La estela del gran capitán sigue viva en el Sevilla. Javi Navarro (Valencia, 1974) ha dejado por unos días su idílico paraíso de Tarifa para estar cerca de sus ex compañeros en los días previos a la final de Copa. El central vivió momentos de oro en el club y fue el encargado de levantar los cinco trofeos conquistados en ese año y medio mágico.

Ha estado en el vestuario. ¿Cómo ve el ambiente?

He visto a la gente muy motivada. En ese vestuario hay jugadores con mucha experiencia, gente que sabe lanzarte ese mensaje que te eriza la piel con sus palabras.

¿Siente nostalgia?

Uff, es algo que me cuesta mucho. Cada vez que he ido al Pizjuán he sentido ese cos-quilleo. Mi físico ya no puede, pero mi cabeza aún me transmite las mismas sensaciones que cuando era futbolista. Han sido 23 años dedicados a esta profesión. Eso no se borra de un día para otro.

Usted lideró un equipo sin experiencia en finales pero que ganó cinco. ¿Algún secreto?

Se habla mucho de cómo era ese Sevilla en el campo. A mí me gustaría también destacar al grupo, al colectivo humano. Fue algo que se fue gestando partido a partido. Alcanzamos un nivel de compromiso y solidaridad extraordinario.

Y Javi Navarro de capo.

No quiero transmitir la idea de capo. En ese equipo estaban Martí, Castedo o el propio Palop. Yo llevaba el brazalete en el campo, pero es del grupo del que emana la autoridad del capitán. A partir de ahí mi labor era más que nada orientativa.

¿Cómo guiaba al grupo antes de una final?

La tensión antes de una gran cita se ve y se palpa. El grupo debe conseguir que esa responsabilidad y esa sensación de que te la juegas se conviertan en una fuente de energía positiva. Un impulso hacia el objetivo y no un freno.

Levantó cinco copas. ¿Con cuál se queda?

La primera UEFA fue un momento muy especial. La mayoría de esa plantilla vivía una experiencia como esa por primera vez. No hay mejor premio para una plantilla de jugadores humildes que poder levantar un trofeo.

Usted conoce muy bien a Álvarez.

Que nadie crea que es un recién llegado. Es cierto que es su primera experiencia como primer entrenador, pero tiene tanta experiencia y ha vivido tantas situaciones que el salto lo ha hecho con muchísima naturalidad. Su gran baza es que conoce a la perfección los mecanismos de esta plan-tilla y sabe qué teclas hay que tocar para encender los motores. Además crea buen rollo.

¿Reconoce a este nuevo Jesús Navas?

Ha crecido mucho y lo que le queda aún. Lo veo cada vez más maduro. Sus condiciones para jugar al fútbol son privilegiadas. A veces, cuando veo jugar a Jesús me da la sensación de que flota por el campo.

¿Es tan especial?

Jesús siempre ha tenido los pies en el suelo y ha sabido muy bien lo que tenía que hacer. Ha tenido un entorno en el que no se le ha forzado, se le ha dejado ser tal como es y eso ha sido un beneficio enorme para él.

¿Una clave para la finalde esta noche?

Esta noche habrá muy poco margen para enmendar un error. No es una Liga, ni una eliminatoria a doble partido. Es muy importante minimizar los riesgos para no cometer equivocaciones.