Este artículo se publicó hace 16 años.
Un pellizco en el corazón
Álvarez recuerda lo que le costó al vestuario superar la muerte de Puerta
El drama empezará cuando los futbolistas del Espanyol vuelvan al vestuario y sientan todo ese espacio libre, toda esa tierra sin dueño que ha dejado Jarque. Elton John lo llamaba una vela en el viento en el final del verano 1997 cuando cantó a la princesa Diana recién fallecida. Antonio Álvarez, "un pellizco en el corazón". Han pasado casi dos años desde que el Sevilla vivió algo parecido a lo de ahora: la muerte de Puerta. Álvarez era el segundo entrenador y entraba a diario a la caseta. "Y lo primero que me encontraba era la taquilla de Puerta y, de repente, no verlo, no escucharlo...".
Llegaban las tinieblas a su corazón, el llanto necesario. "Porque moralmente uno no está preparado... Amaneces y te preguntas, ¿cómo es posible? Te acuestas y te lo sigues preguntando". Pero la vela ya no se enciende. Y la verdad nos lleva a las lagrimas. Elton John tenía razón.
"Los rivales ofrecían flores por Puerta, y eso nos dejaba tocados"
Hace cinco años, el Benfica perdió para siempre a Feher en una lluviosa noche en Guimaraes. Camacho era entonces su entrenador y jamás olvidará a ese futbolista que estaba en la flor de la vida. La cámara fotografío llorando al técnico como parecía imposible en un hombre de esa raza. Pero no hay victoria que iguale a la muerte. Por eso Camacho siempre recuerda aquel desenlace como "el peor momento de su carrera" y confiesa en que no hay día que no se acuerde de Fehler, de su camiseta empapada, de su última noche.
Luego, por supuesto que llegó el día en el que todo volvió a ser como siempre en el Benfica, como también pasará en el Espanyol. Seguramente, ahora no quieren ni pensarlo, porque la motivación desobedece a todo lo que no sea el dolor. Pero llegará, claro que llegará. Y Jarque, desde donde esté, lo celebrará. En el Benfica sucedió a mitad de temporada. Y, en medio de tanto desafío, el dolor se trató como un estímulo. Antes de salir del vestuario, dedicaban un grito en memoria de Fehler, y creen que fue así como conquistaron la Copa de Portugal. El destino les había preparado para la dificultad. Camacho resumió la gesta: "Ese vestuario estuvo a la altura de la tragedia".
Tema tabú"Acordamos con la plantilla hablar de Antonio como si aún estuviera"
Quizá porque esa es la naturaleza de los equipos de fútbol. O de la propia vida, de las velas que se encienden y se apagan. Algo que cada partido se refleja en el Pizjuán, siempre en el minuto 16, que era el dorsal de Puerta. Entonces se recuerda en voz alta al viejo amigo y las estrellas deletrean su nombre.
"Pero no fue fácil de superar, como supongo que no lo será ahora en el Espanyol", recuerda Álvarez, que no aconseja, sólo memoriza: "Recuerdo que al principio no se hablaba nada en el vestuario de Antonio. Era como un tema tabú que no quería tocar nadie. Hasta un día en el que reunimos a toda la plantilla en el terreno de juego y acordamos que debíamos hablar de él como si aún estuviese entre nosotros".
Volvió entonces el buen humor y mejoraron los resultados, aunque la tragedia afectó a la clasificación. "No sabría cuantificarlo en puntos, pero sí, claro que se notó. Máxime en los partidos en nuestro campo, porque cada equipo que venía depositaba un ramo de flores en la parte del césped en la que cayó Antonio, y eso nos dejaba tocados. Por eso se comunicó a los rivales que debían hacerlo antes de los partidos". Y llegó el día, que ahora no se puede ni plantear en el Espanyol, en el que la vela volvió a encenderse. Porque, al fin, el fútbol es un reflejo de la vida con sus pellizcos en el corazón.
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