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El Sevilla opta por rebobinarse

Con la vieja y exitosa fórmula de Luis Fabiano y Kanouté, Álvarez consigue su primera victoria ante el Tenerife

ALBERTO CABELLO

El camino más corto hacia la recuperación del enfermo pasa por un tratamiento intensivo a base de remates de Luis Fabiano y Kanouté. La cataplasma milagrosa de Antonio Álvarez ha aparecido en la propia casa. Es cuestión de cálculo y probabilidad. A mayor cantidad de remates y participación en el juego de los dos delanteros del Sevilla, el porcentaje de obtener una victoria siempre será mayor.

El nuevo entrenador, que fue albañil de esa etapa brillante, ha optado por rebobinar la cinta. Llevarla hasta el principio en busca de la génesis. El origen de todo radicaba en la eficacia demoledora cara a portería.

Esa pareja que nacionalizó al equipo en el país de las maravillas durante dos temporadas, ha sido el remedio que ha devuelto a los sevillanos al camino del triunfo. El resto de la alineación se ha puesto a disposición de ambos. Todos por una causa: Lolo, Renato, Adriano, Capel, los pases largos de Palop o los saques de banda de Stankevicius buscan el mismo objetivo. La pelota debe llegar lo antes posible a uno de los dos integrantes del duo.

El africano y el brasileño capitalizaron el juego de su equipo

Capitalizaron de manera exagerada el desarrollo del partido ante el Tenerife. El déficit de tantas y tantas noches en las que ni el africano ni el brasileño se sentían importantes lo pagó el conjunto de Oltra. El estrés rematador de la primera parte fue suficiente para acabar con un equipo demasiado ingenio para competir con garantías en una categoría tan exigente.

La medicina parece lo más inteligente en este último tramo de la competición. El Sevilla tiene un problema que no se soluciona con un simple cambio de entrenador. No se trata de una cuestión pasajera o coyuntural. El centro del campo tiene una carencia de creatividad evidente. El equipo se había movido siempre al paso de Martí, Poulsen, Keita o la hiperactividad de Alves desde el pasillo del 2. Desde entonces, nada ha sido igual.

Sin esas piezas, lo mínimo es mantener el equilibrio. Álvarez ha atornillado a Renato y Lolo al centro del campo como dos piezas de futbolín. Al Sevilla se le han ido muchos partidos por pura cuestión numérica; la suma de más habitantes en la parcela central le condenaba. Para manejar el barco ya se basta Kanouté. Así que los dos medios centros trabajan con ahínco en no perder nunca el sitio.

Luis Fabiano le regaló el primer gol al malí, pero antes ya habían conectado en un par de toques electromagnéticos. Luego le tocó al brasileño fusilar a Aragoneses con un gran disparo a la media vuelta. Otro de los que parece apuntar hacia la mejoría, Adriano, pudo finiquitar el partido antes del descanso.

Sin embargo, nada cambia de un día para otro. La falta de resultados ha sembrado inquietud en el Sevilla. Cierta inseguridad defensiva parece haberse instalado en la defensa. Cuando el Tenerife se plantó ante Palop se percibió falta de contundencia en los hombres de atrás. La falta de puntería, el larguero o el guardameta evitaron que la noche terminara por envenenarse. Los canarios se marearon en la posesión de balón. Una intención agradable que no termina por cuajar. El Sevilla se encontró con el mejor rival posible para sanar algunas de sus heridas de este último mes.

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