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Schuster también examinará al club

El Madrid le ratifica y él mismo siembra dudas

LADISLAO JAVIER MOÑINO

Ramón Calderón ya no le tiene fe ciega a Schuster y el alemán tampoco está convencido de querer seguir en las actuales condiciones. Ayer, mientras el club se disponía a emitir el comunicado en el que ratificaba su confianza hacia él, Schuster creaba dudas sobre su futuro y desnudaba la realidad: club y entrenador se miran de reojo pese a la nota que reforzaba su continuidad: 'Yo también tengo que valorar al final de la temporada lo que me ha dado el equipo', dijo. Tras la derrota en Bremen, en noviembre, expresó lo mismo.

Schuster no quiere cargar en solitario con los fracasos. Ya avisó de ello en agosto cuando, tras negarle el club el fichaje de Ballack, criticó su estructura: 'Aquí mandan y fichan muchos'. Desde entonces, se ha desmarcado de la política de fichajes de Mijatovic y demanda que éste asuma sus culpas.

Pacto hasta junio

La crisis se ha resuelto, de momento, con el pacto de mirar al frente, rematar la Liga desde hoy ante el Espanyol y luego, decidir. Calderón mantendrá al alemán si gana el título y no tiene que apagarle más incendios por su complejo carácter. Schuster, por su parte, examinará al club. Seguiría si le convence el proyecto, si le dejan fichar, y si siente el respaldo del vestuario y del club. Hasta sus oídos, ya ha llegado que sus detractores en la zona noble del Bernabéu cobran fuerza ante Calderón y eso le incomoda.

Las voces contrarias a su continuidad consideran que sus salidas de tono son andanadas en la línea de flotación de la política de imagen del club, que sus bravuconadas reactivan el antimadridismo que generó la prepotencia de la era galáctica. También el vestuario habla de su falta de diálogo y de sus planteamientos. Contra el Roma, los más veteranos no se sintieron el Real Madrid. El equipo no salió a encender al Bernabéu, como suele hacer en la Copa de Europa. Desde el final de Roma (2-1), Schuster insistió en que no tendrían prisa por marcar el 1-0.

Cannavaro criticó esa calma prudencial tras la eliminación: 'Cuando jugamos en el Bernabéu, hay que aprovechar los primeros 15 minutos porque el rival tiene miedo'.

Ayer, Schuster estuvo manso ante la prensa porque su ratificación también implicaba una dosis de mesura aconsejada desde arriba. Aunque dejó otra de sus perlas de pasotismo -que tan poco gustan en el club- para explicar el por qué ya sólo pelean por la Liga: 'No tengo ni idea y no es mi problema'.

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