, sin ceder un ápice, hasta que la lógica empujó al bólido rojo a regresar a la pista por delante del coche plateado.

Lewis no es de los que olvidan, así que poco después, aprovechando el tapón realizado por Buemi, le devolvió la jugada y, exprimiendo la superioridad de su motor y, sobre todo, la potencia aerodinámica en las rectas, sobrepasó a los dos con cierta facilidad.

La carrera canadiense fue un compendio de pilotaje y estrategia, una exhibición de hombres, máquinas y equipos, todos los cuales quedaron retratados. En el trazado Giles Villeneuve no cabe esconderse. Cualquier error te condena, excepto si eres Pedro de la Rosa, lastrado por un gafe preocupante.

El español de Sauber fue embestido por Petrov en la salida y luego, cuando intentaba recuperarse, un humo blanco volvió a teñir de negro el presente y el futuro del catalán.

De vuelta a la cabeza, el mérito de Alonso es haberse colado sin complejos entre los dominantes McLaren y Red Bull. Cuando los circuitos no penalizan en exceso el diseño de los coches, ahí está el español. Y Ferrari, además, anuncia una revolución para exhibir en las calles de Valencia. Lo que faltaba para darle picante a la próxima cita.

Si definitivamente el ovetense y su máquina se ponen a la altura de las dos escuderías punteras, el Mundial 2010 puede marcar una época. Porque cada uno de los tres tiene sus virtudes y sus defectos.Si Alonso y Ferrari cuidan las gomas, Red Bull tiene un ritmo endiablado, y McLaren una velocidad punta inalcanzable.

En el equipo austríaco, además, tienen que resolver el lío interno. Webber sigue pareciendo más fuerte, pero este domingo un cambio de caja de cambuos antes de la salida le mandó de la segunda a la séptima plaza. Luego, ser rehízo con soltura, pero acabó quinto, justo detrás de su compañero Vettel, y perdió el liderato del Mundial.

El segundo doblete consecutivo de McLaren, en cambio, parece haber resuelto los problemas familiares. Nadie se atrevía a discutirlo, pero ya es un hecho: Hamilton es el líder y Button su escudero. El primero ha ganado en Turquía y Canadá, y ahora busca su segundo entorchado mundial.

Por calidad y carácter sólo hay un hombre en la parrilla capaz de discutirle a Lewis la condición de máximo favorito. Es Fernando Alonso. Parece llegada la hora de dirimir por fin las cuentas pendientes desde que hace tres años chocaron en McLaren.

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