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Lorenzo echa el cierre

Con ocho carreras aún por delante, el mallorquín finiquita la lucha virtual por el título con una exhibición en Brno. Pedrosa y Stoner le secundan en el podio. Ducati hace oficial el fichaje de Rossi por dos años

MIGUEL ALBA

La cuenta atrás de Lorenzo salió de Brno vertiginosa. Sin permitirse mirar hacia atrás. Con un nuevo plazo para el grito final: el título. La gran celebración. Esa que el mallorquín aún anda dándole vueltas. Ayer empuñó elputt, en el campo de golf anexo al trazado checo, para festejar su séptima victoria del año. La que vislumbra el título en Malasia, tres carreras antes del fin de curso (quedan ocho), ante el cerro de puntos (77) que atesora ante Pedrosa. El piloto que siempre se queda con el perfil de coetáneo del campeón. Le ha sucedido conHayden, Stoner, Rossi y esta temporada, sin contratiempo de por medio, con Lorenzo.

El mallorquín desenmascaró ayer el Mundial. Administró complejos entre el resto tras arrebatar a Pedrosa el liderato en la tercera curva. Allí se quedó la ventaja de su pole, de su excelente salida el mejor en la primera frenada, de una carrera que pintaba para la Honda del catalán. Una superioridad mecánica que derivó en el mal endémico de la moto de Pedrosa. Sus traqueteos traseros. Una ingobernabilidad menos exagerada que en pasados grandes premios, pero suficiente para tirar la toalla ante Lorenzo. El piloto asociado a la perfección. Solvente en situaciones extremas, cuando hay que pedirle a la maneta de gas golpes de martillo, o sibilino, como ayer en Brno, en la escapada.

Tan sólo necesitó ocho giros para superar el segundo de distancia ante Pedrosa. A partir de entonces, la realidad lastró el show, incitado más por los números que por las sensaciones. En esa sucesión de vueltas iniciales, la rivalidad se escenificaba en el cronómetro. Primero avasalló Lorenzo, al ser el primero en bajar de 1:58 al cuarto paso por meta. Un giro después, Pedrosa llegaba al 1:57.7. Una espiral de violencia con los tiempos que terminó por separar sus carenados.

El intercambio de cromos no afectará a Lorenzo. Yamaha ve en él un prototipo de leyenda

La carrera dejó pasar las vueltas. Para Rossi, se llenó de miserias. Fuera de cámara. Perdido. Sin podio. Sin un enemigo al que superar el rebufo. A 18 segundos de Lorenzo. Quinto en un circuito en el que ha vencido con todo tipo de motores. Condenado a sentirse extraño en Yamaha hasta que se deje de oler a gas en Cheste. 'El año que viene empezaré de cero', aseguraba Il Dottore. El eslogan, mezclado con reto, que acompañó la confirmación de su fichaje por Ducati. Allí será compañero de Hayden. Porque Stoner, tercero ayer, insatisfecho 'el podio ya no es un premio para mí', asegura el australiano, acompañará a Pedrosa en 2011 con la Honda oficial.

El intercambio de cromos no afectará a Lorenzo. Yamaha ve en él un prototipo de leyenda. El piloto que exprimirá las victorias en el futuro como lo hace en el presente. Una confianza que la marca nipona ya ha retirado a Rossi. El hombre de los récords que, sin embargo, nunca ha podido acabar como primero o segundo en las diez primeras carreras. Un guiño estadístico que asumió Lorenzo para entrar en el selectivo club de Agostini yDoohan. Ambos lo consiguieron el año en el que consiguieron el título.

En esa dinámica anda Lorenzo. Con 33 victorias, las mismas que Pedrosa; 66 podios, los mismos que Crivillé; 12 triunfos en MotoGP, el último convertido en el éxito número 50 del motociclismo español en la cilindrada reina.

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