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Minnesota no le llena a Ricky

El base prefiere la Penya a fichar por los Wolves. Sale quinto, el segundo mejor puesto de un español

NOELIA ROMÁN

El semblante de Ricky Rubio, justo después de que David Stern pronunciase su nombre con acento gringo, lo dijo todo. Habló sin abrir la boca para evidenciar que la joya del baloncesto europeo había sufrido la primera decepción en su fulgurante camino hacia la NBA. Tantos kilómetros, tantas ilusiones, tantos sueños... para, al final, no moverse de Badalona.

Pese a haber sido elegido en el número cinco del draft, la segunda mejor elección para un español tras la de Pau Gasol (número tres), casi nada de lo que le habían dicho y él había fantaseado se había cumplido. Memphis, Oklahoma y, sobre todo, Sacramento habían ejecutado las primeras elecciones de la lotería sin reparar en el base del Joventut, que, a sus 18 años y sin poder ocultar cierta decepción, vio cómo Minnesota se hacía con sus derechos, antes de que los Knicks pudieran elegirle en el número ocho. Era su última esperanza.

En cuestión de segundos, Ricky se colocó la inevitable gorra, besó a su madre y a su padre, y, camino de la mano de Stern. Comenzó a darle vueltas a un futuro que sólo el equipo de Nueva York puede alejar de Badalona. Si los Knikcs logran que los Wolves les traspasen los derechos del base catalán, Ricky considerará iniciar su andadura en la NBA.

La de Sergio Rodríguez, por un cambio de cromos así, se trasladará de Portland a Sacramento, el equipo con el que soñaba Rubio. 'Es un posibilidad real; creemos que los Knicks están interesados, pero no nos han hecho ninguna propuesta', señaló ayer a este diario Esteve Rubio, padre del jugador.

Si esa opción no se concreta, Ricky permanecerá en la Penya. No contempla otra posibilidad, aseguran padre e hijo -'Por supuesto que será en Badalona; siempre ha sido mi casa', ha repetido Ricky-, pese a que Madrid y Unicaja se mantienen a la expectativa por si pueden pescar en río revuelto.

El base pospondrá su aventura americana uno o incluso dos años porque las cuentas no le salen. La combinación del número cinco del draft con los 4,7 millones de euros de claúsula de salida que tiene el joven base ha resultado fatal para sus aspiraciones. Los 3,9 millones de euros que percibiría de salario en los dos primeros cursos no le alcanzan para comprar su libertad. En dos años, ésta le saldría gratis.

Ricky sabe que, ahora, el Joventut no cruzará palabra con él hasta que no retire la demanda que interpuso por estimar que la claúsula era abusiva respecto al sueldo (210.000 euros). 'Los contratos están para cumplirlos. Estaremos encantados de que se quede los dos años que le restan, pero, si no retira la demanda, no tenemos nada que hablar', señaló Jordi Villacampa a este diario. 'Somos un club formador y cada cual actúa según le conviene. Nos sentimos un poco indefensos', abundó el presidente de la Penya. 'El cuadro ha cambiado y ahora, sin prisa, estudiaremos cómo solucionar el asunto. A ambas partes nos interesa', concluyó el padre de la joya, que seguirá brillando en Badalona.

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