Este artículo se publicó hace 13 años.
Un Sastre para Cobo
La carrera llega hoy a Madrid con todo favorable para que 'El bisonte' gane
Ya sólo un despiste o la mala suerte puede evitar que Cobo silbe hoy su victoria en la general por la ancha Castellana. Son sólo 13 segundos, pero casi siempre la última etapa fue un homenaje al vencedor. Una tregua pactada entre los supervivientes de cientos de kilómetros. Hay muy pocos ejemplos de etapa en línea en los que la última jornada se pretendiera derrocar al líder. Quizá el más recordado de los últimos sea el del año 83 con el francés Caritoux y el malogrado Alberto Fernández como protagonistas. La penúltima etapa, una contrarreloj por las calles de Torrejón, dejó en sólo seis la ventaja de Caritoux sobre el bravo escalador del Zor. En aquella última etapa, en un día lluvioso de abril, Alberto Fernández trató de sacar de rueda al líder en un puñado de intentonas, pero Caritoux respondió a cada uno de sus ataques.
"La Vuelta está ganada en un 99%, pero todavía falta llegar a Madrid. Es la última oportunidad que le queda al Sky, pero ojalá sea un día festivo para mí. Matemáticamente no la tengo ganada y hay que disputarla hasta el último día. A 20 kilómetros hemos esprintado, pero Froome se ha equivocado y yo pensaba que salía desde muy lejos, pero le he seguido", dijo un sonriente Cobo.
Hoy, como ayer, habrá dos sprints intermedios con sus respectivos seis segundos de bonificación para el que lo cruce primero. También los 20 que se conceden al ganador de la etapa, Benatti mediante, tal y como demostró en la autoritaria llegada que plasmó ayer. Y hoy, como ayer, por si acaso, Cobo cuenta con Sastre para meterse la carrera en la cabeza y gobernarla. El último cartucho de Froome, si mañana acepta la rendición desde el principio, era el segundo sprint bonificado, a escasos diez kilómetros de meta. Por delante iba Barredo con menos de un minuto de ventaja sobre el pelotón. Y allí saltó Sastre. Soltó cadena con autoridad para evitar que Froome pudiera arañar más de dos segundos. Un escalador, ganador de Tour, en una minicontrarreloj plana orgullosa y solidaria. Sastre picó los cuatro segundos y los dos restantes los ganó Wiggins. Diez kilómetros antes, Froome debió reventar el oído del que le habló por el pinganillo. Debieron decirle que ese último sprint bonificado estaba a 20 kilómetros cuando estaba colocado a diez. Fue el que peleó Sastre con astucia, que no se paró ahí por inteligencia táctica de carrera. Siguió moviendo desarrollos potentes en un terreno para el que no nació ciclista. No le dieron caza hasta los últimos tres kilómetros. Como hizo ya en el Angliru, ese ataque sin más premio que la seguridad para su líder, puso a raya a todo el pelotón.
"Sastre es el capitán de la carrera. Es un superdotado para leer las situaciones y para maniobrar. Con la carrerilla que ha lanzado para atacar en el sprint bonificado y siguiendo después nos ha permitido tener un final de etapa más tranquilo para Cobo", le reconoció Matxin a su veterano. En su día, Sastre no tuvo demasiado reconocimiento como ganador del Tour 2008. En la siguiente edición, ya con Contador en liza tras la sanción al Astana, ni siquiera se le situó entre los favoritos. Esa falta de respeto la ha llevado en silencio, encima de la bicicleta. Para conquistar un par de etapas de prestigio en el Giro 2009 o para trabajar para Cobo. En el final de su carrera, las últimas pedaladas de Sastre están agrandando su figura de ciclista de una pieza, que es lo único que le importa.
Cobo se subirá hoy a lo más alto del podio con todos los merecimientos, pero el maillot rojo se lo ha diseñado el mejor Sastre.
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