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"Me voy, éste es mi último año aquí"

Ronaldinho dice en el vestuario que no seguirá en el Barça.

ALBERT MARTÍN VIDAL

El luto puede empezar. Ronaldinho, santo y seña del barcelonismo, ha tomado la decisión de abandonar el club para volver a ser el mejor jugador del mundo.

'Me voy, este año es el último en el Barça', ha dicho a su entorno más cercano en el vestuario. Sus amigos llevan tiempo recomendándole esta solución, la única posible para un jugador que lo ha sido todo en el Camp Nou y cuya ambición como azulgrana está agotada. 'Nunca volverás a ser el mismo', le explicaban con delicadeza. 'Has tenido la ciudad y el club a tus pies, y para ganar otro Balón de Oro tendrás que irte a otro club', le indicaban.

Un nuevo reto

Y Ronaldinho, tras un duro debate que dura ya un año y que en los últimos meses se ha intensificado, ha asumido su adiós. 'Es muy consciente de lo que ha significado para el Barcelona, de lo que ha hecho aquí y de que es hora de iniciar un nuevo reto', indican.

Dos son los equipos que, por su capacidad económica, pueden plantearse el fichaje del mayor icono del fútbol en los últimos años: Milan y Chelsea. El conjunto italiano, que partía con la aparente ventaja de mantener una óptima relación con Roberto de Assis, hermano y representante del jugador, lo ha intentado diversas veces.

Sin embargo, y según ha podido saber Público, al jugador no le atrae la idea de marcharse a Italia: 'Prefiero Inglaterra', se le ha oído decir en el vestuario. Su decisión pasa por iniciar un nuevo reinado en un vestuario en el que no tenga que competir con Kaká ni Ronaldo.

La reciente llegada de Ten Cate al Chelsea facilitaría la adaptación de Ronaldinho a un club que tiene pesos pesados en el vestuario -Lampard y Terry-, una legión de grandes futbolistas entre los que destacan Drogba y Essien, pero ninguna superestrella con la que deba competir. El conjunto que preside Roman Abramovich ya fichó el pasado verano a Belletti, buen amigo de Ronaldinho.

La gran duda que el entorno de Ronaldinho mantiene a día de hoy es la de si el jugador querrá aguantar hasta final de temporada para marcharse o si precipitará los acontecimientos el próximo mes de enero. 'Él es muy impulsivo y se moverá por sus sentimientos del momento. Pero si no es en enero, será seguro el mes de junio', añaden.

El mercado de invierno

Así las cosas, sólo queda esperar a cómo le tratan en el Camp Nou en las próximas jornadas para tratar de anticipar su decisión. De momento, fuentes próximas a la entidad ya critican que no se le traspasara el pasado verano: 'En verano, todos sabíamos que es imposible que un jugador que se ha dejado ir recupere su mejor nivel sin cambiar de vida, de club y de entorno. La decisión de no venderle le costará mucho dinero a la entidad porque desde junio se está devaluando'.

A la espera de que se fije un precio, el futuro inmediato del barcelonismo es triste: empezar a despedir al jugador que devolvió la vida a la entidad, e imaginarle vestido de azul.

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