El que pierda se va fuera

No hay perdón. El que pierda queda fuera en medio de un clima que no es el más deseable. Aún se recuerda el partido de repesca para el Mundial 2006 en el que Suiza y Turquía acabaron a puñetazos, de la forma más incivilizada posible. Luego, está la severidad con la que se ha juzgado a ambas selecciones tras el primer partido. De Turquía, la prensa otomana no ha escrito ni una buena palabra. Suiza perdió. Tampoco cumplió ante la República Checa.

Llegan ambas selecciones en estado de revancha, el desafío imperdonable. En Suiza, mandan las malas noticias. Ha perdido al goleador Alexander Frei, un saco de dividendos en este equipo. La cabeza del técnico Koebi Kuhn también está dividida. Acaba de ingresar a su esposa por un ataque epiléptico en un hospital de Zürich.

En Turquía, el debate también es innegociable: ahora o nunca en esta Eurocopa en la que Nihat, excitado por su magnífico año en el Villarreal, pretendía instalarse entre los mejores. Pero para eso necesita al balón.