Este artículo se publicó hace 2 años.
El Súper Dépor era esto
A Coruña se vuelca con los juveniles del Deportivo, que el miércoles pasado reunieron en Riazor a más de 20.000 personas en las semifinales de la UEFA Youth League.
A Coruña-Actualizado a
Que un equipo de juveniles convoque a más aficionados en un partido que algunos clubes de la Primera División de fútbol no es para nada habitual. Y menos en una ciudad del tamaño de A Coruña, con algo menos de 250.000 habitantes en una comarca que apenas supera los 400.000.
El pasado miércoles, el Juveniles A del Real Club Deportivo reunió en el estadio municipal de Riazor a 20.115 personas, que acudieron al encuentro de vuelta contra el Dynamo de Kiev de las semifinales de la Youth Champions de la UEFA, que juegan futbolistas de entre 15 y 18 años. Una cifra similar a la que registran los partidos del Deportivo, que juega en la Liga Federación, el equivalente a la antigua segunda división B del fútbol profesional.
Fue toda una movilización social, que recordó a la ciudad que hace no mucho tiempo su equipo estaba en la élite: el Dépor ganó una Copa del Rey en la temporada 94/95, una Liga en la 99/00 y tres supercopas de España, en 1995, en el 2000 y en el 2002. Era la época de la presidencia de Augusto César Lendoiro, cuando el equipo también disputaba competiciones europeas y cuando muchos partidos de Champions League acababan con baños multitudinarios en la fuente de Cuatro Caminos y con hormigoneras pintadas de blanquiazul recorriendo el centro urbano.
Aquella era del Súper Dépor de Lendoiro dejó al club con un palmarés envidiable, pero también con enorme deuda que fue comprometiendo su capacidad financiera y que le hizo ir perdiendo jugadores, partidos y esperanzas hasta descender de categoría en la temporada 2017/2018, y, de nuevo, en la 2019/2020.
El año pasado, pese a ser el equipo con mayor presupuesto de la Liga Federación -el accionista mayoritario es la Abanca de Juan Carlos Escotet, que ha situado en la Presidencia del club a el exconselleiro de Industria de la Xunta Antonio Couceiro-, el Dépor tampoco consiguió volver a segunda. Pero este año los juveniles, entrenados por Manuel Pablo García Díaz, que jugó de lateral en el primer equipo han suplido aquellos disgustos.
Pero este año los juveniles, entrenados por Manuel Pablo García Díaz, que jugó de lateral en el primer equipo han suplido aquellos disgustos. "Hoy [por el viernes] les he dicho que son unos privilegiados, que muy poca gente con 15, 16 y 17 años puede decir que tiene detrás todo lo que ellos tienen", dice el entrenador, que se reconoce también afortunado por haber podido vivir "algo irrepetible". "Ha sido una tremenda sensación de unión, ilusión compartida, de corazón", añade.
Adrián Candal: "El fervor que hay con los chavales probablemente es consecuencia de haber tocado fondo"
"El fervor que hay con los chavales probablemente es consecuencia de haber tocado fondo", explica Adrián Candal, periodista deportivo de Radio Coruña, la emisora de la SER en A Coruña. "El club se ha centrado, se ha apostado por la cantera y el resultado ha sido que la ciudad ha vuelto a darse cuenta de que el Dépor forma parte de su identidad y de que estos chicos son el futuro", asegura.
Para hacerse una idea en Madrid o en Barcelona de lo que representa que 20.000 personas vayan a ver un partido en Riazor, hay que extrapolar las cifras a esas ciudades. El resultado es algo así como si más de 260.000 personas fueran a ver a los juveniles del Real Madrid o del Atlético, o más de 128.000 a los del Barça. Ni el Nou Camp, ni el Bernabeu ni el Wanda Metropolitano, los estadios más grandes de España, tienen ni de lejos el aforo suficiente para albergar a tantos aficionados.
El récord del pasado miércoles en Riazor no se fraguó en un día. Porque a pesar de que el primer equipo juega en la tercera categoría estatal, el club sigue contando con el apoyo de una gran masa social: cerca de 20.000 socios, más de los que tienen muchos equipos de primera, como el Villarreal, el Levante, el Alavés, el Mallorca, el Osasuna y el Granada. Y muchos de ellos siguen al equipo cada fin de semana. "He ido a cubrir partidos a muchos sitios donde había más aficionados del Deportivo que del equipo de casa: Tudela, Majadahonda, Calahorra...", cuenta Candal.
Los socios también acuden habitualmente a ver al Dépor femenino, que juega en las instalaciones de Abegondo, un municipio de la comarca de A Coruña donde es habitual que se agoten las entradas. Y también a los partidos del filial masculino, el Fabril.
El Dépor, un "equipo ascensor"
El primer equipo del Dépor ha pasado 44 temporadas en segunda división y 46 en primera. Muy cerca de lo que el argot futbolero se conoce como un "equipo ascensor". Pero al contrario de otros clubes y de otras ciudades, donde la afición suele tener a uno de los grandes como alternativa si el primero no juega en primera, en A Coruña hace tiempo que la opción preferida de la afición más joven es el Dépor, y sólo el Dépor. Aunque el ascensor haya llevado al sótano al primer equipo.
Así opina Carlos Carballal, portavoz de la Federación de Peñas del Deportivo y presidente de la peña A Torcida da Cabaña, de Carballo, quien atribuye buena parte de ese éxito al hecho de que los jugadores más jóvenes se han criado en la cantera: "La mayoría de los que hoy tienen diecisiete años llegaron al club con siete, ocho, nueve años. Hacen verdad eso de que sienten los colores. No son del Madrid, ni del Barça. Son del Dépor".
Los juveniles del Dépor empezaron a engatusar de verdad a los aficionados el año pasado, cuando se clasificaron para la final de la Liga Nacional. Se hicieron con el campeonato tras ganar al Real Madrid en semifinales y al Barcelona en la final, lo que les dio el pase para jugar esta temporada la Youth Champions. En la eliminatoria contra el MKS Pogoń Szczecin polaco, en noviembre pasado, reunieron a 8.522 aficionados en Riazor. En la siguiente, en diciembre contra el Maccabi Haifa de Israel, ya eran más de 12.000.
En la vuelta de las semifinales del miércoles contra el Dynamo cayeron en la tanda de penaltis tras empatar a dos goles en un partidazo enorme. Pero nadie en A Coruña parece sentirse derrotado. Al contrario. La sensación es que esos chicos, su club y quienes fueron a verlos le están dando al deporte una lección sobre lo que de verdad significa ganar.
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