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Los secretos de una resurrección

Aferrado a su fuerza física y mental, Nadal remontó un 2009 aciago hasta situarse entre los mejores de la historia

G. CABEZA

Nadal es el séptimo jugador en conseguir ganar todos los torneos del Grand Slam. Con 24 años se ha convertido en un referente del deporte español y de la historia del tenis. Una leyenda escondida en los siguientes nueve secretos.

Físico

Pocos jugadores poseen su resistencia y explosividad. Pese a las lesiones, el imponente físico es un gran aliado.

Lesión superada

El año pasado Nadal bajó a los infiernos. Tras un 2008 glorioso ganó Roland Garros, Wimbledon y el oro olímpico en Pekín, una molesta y dolorosa tendinitis en ambas rodillas le dejó fuera de juego. Además, una delicada situación familiar la separación de sus padres acabó de descentrarlo. Superadas ambas circunstancias, en 2010 ha regresado el mejor Nadal.

Planificación

Las mencionadas y reiteradas lesiones de 2009 hicieron recapacitar a Nadal y su entorno. Analizaron un calendario exigente, casi brutal, en el que Rafa era el único de los grandes que lo jugaba todo, y decidieron parar. Planificaron una temporada más racional, con citas específicas para preparar los cuatro grandes, y gracias a eso llegó fresco al Abierto de Estados Unidos por primera vez en siete participaciones.

Psicología

Su tenis es magnífico, pero su gran virtud es la mentalidad. Nadal no se rinde nunca, amedrenta a sus rivales con ello y ha sabido siempre programar su carrera para llegar a ser el mejor. El balear también es un maestro en la táctica. Lo tiene todo bajo control.

Saque poderoso

Recién descubierto el arte de sacar a 200 km/h, el juego de Nadal tiene pocos agujeros. Ha pasado de ser un tenista esencialmente defensivo a utilizar con solvencia casi todos los golpes, lo que le permite pasar al ataque sin sufrir.

Todoterreno

De los siete ganadores del Grand Slam, Nadal es el más inesperado. Desde que dio sus primeros pasos mostró sus preferencias por la superficie de tierra batida. Tras la primera victoria en Roland Garros (2005), nadie apostaba por sus éxitos en pistas más duras y rápidas. Una vez más, Rafa luchó contra el destino. Y lo doblegó. Conquistó la hierba de Wimbledon (2008), venció sobre el cemento de Australia (2009) y, finalmente, el lunes por la noche reinó en Nueva York.

Ambición insaciable

Sólo dos tenistas, Budge y Laver, han conseguido ganar los cuatro grandes en la misma temporada. Ese es el próximo objetivo de un número uno insaciable. Y a más largo plazo, el reto final es igualar a Federer en número de Grand Slams. El suizo tiene 16, frente a los nueve de Rafa.

Deportivo y afable

Nadal ya era el número uno del mundo, pero con su victoria aumenta aún más su ventaja. Y ello no le acarrea envidias ni recelos con sus rivales directos. Se lleva bien con todos. Suma 12.025 puntos, 4.880 más que su inmediato seguidor, Djokovic. Su renta, además, puede aumentar en los próximos meses, sobre todo si firma una buena Copa de Maestros. En 2011 podrá crecer Australia pero, a partir de ahí, sumará pocos puntos.

Superación constante

Con tres Grand Slam y otros tres Masters Series, la temporada 2010 de Nadal es ya, antes de concluir, la mejor de su carrera y una de las más grandes de la historia del tenis. Es el único que ha ganado en el mismo año tres grandes en otras tantas superficies diferentes. Apunta a los plenos de Laver (en dos ocasiones) y Budge.

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